Tres

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Le estaba costando trabajo. Se sentí nervioso, claramente, por las razones equivocadas.

Se encontraban afuera del departamento del rubio. Llevaban ahí parados veinte minutos, pues el indeciso castaño se negada a tocar la puerta.

—Taehyung, si no te animas a tocar lo haré yo —había sentenciado su novio con burla en su voz. Se le hacía tierno ver a su novio actuar de esa forma.

—Lo haré —dijo antes de cerrar los ojos y tocar fuertemente la puerta sin mirar.

Grande fue su sorpresa al no recibir señales del rubio. Abrió los ojos y miró al pelinegro parado a su lado, su expresión detonaba indignación y enojo.

—Te dije —lloriqueó Taehyung como niño—. No abrirá.

Su novio frunció el ceño, pensando. ¿Realmente Jimin estaba tan enojado? No, al menos no como para no abrir la puerta.

—No te alteres, toca de nuevo —dijo Jungkook a su novio, acercándose también a la puerta.

Taehyung siguió las órdenes. Pero al no obtener respuesta en su segundo llamado, tocó más fuerte.

—¡Jimin! ¡Abre la puerta! —gritó el pelinegro mientras se unía a los escandalosos toquidos. Rayos, si seguían así los vecinos no tardarían en reclamar.

—Parece que no está —sugirió Taehyung con frustración mientras dejaba de tocar la puerta y masajeaba sus nudillos lastimados.

—Sí, creo que no está...

Ambos chicos se miraron a los ojos. Estaban decepcionados, esperaban encontrarse al rubio, convivir un rato y tener una amena reconciliación entre los dos mejores amigos.

—¿A dónde habrá ido? —cuestionó el castaño con un puchero y el ceño fruncido. A pesar de todo ya era tarde, su amigo no acostumbraba a salir a altas horas de la noche.

—No lo sé... —respondió Jungkook igual de confundido que su novio.

—Creo que...

Taehyung no pudo continuar de hablar, pues su celular comenzó a sonar con aquel característico tono girly. Al tomar el celular en manos sus ojos comezaron a brillar.

—Es él... —dijo con ilusión en su voz mientras contemplaba la pantalla de su móvil.

—Contesta... —susurró Jungkook en su oído para que reaccionará, pues este se quedó mirando la pantalla como su estuviera soñando.

El castaño deslizó su dedo sobre la pantalla y colocó la bocina sobre su oreja.

—¿Jiminie? —dijo esperando que su amigo por fin le dirigiera la palabra.

¿Taehyung? Soy Yoongi...



Le dolía la cabeza. No sabía dónde estaba y, por alguna extraña razón, tenía ganas de vomitar.

Había despertado tan solo unos minutos atrás y, según lo que su vista había analizado, se encontraba en la habitación de un hospital.

No recordaba con exactitud qué había pasado como para que se encontrará en una cama de hospital, con suero y un brazalete que indicaba su nombre, edad y fecha.

Prefirió no entrar en pánico y esperó pacientemente a que alguien apareciera. Tampoco tenía las energías como para asustarse o llamar la atención.

Pero no esperaba ver una escena como esa, mejor dicho escuchar.

—¡Ni se te ocurra volver a buscar a Jimin! —Se escuchaban gritos del otro lado de la puerta. Jimin frunció su ceño.

Ata(ra)xia | YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora