CAPITULO 40

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Una verdadera despedida

Prendo la vela que está en la mesa del comedor para que alumbre una parte de la cocina. Apagó el cerillo y el humo hunde mis fosas nasales y hago una mueca de desagrado. Sacudo con agresividad la mano para que el aire fresco me llene.

Toda la casa está en completo silencio, la mayoría duerme descansando de un largo día de trabajo y tareas para levantar el muro, además de volver a la “normalidad”.

Por mi parte, los recuerdos de Karina no me dejan en paz desde la cena, intenté dormir, pero no he podido. Es uno de esos días de la semana donde me quedo despierta hasta el otro día.

Dejo la vela en la mesa del comedor, esta alumbra una parte de la sala y oscurece la cocina. Camino al mueble que tiene las hojas de papel reciclado con el propósito de soltar las palabras que tengo en la punta de la lengua; tomo el lápiz  que Rick ha usado para anotar algunas cosas que los habitantes le han encargado cuando sale a buscas municiones y regreso a la mesa del comedor soltando un pesado suspiro una vez que me logro sentar en la silla. Los pies los subo de igual manera quedando con las piernas flexionadas aprovechando en recargar mi barbilla en las rodillas. 

Mis ojos no se despegan de la hoja que se ve un poco arrugada de la esquina. Me inclino hacia adelante y recargo mis codos pasando mis manos por el rostro con exigencia de liberarme. Mis lágrimas mojan el papel y me despego de inmediato para no echar a perder esto. Tomo con fuerza el lápiz obligando a las palabras despegarse de mi boca y así poder hacerme sentir mejor.

Limpio las lágrimas y examino la casa repasando los recuerdos que tengo de Karina.

Aquel día cuando la ví con el machete. La última vez que la ví siendo ella misma. Estaba viva, aún lo estaba.

La punta del lápiz toca el papel. Entonces solo decido soltar las palabras que debí decirle cómo despedida, una que merecía no solo de mi parte, sino también de muchos que la queríamos.

Q̶u̶e̶r̶i̶d̶a̶ a̶m̶i̶g̶a̶  
Q̶u̶e̶r̶i̶d̶a̶ k̶a̶r̶i̶n̶a̶                                     
Hola Karina:

Escribo esta carta para poder estar mejor mejor. A decir verdad eso suena egoísta de mi parte, pero es la verdad. No estás aquí, ya no más. No puedes leer esto.

Debí despedirme apropiadamente de ti. Merecías mejor despedida que solo un puño de tierra hacia tu tumba...a decir verdad no merecías un final así. Tú no.

Desde hace semanas que no dejo de pensarte. No hay día donde mis pies van hacia la casa de Glenn a buscarte, no hay día donde me dan ganas de preguntar si sigues dormida o si estás con Iván.

Es estúpido estar escribiendo una carta que nunca podrás leer, pero supongo que está bien. Puedes que estés bien, es claro que mejor que todos nosotros lidiando cada día con caminantes y cosas peligrosas.

Es lo único bueno de morir.
¿Qué pasa con las demás personas? ¿Qué pasa con nosotros?

Algunas noches siempre me pregunto si hubo tiempo en darnos cuenta antes de que te convirtieran de encontrarte ¿Qué hacías en esa habitación sola? ¿Por qué solo te encerrarte a morir sola? Tenías a papá, Chelín, Aaron, a muchos cerca de tí. Lamento que estuvieras sola.

•𝐒𝐎𝐋𝐎 𝐂𝐎𝐍𝐅𝐢́𝐀• || CARL GRIMES || [TWD]                 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora