CAPITULO 34

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Escuchar

Miro por el vidrio de la puerta a Rick y Michonne en el porche de la casa hablando sobre algo serio. Supongo de la horda que está del otro de los muros porque sus expresión son tensos.

Camino al sillón al sentir el cuerpo pesado y me acuesto con cuidado tratando de calmar la necesidad de sentirme útil y poder hacer lo que prometí hacer: descansar.

Desde donde estoy solo se escuchan los murmullos de los dos y me cubro la cara con el cojín esperando a que mi mente me desvíe a otro tema que no sean caminantes, Enid, Iván, mi madre, Daryl y los demás.

Hay muchas preocupaciones hoy en día y pocas oportunidades.

Escucho a alguien bajar las escaleras y me asomo desde donde estoy quién es aquella persona; Karina habla sola entre murmullos que poco a poco se van haciendo claros, tiene un machete en las manos totalmente limpio que puede brillar gracias a la luz del día que entra por todos los lados de la casa.

No he hablado con ella desde lo ocurrido en su habitación y tampoco la he visto tanto como para tener conversaciones amistosas como antes. Es extraño ahora. Después de lo que dijo probablemente sea todo verdad, pero aún la considero una amiga a pesar de no verla en la enfermería ayer y tampoco el día en que desperté.

Le echo un ojo clínico desde los botines rojizos de tela desgastada hasta su cabello castaño recogido en una coleta muy bien hecha como siempre.

Cuando se percata de mi ausencia  cierra la boca al instante quedándose quieta y le regalo una sonrisa de saludo algo cariñosa y ansiosa a la vez, pero se desvanece al recordar que es amiga de Iván y puede que ya sepa lo ocurrido.

Camina al sillón y recarga sus brazos en los colchones de respaldo, permanezco sentada tratado de descifrar si ya lo sabe; veo cada rasgo facial de ese rostro pequeño y bonito. Me mira con las cejas arqueadas, primero sus ojos castaños viajan a mi rostro y terminan en el estómago donde tengo cubierta la herida con la venda más mi playera y suéter. Tuerce esos labios y arrugo la frente por la reacción tan extraña.

Es la primera vez que me ve y no ha dicho nada. Una sonrisa sería suficiente, pero solo se queda pensando en algo.

Suelta un suspiro y se estira un poco para tocar mi hombro apretándolo un poco. Suelto una risa baja debido a los nervios que ella misma me está empleando.

—¡Qué tal!— le muevo el brazo algo alegre dejando a un lado su relación que tiene con Iván.

Busco el machete que tenía en las manos guiando la mirada hacia abajo.

Sacude la cabeza y la sonrisa aparece en su rostro relajándome un poco dejando en descubierto esa sonrisa tan tierna.


Creí que esa expresión era porque Iván le contó lo ocurrido, sin embargo, está asimilando que sigo aquí todavía.

—Eugene me dijo que ya habías despertado y...—se escucha algo exaltada, su respiración es algo agitada, así que solo levanto los hombros para que se tome el tiempo para asimilar que sigo viva —Sinceramente creí que ibas a morir.

Lanzo mi mano en el aire para minimizar eso. Su comentario lo tomo a la ligera simulando que no me ha importado un poco, sin embargo, me hace sentir mal por alguna extraña razón.

•𝐒𝐎𝐋𝐎 𝐂𝐎𝐍𝐅𝐢́𝐀• || CARL GRIMES || [TWD]                 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora