•𝐒𝐎𝐋𝐎 𝐂𝐎𝐍𝐅𝐢́𝐀• || CARL GRIMES || [TWD]

CAPITULO 18

La confianza en él

Ella sabe que la sonrisa que cargo es fingida al igual que yo sé la de ella. Las dos personas que están en la cocina salen dejándonos solas y dejo la jarra en su lugar con mucho cuidado sin mostrar señales de inquietud ante su comportamiento.

Las luces que iluminan con intensidad hacen que su cabello se vea más claro de lo que es y la piel clara se le ve satinada.

—¿Qué crees que haces? —se queja adentrándome más a la cocina.

Le aparto su mano de mi hombro con la poca amabilidad y tolerancia que me queda en ella.

—Me vine a servir un poco de agua.

Le muestro mi vaso desechable color azul frente a su cara, aparta ese fino rostro del objeto para poder verme.

—No te hagas la graciosita conmigo —achica los ojos escondiendo ese color lindo aguamarina. 

—Te diré lo que hago; Evito a que le sigas coqueteando a mi novio —sonrie de lado cuando digo la verdad dejando ver ese colmillo de su dentadura—Carl a veces suele ser amable con sus amigos y no voy a permitir que te aproveches de eso.

Suelta una risa tan cínica provocando que mi rostro se ponga serio.

No es lo que esperaba ni si quiera se acerca un poco. No quería tener problemas de nuevo con una chica, pero con esa risa me acaba de abrir la puerta, aún así  trato de evitar cruzarla para evitarme un conflicto.

Ella toma mi vaso de la barra y lo inclina para beberlo para beberlo. Levanto la mano en un movimiento rápido. Se lo quito.

—¿Eres su dueña, Jennette?

Deslizo la mirada a los apagadores de la cocina negando junto con los hombros alzados para negarlo.

En absoluto. Carl puede hacer lo que quiera.

—No, pero sí una persona que le cuida las espaldas dispuesta a tomar los riesgos por él.

Bebo de mi vaso orgullosa por lo que acabo de decir. La rubia se cruza de brazos riendo incrédula negando con la cabeza. Los mechones de pelo se le resbalan de la oreja y ella los regresa a su lugar dejando visible unas arracadas de color azules que combinan con sus ojos.

Si quiere decir algo que lo diga ahora.

—Pensé que las personas habían cambiado en este maldito fin del mundo— arqueo una ceja al no comprender a qué va eso —Solo dilo. Sabemos que hay pocas oportunidades ahora y tú más que nadie sabe que tenemos que aprovecharlas —recarga su cintura en la barra para verse tan relajada y cómoda—Confiesa que solo estás con él porque creíste que era el último chico de la tierra. Querías aprovechar esa cursilería.

Me pongo en la misma posición a su lado para seguirle el juego. Cualquiera que nos viera diría que estamos hablando como unas viejas amigas, pero es todo lo contrario. En estos momentos quiero aventarle la jarra en la cabeza para que deje de decir tantas estupideces.

—La verdad no— muestro que no me afectan sus palabras —Creeme. Hay muchos chicos allá afuera que uno puede ser para tí.