CAPITULO 27

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Buscar algo inexistente

Abro la puerta dispuesta a ir a la habitación de mi amiga, sin embargo, algo me hace detener quedando atontada. Me quedo paralizada desde la entrada al ver a Tara despierta recargada sobre la cabecera de franjas metálicas de la camilla. Tiene una camiseta de tirantes color negra que deja al descubiertos sus hombros.

Todavía se ve tan débil, pero estar despierta ya es un gran avance, demasiado a decir verdad.

Rosita regresa a verme con una sonrisa mientras deja el tazón de sopa en el mueble de a lado, el vapor se levanta y desaparece a los pocos centímetros de altura.

Me acerco en pasos urgidos a ella para darle un abrazo cuidadoso. Apenas ella toca mi espalda con su mano y da palmas sobre esta como un cariño. Recargo mi barbilla en su hombro suave aliviada de que las cosas al fin estén mejorando.

—Me alegra que estés de vuelta — digo entusiasmada y ella achica los ojos comprobando si mis palabras son correctas.

Trazo una sonrisa enorme en el rostro. Los ojos de la chica viajan atrás de mi hombro por un momento y vuelve a sonreírme. El toque de unos dedos en mis costillas me hacen sobresaltar del susto y suelto un grito tan agudo provocando una mueca de dolor en Tara, así que me tapo la boca con un manotazo muy merecido. Iván aparece atrás de mí ahogando en carcajadas por mi reacción junto con Rosita.

Tiene una playera gris de manga corta y los pantalones vaqueros color negro. Se ve diferente a comparación de otros días.

—¡Debiste verte!— dice con dificultad por falta de aire.

Cuando aprecio que los tres rien de mi reacción, los miro con la boca abierta algo dolida a ser el origen de su burla, me cruzo de brazos para fingir que esto no es gracioso, sin embargo, la sonrisa contagiosa aparece en mi rostro como por arte de magia dejando atrás malos momentos entre nosotros. Me integró a esa divertida broma llenando la sala principal en un buen ambiente.

Mi padre sale de una habitación y corro a él como si de una carrera por salvar mi vida se tratase. Rodeo media camilla de Tara quedando enfrente de mi progenitor.

—¿Por qué tanta risa?— cuestiona el hombre viendo a cada uno de nosotros que apagamos ese dulce sonido con dificultad.

Una chica rubia sale del otro pasillo mirándonos como bicho raro a los cuatro mientras camina al estante de lado izquierdo metálico color beige. Mi sonrisa es arrancada de mi rostro cambiando a una expresión preocupada al recordar el motivo por el que estoy aquí.

Ayer no pude dormir las pocas horas que tuve de descanso por estar pensando en varias cosas y sobre todo, en el bienestar de mi amiga. También porque ese sillón en la habitación de Ron es tan duro al igual que el suelo del bosque.

Jalo muy suave su manga de camisa militar de que tiene arremangada para llamar su atención ya que sigue viendo los movimientos de una Tara muy sonriente por verla despierta. Baja la mirada a mí.

—¿Cómo está ella?

—Mejor que ayer. La Melody inquieta e irritante ya está de regreso —bromea para tranquilizarme —Puedes pasar a verla. Es el cuarto del fondo.

Debido a su voz tan tranquila me doy cuenta que dice total verdad. Me rasco la cabeza ya más relajada y asiento muy leve soltando el aire por la boca.

•𝐒𝐎𝐋𝐎 𝐂𝐎𝐍𝐅𝐢́𝐀• || CARL GRIMES || [TWD]                 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora