CAPITULO 49

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Equivocaciones guiadas
a un regreso

Le quito mi cuchillo de la mano con cuidado para que la hoja filosa no me lastime los dedos. Tengo que retroceder unos pasos para ver su rostro que me mira con tristeza después de lo que le he confesado y el verdadero motivo por el que estoy haciendo esto.

Regreso a las escaleras metálicas y limpio mis manos todavía manchadas de esa sustancia aceitosa tan desagradable. Las costras del metal oxidado se pegan a mis manos, pero no le tomo importancia con tal de subir esas escaleras rectas lo más rápido posible.

Respirando hondo para poder sentir el aire limpio y fresco una vez que mi cabeza siente el aire libre. Parece que he cambiado de dimensión. Ahora todo es iluminado y tranquilo mientras que abajo es tan oscuro y con un ambiente terrorífico.

Bajo la mirada a la alcantarilla donde se logra ver su cabellera pelirroja gracias a la luz del día soleado. De igual manera, se limpia las manos en su chaleco para que no se les resbalen a la hora de tocar el tubo para sostenerse.

Sin esperarla, empiezo a caminar a la casa de Rick con el propósito de quitarme la ropa mojada y llena de sangre junto con ese líquido verde amarillento.

Subo corriendo los escalones. Al abrir la puerta, me doy cuenta que no hay nadie, ni si quiera Olivia que cuidaba de Judith cuando salí de la casa para hacer guardia. Es algo bueno.

Subo corriendo a cambiarme de ropa. El espejo que está a un lado de la ventana decorado con algunos stickers que Melody ha sacado de las revistas decoran los alrededores dandole su propio estilo. Puedo ver que también el cuello lo tengo manchando y los antebrazos. Esto no se quitará con un simple cambio de prenda.

Cierro la puerta con seguro, luego camino a la ventana hasta asegurarme que no hay posibilidad de que nadie entre mientras me esté bañando. Me adentro al baño. Despojo toda las prendas sucias y me meto a la regadera para quitarme toda la asquerosidad que pegajosa de la piel.

Al salir, me pongo unos pantalones flojos de mezclilla, la camiseta manga raglán corta y la chaqueta marrón. Subo el cierre hasta el cuello por alguna extraña razón. El clima sigue siendo agradable, pero un motivo desconocido se presenta para tener puesta una chaqueta de este tipo.

Camino de vuelta al pasillo y bajo las escaleras corriendo. Todavía no hay nadie. El silencio continúa y no solo en la casa. Solo se fueron unos cuantos, sin embargo, parece que toda la comunidad está sola a lo que me preguntó dónde estarán los demás.

Salgo de la casa y saco mi arma viendo las balas que tiene el cargador.  Chasqueo la lengua y de nuevo empiezo a caminar por las calles para ir a la casa de Olivia. Bajo un poco la cremallera de la chaqueta al sentir que me ahogo. El aire fresco abraza la piel de mi cuello obligándome desde mis adentros en ir despacio luego de sentir el ardor en las pantorrillas.

Subo las escalones de cemento de su casa y toco su puerta con los nudillos. Doy medio giro para ver la calle mientras espero, pero no tarda ni dos segundos en abrir.

—¡Hola!— la saludo con una sonrisa una vez que se deja ver.

Se acomoda esos lentes que la caracterizan mirándome con extrañeza al ver mi sonrisa más grande lo normal. Las mejillas me duelen. Aguanto. 

—Creí que estabas en la base haciendo guardia. Melody me dijo que no te has despegado de lo que lleva del día —aprieta su libreta a su pecho.

•𝐒𝐎𝐋𝐎 𝐂𝐎𝐍𝐅𝐢́𝐀• || CARL GRIMES || [TWD]                 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora