CAPITULO 28

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Su verdadero yo

Judith me extiende la muñeca mientras balbucea en voz baja pareciendo que habla sola, al ver que no se la recibo la azota muy suave sobre mis piernas insistiendo mientras sus balbuceos se vuelven más fuertes al grado de que Carol nos eche una mirada curiosa para averiguar si estamos conviviendo cómo se debe, así que no tengo remedio que recibirla y esperar a que me la vuelva a pedir mientras veo como juega con los bloques de plástico que le ha conseguido mi padre. Ella toma uno de color rojo y nuevamente lo azota sobre la alfombra de la sala. Alzo una ceja al no comprender su entretenimiento. Me estiro para alcanzarlo y devolverlo a ella.

Carol nos hecha otro vistazo desde la cocina muy sonriente, estiro mis piernas al sentirlas entumecidas. Mi amiga pasa por quinta vez el trapo por la barra de la cocina percatándose de que no quede ninguna mancha de su especialidad del día de hoy. Podría decirse que el mármol brilla con intensidad, pero no, aún así podría pasar su sigue limpiando de esa manera.

Me intriga qué cocinará hoy. Siempre me sorprende al igual a cómo limpia más de lo que acostumbra.

De nuevo nos mira a ambas y camina a la puerta. Tomo a Judith en brazos y la cargo para acercarme a ella y preguntarle a dónde va antes de que me deje sola con la pequeña Grimes. Al parecer comprende mi intriga porque mi paso es veloz que mis calcetines resbalan por el suelo, por milagro me recupero asustada por tirar a Judith. Carol me echa una mirada seria para que me ponga los tenis antes de que en verdad caiga.

—Voy con Olivia, traeré ingredientes para el almuerzo.

Asiento mientras le acomodo la playera de puntos amarillos a Judith tapando su estómago que ha quedado al descubierto.

—No te preocupes, cuidaré a Judith hasta que regreses —miro a la pequeña con una sonrisa acomodando su cabello por detrás y luego alzo la mano para que choque los cinco.

Lo único que logro es que me extienda de nuevo su juguete y finjo molestia ante la pequeña.

—No hace falta que te quedes toda la mañana cuidándola— niega y al instante la sonrisa se le borra quedando a una forzada —En los últimos cuatro días Carl se la ha pasado con Celeste. Casi no lo veo en casa y tiene que recordar que tiene una hermana.

—Tal vez quiere estar distraído—digo fingiendo importancia —Los demás salieron a desviar a una horda, así que debe de estar preocupado por el plan.

Paso mi mano por la mejilla suave y clara de la hermana menor, la acaricio con cuidado y nuevamente paso la mano por detrás de su pequeña cabecita. Carol chasquea la lengua, señala las escaleras con el dedo índice abriendo la puerta principal de la casa dispuesta a salir por esos ingredientes de una vez.

—Sube a decirle al chico que lo quiero aquí cuando regrese, aunque sea para que me ayude en la comida.

Hago un puchero sintiendo como el ánimo se me baja hasta por los suelos al escuchar su orden.

Antes que nada, sería tonto decir que no me dan celos. Eso es normal. Pero imaginar que en los cuatro días que lleva sin hablarme como si yo no existiera, esté con la chica que tiene planes de arruinarme la vida. Eso es lo que me molesta. Puedo soportar cualquier cosa, pero definitivamente a Celeste ya no.

Hace cuatro días que Pete murió. Todo ha cambiado por completo. Extrañamente siento Alexandria ahora como un hogar como en la prisión. Rick lo consiguió, tiene el regreso de las armas y también un “puesto” como líder. Deanna está tan ocupada procesando la perdida de su esposo que no se da cuenta que Alexandria ha cambiado.

•𝐒𝐎𝐋𝐎 𝐂𝐎𝐍𝐅𝐢́𝐀• || CARL GRIMES || [TWD]                 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora