Capítulo 1 🔥

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Si buscas amor verdadero, renuncia a los amores mediocres que te encuentres.

Paulo Coelho.

Diez años despues del final del primer libro

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Diez años despues del final del primer libro.

Los mellizos tienen ocho años y medio.

Corre el mes de Mayo.

Narra Rose.

—Hacemos todo lo posible —dice el doctor acercándose por tercera vez a nosotros.

—Hagan más de lo posible, entonces. Él no puede morirse. —Me desplomo ante eso último. Jordy no puede morirse. Siento unos brazos rodeaerme los hombros. Sé que es Ian, su perfume me lo advierte.

—No morirá señora. Su hijo está en buenas manos, se lo prometo —asegura. Con eso se va. Veo a Marcus seguirlo. Él debe sentirse peor. Me aferro al abrazo de Ian mientras que me promete una y otra vez que nuestro hijo estará bien.

—¿Y si muere? —susurro contra su pecho. Alza mi barbilla con su mano para que lo vea. Sus ojos se ven igual de perturbados que los míos.

—No lo hará. Nuestro hijo es fuerte —promete. Niego con la cabeza, secando mis lágrimas. Veo como Selene nos mira y me alejo un poco de Ian. Sé que a ella aún no le gusta mucho nuestra cercanía, ni hablar de su pensar sobre mi matrimonio con Marcus.

—Él es fuerte —repito sus palabras. Quiero convencerme de eso. Es increíble como en un abrir y cerrar de ojos, este día se ha dañado por completo.

Todo empezó tan bien... Pasé el día con los niños, tanto Zoé, Jordy y Liam, el hijo de Ian con Selene, es el menor de los niños, obviamente. Acaba de cumplir los cinco años, pero es un niño muy inteligente y hermoso. Tiene los ojos oscuros como su madre, pero el color de piel de Ian.

En fin, pasamos todo el día en el centro comercial, porque cada uno quería comprar un regalo personal para Marcus, quien cumple años mañana. Me entristece pensar que por este accidente, él está sufriendo ahora y no podrá disfrutar lo que los niños prepararon para él.

Suspiro y lo busco con la mira. Lo encuentro sentado en una de las sillas al fondo, con sus manos cubriendo su rostro. Está agobiado. Camino sin dudar hasta él.

—Ciao mio re —saludo al llegar. Alza su preciosa vista a la mía, acelerando mi corazón.

—Perdóname, mi reina, no era mi intención —susurra y sus ojos se llenan de lágrimas. Sabía que iba a culparse, pero no fue su culpa. Lo hago enderezarse y me siento sobre sus piernas para abrazarlo.

—No tengo nada que perdonarte, amado mío, no es tu culpa. No podíamos predecir el futuro, pero sé que Jordy va a salir de esta, mi amor. Yo tengo fe, tú también debes tenerla —pido, mirándolo a los ojos. Ya he secado sus lágrimas.

Per Sempre. [Completa] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora