Un acuerdo tentador | I saga tentación +18

•|Capitulo Ventiuno|•

Evangeline

Luego de pasar aproximadamente tres horas explicándoles a las chicas porque Alejandro salía de una tienda para bebés, lograron calmarse.

Les juro que temí por mi vida y obvio por la de Ely luego de su desmayo costó que reaccionara.

Luego del susto que llevamos porque Ely no reaccionaba el personal llamó al chofer y nos fuimos directamente a casa de Alejandro o ¿debería decir mi casa?
Llegamos hace una hora y son las diez de la noche y ya las chicas se encuentran durmiendo, yo por mi parte tengo los nerviosos a flor de piel y eh decidido hornear un pastel para calmar los nervios.

Estoy recostada de la encimera de la cocina pensando en que pastel podría hacer y solo me llega a la mente el momento en el que Alejandro mencionó que el pastel de chocolate y fresas es su preferido.

No pierdo más tiempo y empiezo a sacar todos los ingredientes del refrigerador.
Mido las cantidades extractas mientras mezclo, con el bol en una mano y el batidor en otra ando toda la cocina y los pensamientos negativos nublan mi mente.

Mi madre debería estar conmigo el día de mi boda, ayudarme a prepararme, darme seguridad, mi hermana ayudándola pero ella decidió abandonarme con personas abusadoras que apenas conocía, cuando vi a Yanet luego de tantos años se había convertido en una mujer hermosa, muy parecida a Ester y creí que no sería como ella, pero cuando intercambiamos palabras solo dijo cosas que rompieron mi corazón, "me eligió porque soy mejor que tú, tuvo la oportunidad de llevarte con nosotras y te dejo a tu suerte" "no eres más que una estúpida protegida por Alessio pero algún día se dará cuenta de lo zorra  provocadora que eres y te abandonara justo como mi madre"

Luego se eso me alejé de Alessio pues creí que ella tenía razón y que yo no valía nada, pero luego pensé que ella me buscó porque necesitaba dinero y supe que las que estaban en miseria eran ellas.

Sacudo la cabeza olvidando todo eso y vierto la mezcla en dos moldes y graduó el horno luego de ingresar las mezclas, busco jugo de naranja y frutilla y me siento a esperar mientras abro mi portátil y reviso cosas de la oficina.

Escucho el sonido del horno y miro el reloj en la pared me di cuenta que pasaron casi dos horas y yo revisando todo lo de la oficina.

De un salto me pongo de pie y busco los guantes para sacar los moldes del horno, luego los dejo reposar por casi quince minutos, los desmoldo, corto la pancita que queda al hornear y busco las fresas y el sirope de chocolate.

Me muevo en la cocina buscando un plato donde poder montar mi pastel y pongo la primera parte, lavo las fresas y más corto en trozos pequeños las pongo en un pequeño recipiente y le vierto un poco del chocolate derretido, vierto esa mezcla encima y esparzo el relleno, hecho un poco más de chocolate y pongo la otra capa encima, tomo con fuerza el bote de chocolate y hecho mucho encima del pastel con una paleta lo desbordo por las orillas hasta que los hilos de chocolate tocan el plato, las frezas restantes las acomodo encima y al rededor dándome un hermoso toque, escucho la puerta principal abrirse y tomo una tu allá de cocina empezando a limpiar todo el desastre que ocasioné.

-Puedo acostumbrarme a esto - Alejandro entra como siempre enfundado en un traje súper elegante, pero algo destaca y es su pelo desordenado, se pasa las manos por el pelo y veo el porqué de tal estilo.

- ¿Acostumbrarte a qué? - término y lavo mis manos, mientras el seco me acerco a la encimera.

-A cuando llegue de un día ajetreado encontrarte en casa horneando mi pastel favorito - Sonríe y siento mi cara arder porque pensé que pasaría por alto el estilo del pastel.

- ¿Quieres una rebanada? - pregunto mientras corto el pastel a partes iguales para seis personas.

Siempre que horneo las chicas tienen que tocar, aunque sea una pequeña parte, me hicieron prometerlo cuando estábamos en la universidad.

-Por favor - sus ojos brillan mientras deslizo el plato hacia él.

- ¿Te gusta? - muerdo el interior de mi mejilla, aunque sé que sabe bien la curiosidad me gana

-Mmm...- Gime mientras come e instintivamente cierro mis piernas haciendo presión.

Jesús es que no sabe el efecto que causa en las mujeres, me deleito viéndolo comer y como un poco también cuando limpio todo y estoy por irme su voz me detiene.

- ¿Lista para mañana? - pregunta mientras se acerca para subir conmigo.

-Lista para ser tu esposa Alejandro.