•|Capitulo trentaicuatro|•

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Evangeline

Camino a paso decidido y segura ignorando las miradas de burla y lástima que me dedica cada persona en este lugar, cuando llego a mi lugar rápidamente busco los papeles qué hay que redactar y bajo el piso de redacción.



Marie la señora encargada de esta área me sonríe amablemente y me deja sola con una impresora. Pongo los papeles y pulso los botones correspondientes esperando que haga su trabajo.



Tomó asiento en el pequeño banco que está al lado de la impresora y agradezco haber agarrado mi celular conmigo, lo desbloqueo y navego en las redes desde que me convertí en "la señora Edwards" no han parado de llegar propuestas para promocionar perfumes, bolsos y ropa de las marcas más prestigiada, muchas marcas se dieron cuenta que soy vestida pro Artemisa y buscan hacer un trabajo en conjunto para que utilice su ropa.



Alejandro para ser uno de los hombres más impotentes y adinerados de la ciudad y conocido en todo el mundo por el manejo y confianza de sus bancos y el servicio en sus hoteles es bastante pendejo, en ovaciones actúa como un niño.



Cuando me planteo la idea de los guardaespaldas me negué rotundamente, a mi alrededor solo tengo al chofer y los dos guardaespaldas, pero un anillo completo de seguridad resguarda mi alrededor.



Mi celular vibra por la notificación de un mensaje pensaba ignorarlo hasta que vi el nombre de Alessio, decido no verlo pues ha estado muy insistente luego de lo qué pasó.



Entro a Instagram, pero mi navegación se ve interrumpida por el sonido de una llamada y el nombre de Alessio se lee en negritas, suspiro con pesadez y contestó.



-Hola - digo y me pongo de pie al ver que mal copiadora termino su trabajo.



-Chubi - su voz suena emocionada - A despertado - agarro fuerte el celular por que sentí que se me iba a caer.



-No juegues conmigo - mis ojos empiezan a cristalizarse.



-Pide verlas Chubi, vengan lo antes posible - cuelga, recojo rápidamente cada hoja y me dirijo a mi piso.


Llegó a mi escritorio y dejó las hojas hay, recojo mi bolso y voy a la oficina de Alejandro, entro sin tocar y lo encuentro con su celular pegado a la oreja mientras sonríe.



-Alejandro - mi voz sale en un jadeo por caminar rápido me sofoque, debo hacer ejercicio.



- ¿Qué pasa? ¿Te pasa algo? - se levanta preocupado y camina a mí.



-Necesito llevar rápido al hospital.



- ¿Le pasa algo al bebé? - está pálido y camina de un lado a otro.



-Camill despertó - se detiene y me mira fijamente, luego reacciona y me toma de la mano y salimos de la oficina.



Todo el camino es en silencio y desde que entramos al recinto del hospital no espero que aparque y abro la puerta y salgo del carro, camino rápidamente por los pasillos hasta llegar a la puerta y abrirla de golpe, la señora Ana está sentada a un lado de su cama dándole ¿gelatina?  y Alessio está sentado en el sofá y cuando me ve sonríe.



-Siempre tan dramática.


Ignoro su comentario y camino hacia mi amiga que me mira fijamente.



-Despertaste - intentó abrasarla y me detiene poniendo su mano en alto.



- ¿Quién eres? - pregunta y mira a la señora Ana buscando respuesta.



Miro a Alessio que niega con la cabeza y me da una mirada de disculpa.

No, no esto no puede estar pasándome.


Siento que me mareo y de repente todo se vuelve negro.

Un acuerdo tentador | I saga tentación +18 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora