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Luke











—De verdad que no tengo muchas ganas de salir de casa —le dije a Calum quien estaba viéndome desde la entrada de la casa.

—Vamos Luke, tú ya habías aceptado no puedes dejarnos tirados.

—No los estoy dejando tirados..solo estoy diciendo que no iré.

—Luke es lo mismo.

—¿En serio quieres iniciar una discusión para ver si es lo mismo?

—Luke, solo haces falta tú y no planeo irme hasta que tú vengas conmigo.

—Pues yo que tú, me pongo cómodo porque no pienso salir.

—Maldición Luke, ya habías aceptado no puedes negarte, todos quedamos en que iríamos y en que nos divertiríamos como los amigos que se conocen desde hace un poco más de una década y se aman.

—Sé en que quedamos, pero de verdad no me apetece ir.

—¡Maldición! Luke Robert Hemmings mueve tu trasero de ese sofá ponte los malditos zapatos y sal de la casa o juro que te sacaré.

—No serías capaz de hacerlo —lo rete con burla, Calum solo puso los ojos en blanco y camino hasta mi.

Vaya, estaba dispuesto a hacerlo de verdad.

—No te atreverías...

—Pruébame.

Calum intentó jalarme de los brazos, pero no logró mucho, en realidad si seguía tirando de lo haría que cayera al suelo y eso no sería nada agradable.

Ambos poníamos resistencia para obtener lo que queríamos, Calum en serio estaba hablando en serio cuando dijo que me sacaría de la casa.

No tenía ni una mínima idea de cómo fue que acabamos montados en su auto de camino al club.

—No puedo creer que en serio me hayas montado al auto —farfullé un poco.

—Te dije que lo haría.

—Y creí que bromeabas.

—También te dije eso...solo es un club Luke.

—Sé perfectamente lo que es, pero créeme que no tengo muchas ganas de ir.

—Pues ya estás aquí yendo de camino.

Tenía razón ya no había razón por la que discutir con Calum, así que tan solo di un suspiro y subí uno de mis pies al asiento para subir el cierre de las botas, ya que no tuve tiempo de ajustarlas después de que Calum y yo saliéramos a rastras de la casa, no recuerdo siquiera haber apagado la televisión.

El bar no estaba muy lejos de mi casa así que después de 15 minutos habíamos llegado, por suerte gracias a Calum nos ahorramos esa entrada al bar con un montón de paparazzi esperando a que llegáramos, después de la llegada de los demás sería bastante probable que ahora los paparazzis estuvieran esperándonos.

Entramos hasta el estacionamiento y salimos del auto para entrar al club por la puerta trasera que era menos transitada.

—Para no estar "arreglado" luces bien.

—De hecho si me había arreglado para salir, al último momento decidí que no quería ir, pero aquí estoy.

Calum soltó una risa burlona y se adentró al lugar al igual que yo, era un tanto extraño ir a un lugar donde las personas fueran bajas, ya que me hacían pensar en que si yo era demasiado alto o las personas demasiado bajas. Y en otras situaciones esto no tiene importancia.

Avanzamos entre las personas, Calum era quien me guiaba ya que él sabía donde estaban los demás y según por lo que me dijo, están esperando por nosotros desde hace algo de tiempo. Así que ya estaba preparado para algunos de sus reclamos por estar llegando tarde, cuando fui uno de los primeros en aceptar está salida en primer lugar.

De eso estaba completamente seguro.

Mientras caminábamos inspeccione un poco el lugar y pude darme cuenta de que estaba más lleno que las veces anteriores, fue algo inconsciente cuando mi vista se dirigió a la barra en busca de alguien en específico.

No sé si fui discreto o muy obvio el buscar a la castaña entre las personas que estaban en esa área del lugar, y por un par de minutos pudo encontrarla atendiendo a las personas que se acercaban por un trago más.

Estaba dispuesto a dejar de verla para seguir mi camino y evitar algún problema con un extraño, pero fue ahí en la que nuestras miradas se encontraron y ella sonrió y pude notarlo desde la distancia a la que estábamos y yo hice lo mismo. 

Ella fue quien dejó de verme ya que tenía que seguir atendiendo la barra y yo seguí mi camino hasta llegar a la mesa donde estaban  todos bastante contentos.

—¡Al fin! —exclamó dramáticamente Michael al verlo llegar.

—Estábamos a punto de llamar a la policía y reportarlos como desaparecidos.

—Y yo soy el exagerado.

Me acerqué a cada uno de ellos para saludarlos y luego sentarme en una orilla y a mi lado estaba Sierra con la que comencé una conversación bastante entretenida mientras bebíamos un poco y de paso bromeaban.

Después de todo, esto no parecía nada mal.














—Ya vuelvo —avisé en el momento que me puse de pie.

La única que me respondió fue Sierra ya que todos parecían estar muy ocupados por saber cuántas veces podían girar el vaso.

Comencé a caminar en dirección al baño, para lavarme las manos y echarme un poco de agua en el rostro ya que tenía algo de calor aquí adentro...quite los pocos cabellos que me molestaban dejándolos atrás.

Tome una toalla de papel y me seque las manos para luego tirar el papel en el sesto y salir del la habitación.

El plan era regresar a la mesa, pero también me di cuenta de que estaba cerca de la barra, ir a pedir algo un poco fuerte no estaría mal. No tuve que avanzar mucho entre las personas para llegar a la barra u sentarme en una de esas sillas giratorias.

Puse mis antebrazos recargados en la barra de mármol negro esperando paciente.

—Buenas noches, ¿qué desea pedir? —su voz se lograban escuchar sobre la música.

Levanté un poco la vista encontrándome con su mirada y su típica sonrisa amable y servicial que la mayoría de las veces en la que la he visto tiene.

—Buenas noches, dame un puro de whisky.

—Por supuesto.

Ella retrocedió un poco y tomo un vaso de cristal especial para este tipo de bebidas y tomo la botella de whisky vertiendo un poco del líquido en el vaso de cristal.

—Aquí tienes —me lo paso sobre la barra hasta mis manos.

Su dedos apenas rozaron un poco los míos cuando alejo sus manos con lentitud. La vi una vez más e intenté darle lo más parecido a una sonrisa.

—Gracias —tomé un poco del vaso.

—No hay de qué, si necesitas algo más no dudes en pedírmelo.

La observé un poco más y me di cuenta de los numerosos aretes adornando su oreja.

Cuando había dicho aquello creí que se iría inmediatamente, pero no lo hizo, se quedó esperando a que le respondiera algo más, pero no obtuvo mucho de mí en ese instante.

Antes de que las palabras abandonarán mi boca, lo medite más veces de las que eran necesarias al igual que las posibles consecuencias que podría tener, pero arriesgarse un poco más de lo normal, no está mal.

—¿Quieres salir conmigo?

Beloved Hearts | L.HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora