❥ 45

326 43 42
                                    

Bella




—¿Qué quieres cenar? —preguntó Austin viéndome.

—No lo sé, no tengo nada en mente.

—¿Quieres salir a cenar o te gustaría que te preparara algo? No es por presumir pero cocino muy bien —me guiñó el ojo y le sonreí.

—Sorpréndeme entonces.

—Como usted quita señorita —hizo una reverencia y luego me sonrió—. Ya vuelvo, mientras relájate.

—Lo haré.

—¿Confías en que no incendiare tu cocina? —me vio antes de entrar en la cocina.

—Confió plenamente en ti Austin.

Y era cierto, confiaba en él. Austin entró a la cocina y yo no hice más que sentarme a ver la televisión mientras comenzaba a sentir el olor de la pasta que seguramente debía de estar haciendo.

Austin llevaba exactamente una semana en Nueva York, había estado haciendo un montón de cosas por lo de la sucursal que me sorprendía que aún tenía energía para hacer más cosas.

Siempre se ofrecía a ayudarme a hacer la cena, pero no permitía que lo hacía, y sentía que este era mi karma por no haberlo dejado antes.

Me puse de pie y caminé hasta la cocina, no podía estar más tiempo sentada sin hacer nada y mucho menos sabiendo que Austin estaba haciéndome la cena.

—Bella se supone que no deberías estar aquí —dice el chico viéndome un poco extrañado.

—Lo sé, pero no podía estar un segundo más sentada sin hacer absolutamente nada Austin. Déjame ayudarte con algo.

—No Bella, yo haré la cena.

—Por favor, déjame ayudarte en algo.

—No es mi turno de preparar la cena, tú siempre quieres hacerla, es justo que esta vez me toque a mí.

—Austin...—hice un pequeño puchero y él negó lentamente.

—No intentes hacerlo Bella, esta vez no lo lograrás.

—Por favor se lindo conmigo y déjame ayudarte —me acerqué hasta donde estaba dándole espacio para que pudiera moverse.

—Bella...—esta vez fue él quien arrastró mi nombre mientras movía la pasta que estaba haciendo y que olía delicioso—. Estoy por terminar, solo faltan unos minutos.

—Por favor Austin, necesito hacer algo antes de morirme de aburrimiento. ¿Puedo poner los platos siquiera?

—No te rendirás hasta que acepte, ¿no es así?

—Me conoces tan bien Austin.

—Te dejaré poner los platos, pero es lo único que harás, después yo me encargaré de todo, ¿de acuerdo?

—De acuerdo...—sonreí.

Tomé los platos, al igual que las copas junto con los cubiertos en la mesa y juro que estaba deseando probar lo que Austin estaba preparando. Olía malditamente bien.

Beloved Hearts | L.HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora