capítulo 96

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Cuenta regresiva hacia el gran día, parte uno:

Serena:

* entonces podré viajar para el día de mi boda?

Emocionada pregunto a Kakeru a través del teléfono. Casi estoy haciendo changuitos con todos los dedos que tengo para que diga que sí.

* claro, Serena, todo ya está bajo control. Y, antes de que lo hagas, no me des todo el crédito. Tu padre hizo la mayor parte para que Gabriela retirara la demanda...

Hace una pequeña pausa y hasta baja un poco la voz para cuchichear:

* .... No digas que fui yo quien te lo dijo, pero, le pagó una buena cantidad por los daños y también para que se marchara lejos. Ella insistió en que no hizo nada pero aceptó el trato de tu padre casi de inmediato. No lo podrá estafar pues Aino es astuto; la hizo firmar un papel en donde promete jamás acercarse o hacer nada. Si lo llega a romper, irá directo a prisión.

Esa última parte no me gusta para nada. Pero, no puede más que la primer noticia y eso me alegra infinitamente porque podré casarme tranquila! Bendito sea el conocimiento de Kakeru y la necedad de mi padre por sacarme de problemas!

Darien que no me ha dejado sola desde el miércoles pasado, me quita el teléfono para preguntar:

* por la reacción de Serena quiere decir que una vez más has hecho lo tuyo. Pero tengo esta duda, quedará fichada?

No puedo oír lo que le contesta, no puse el altavoz. Darien con rostro indescriptible escucha y escucha hasta que le da las gracias y cuelga. Me lo quedo mirando en lugar de pregúntarle nada.

* no sé cómo haces para salirte con la tuya, tesoro, pero Kakeru asegura que no quedarás fichada. Tu historial seguirá impecable...

Vuelvo a celebrar. Parezco una chiquilla de secundaria pero es que no puedo evitarlo a pesar de que en el fondo sabía que esa zuripanta no ocasionaría más problemas!

* eso es porque no hice nada malo. Ves? La justicia está de mi lado.

Alardeo mientras lo abrazo con fuerza. Luego me estiro para besarlo.
Debido a que la llamada le trajo el recuerdo de la locura que hice, no se muestra tan eufórico como yo. Sin embargo, tampoco hace lo contrario y me apapacha para después decirme:

* supongo que nuestra pre-luna de miel ha concluido. Ya no hay razón para que los niños sigan con sus tíos.

* supones bien, mi amor. Así que vamos por ellos. Me ha encantado estar contigo y todo pero realmente los extraño.

Asiente quitándome el cabello de la cara.

* la verdad yo también, tesoro. Sin esos diablitos de Tasmania, como tú les llamas, la casa no se siente la misma.

Me da un besito en la nariz. Es entonces que por fin me suelta para ir por sus llaves. Yo voy por mi bolso y en menos de cinco minutos subimos a su Kia, con dos hombres en los asientos traseros y otros tres en mi camioneta. Ellos salen primero.

No es extraño que Darien maneje en esta ocasión pues ama hacerlo. No es lo suyo tener chofer. Lo entiendo porque yo extraño horrores estar detrás del volante; la experiencia era relajante y me daba una sensación de libertad que sólo Bella, mi vieja yegua, podía al montarla. Pero prometí no volver a hacerlo si no era de vida o muerte; aprendí la lección con lo de aquella noche que dio un giro de 180 grados a nuestras vidas.

El recuerdo no me produce nada en lo absoluto porque como dije hace unos meses, ya lo superé. Suena difícil de creer todavía, algo como lo que me hicieron deja una gran huella y no cualquiera se recupera, pero yo tenía que dejar atrás incluso las cicatrices sí o sí. Eran ellas o mi felicidad. Qué ganaba con dejarlas allí, en lo más recóndito de mi cerebro? Nada! Por eso decidí pelear contra todo aquello y miren el resultado: soy una mujer plenamente feliz y eso se refleja en mis niños, en Darien, en todo!

El Verdadero Amor Perdona 💞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora