capítulo 89

344 41 15
                                    

Inquietudes:

Diamante:

Madrid, España.

No me lo puedo explicar y eso es nuevo para mí, pero resulta que no he podido dejar de pensar en Meioh. Joder, independientemente de su parecido con mi difunta madre, hubo algo más en la mujer, que se ha adueñado de mis pensamientos desde anoche. No es por su físico; que sí, aunque esté cubierta de cicatrices, es innegable que posee una impresionante belleza. Interna y externa. Tampoco es porque ha sido, en más de media década, la primer mujer que no cayó rendida a mis pies. Ya fuera por mi dinero o mi persona. Tengo la entera certeza de que nada de eso influyó. Es algo más, algo profundo y complejo. Y no, no estoy hablando en el plano sexual.

Se deberá porque encontré en ella algunas similitudes conmigo, o porque pude ver que es una fuerte mujer, con carácter y personalidad, de aquellas que poco quedan en esta sociedad? Esa clase de féminas en su mayoría son un interesante reto porque bien valen la pena. Al menos para los hombres como yo, que lo hemos visto casi todo y ya nada nos llena tan fácilmente.

Carajo, sea lo que haya sido, me ha orillado a regresar a la tercera noche del evento sólo para volvermela a encontrar. Quedé intrigado con lo último que charlamos y quiero saber más. Enviar a alguien a investigarla sería la mejor opción, pero quiero que ella misma me lo diga. Así es más interesante y emocionante.

Una parte de mí sabe y siente que estoy obrando mal, no por lo que he dicho, tampoco porque dijera que era madre, lo digo porque anoche me percaté casi de inmediato de que portaba un anillo de compromiso en el dedo correcto. Está próxima a casarse y yo tengo la estricta regla de no involucrarme, bajo ninguna circunstancia, con mujeres así.

Evidentemente ese gran detalle no me está deteniendo, pero qué puedo decir en mi defensa? Soy Diamante Black; siempre consigo lo que quiero. Además... no es como si tuviera la intención de llevármela a la cama. Sólo quiero charlar...

* ah, Black! Así que siempre sí te convencimos para quedarte toda la semana, eh!

Un sujeto bajito, rechoncho y casi de mi edad me palmea la espalda con demasiada confianza. Si no se tratara del principal anfitrión, dueño de todo lo que hemos visto hasta el momento, ya lo habría fulminado con la mirada por su atrevimiento. Aunque no le temo a nadie, no es muy inteligente hacerse de enemigos con estos sujetos. Así que debo limitarme a responder de manera educada, en su propio idioma.

* en realidad sólo será una noche más. Tengo muchos pendientes en Hamburgo.

Cojo una de las copas con champán que a continuación nos ofrecen.

* claro, claro! No se me olvida lo de tus hijos adoptivos y todo eso.

De nuevo con actitud de bonachón vuelve a palmear mi espalda. Aprieto los dientes hasta que mi mandíbula debe ponerse tensa. El hombre no se da cuenta porque ve pasar a los tacaños árabes de ayer y de inmediato pone los pies en marcha para irlos a saludar. Así está mejor.
Dándole un sorbo a la suave bebida, desvío la mirada en busca de mi objetivo. Pero no la encuentro. Tal vez aparecerá más tarde. Después de todo, todavía es temprano.

Quince minutos después, estoy matando tiempo revisando mi correo, cuando una llamada entrante interrumpe en mi pantalla.

* qué pasa, Akiral?

Contesto sin interés, una vez más buscando con la mirada a Meioh.

* señor, lamento molestarlo a esta hora pero ha ocurrido un serio problema. Necesitamos con urgencia que regrese a casa.

Mierda! Todos mis sentidos entran en alerta y lo primero que se me ocurre es preguntar por los críos.

* Max está bien, de hecho está a mi lado. Pero Peruru...

El Verdadero Amor Perdona 💞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora