XVII

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"Cuando la hora llegué abre bien los ojos, pues te darás cuenta de que solo es el principio"

La compañía comenzó a correr, se dirigía lo mas lejos posible de los huargos y orcos que los venían persiguiendo a gran velocidad. Evitan árboles y rocas pero solo provocaba más cansancio en nuestros protagonistas.

En un momento Bilbo resbaló y un huargo dió un brinco siendo él al primero que notó en su camino acorralandolo en un árbol.

- ¡Bilbo! - grito Fideth que se aproximó a ayudar a su amigo

Esto no fue necesario, Bilbo reaccionó a tiempo y al ver que la bestia se acercó para devorarlo saco su espada y la enterró en el cráneo de la misma dejando con la mirada perpleja tanto a Fideth como a él mismo.

- Eso...si que fue...- decía Fideth un tanto aterrada y sorprendida

Fue interrumpida cuando más y más huargos se aproximaron, mismos que fueron asesinados por los otros enanos que venían detrás de ellos.

- ¡Suban a los árboles! ¡Todos ustedes suban! ¡Ahora! - ordenó Gandalf

Los enanos obedecieron al ver el acantilado que había frente a ellos.
Bilbo intentó hacer lo mismo pero un jalón lo detuvo. Al intentar sacar su espada se percató de que está estaba bastante enterrada en el cuerpo sin vida del huargo, supuso que le sería difícil de sacar.

- ¡Ya vienen! - grito Thorin desesperado

- ¡Bilbo rápido! - gritaba Fideth quien ya se encontraba en una de las ramas de los árboles

Bilbo finalmente logro sacar la espada y sintió un alivió al hacerlo, pero este mismo sentimiento desapareció al ver qué sus compañeros no estaban ya en el suelo.
El miedo le invadió al escuchar a los huargos más cerca. Reaccionó al instante y subió a los árboles como bien había mencionado Gandalf momentos atrás.
Tal vez ya no era gran idea, los huargos ya estaban sobre de ellos. Saltaban para poder atraparlos de un mordisco, aún así los enanos lograban alejarse de estás criaturas. En un momento estás se detuvieron y dirigieron su vista en la dirección contraria.
Un huargo blanco se acercó con lentitud y sobre de él se hallaba aquél orco pálido.

- Azog - dijo sorprendido Thorin

El orco no respondió, solo se limitó a observarlos con una sonrisa maliciosa. Detuvo el andar de la bestia que montaba, respiró hondo y se dirigió a los que lo acompañaban.

- ¿Huelen eso? - dijo en lengua negra - ¿El olor a miedo?

Su mirada de nuevo se enfocó en el líder de la compañía que le miraba del mismo modo, con rabia.

- Recuerdo que tu padre apestaba a eso...Thorin, hijo de Thrain - dijo y sonrió al final

- No es posible - dijo Thorin

El orco volvió a mirar a los enanos y detuvo su vista en la joven mestiza que también le observaba con asombró y nervios. El orco abrió un poco más los ojos al notar de quién se trataba. Sonrió de nuevo.

- Finalmente te he encontrado - volvía a decir el orco

Fideth no entiendo. No sabía si eso iba dirigido a ella o a Thorin. Imaginó que fue lo último. Pero esa idea se desvaneció cuando volvió a mirar ese odió tan particular reflejado en sus ojos. Ese sentimiento no era normal, al menos no cuando sentía las miradas de otros sobre su persona. Solo en ese momento recordó las palabras del trasgo.

Azog sabe de su existencia y también quiere cazarla.

El orco levantó el brazo dónde sujetaba un arma apuntando a la compañía.

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