XXV

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"La magia es posible. Incluso en el mundo real hay magia que muy pocos logran ver"

- ¡Fideth no! - grito Bardo quien logró arrebatarle la espada a Fideth

Fideth reaccionó y cayó pero Bardo amortiguó su caída al sujetarla de la espalda. Este mismo arrojó la espada lejos y luego tomo a Fideth de los hombros para que ella le mirase, pero ella solo estaba agitada y confundida, incapaz de responder.

- ¿En qué estabas pensando? - cuestionaba preocupado

- Yo...no...no lo sé - dijo volviendo a romper en llanto - No se que me pasó

Bardo se angustió aún más y Fideth bajo la cabeza, no quería que él la viese llorar, nunca le había gustado que alguien la mirase débil e indefensa. A Bardo no pareció importarle, puesto que la acercó más a su pecho logrando darle un abrazo. Mientras Fideth soltaba su tristeza y dolor, Bardo le consolaba con caricias suaves y tiernas en la cabeza.

Así estuvieron durante un tiempo. Unos minutos quizás. Fideth se apartó un poco e intentó limpiar sus lágrimas pero Bardo no se lo permitió.

- Permíteme - dijo y de su abrigo saco un pañuelo con el que comenzó a limpiar el rostro ajeno

Fideth se alegraba de verlo. De nuevo, ese hombre le salvaba y protegía como si fuese una más de sus hijas. Pero a decir verdad, y era algo que Fideth ignoraba, Bardo no la miraba de esa forma, ni siquiera como una conocida o amiga.

- ¿Por qué eres amable conmigo? - cuestionó después de Bardo terminará de limpiarle

- Se que se siente estar solo. La mayor parte de mi vida la gente se apartaba de mí por la historia de mi familia. Hoy en día sigo ignorando todo eso y guardándome lo que siento y eso me ha traído varios problemas - explico

- Pero por lo que he visto tu solo quieres el bienestar de todos ¿No es así? -

- Unos solo agradecen estar vivos. Y ciertamente yo también lo hago por mi y mi hijos - dijo serio

Bardo se puso de pie y ayudo a Fideth a hacer lo mismo.

- Escucha, no tengo intenciones de preguntar y mucho menos obligarte a contarme lo que acaba de ocurrir, pero como experto en ocultar sus "sentimientos", te sugiero mejor no hacerlo - comento de nuevo él

Fideth lo miro un tanto extrañada. No esperaba que alguien como él comprendiera todo lo que le pasaba por la mente, ni siquiera lo esperaba de los mismos enanos. De hecho nunca ha existido alguien que en verdad la entendía, pero este humano era lo mas cercano a eso.

Fideth no dijo mas y solo se limito a seguir a Bardo aun cabizbaja. Al cabo de un rato ambos llegaron a la casa de este último, siendo recibidos por Bain.

- Pa, trate de detenerlos - decía agitado

- ¿Hace cuanto se fueron? - cuestiono el alto

Bain estaba por responder pero de pronto ver entrar a Fideth lo detuvo. No quiso mencionar a los enanos frente a la joven que, al parecer, aun estaba dolida.
Bardo no entendía con exactitud lo que estaba pasando. Miro a Fideth y ella solo estaba con la vista fija en la montaña.
Fue en eso único momento que Bardo comprendió, las causas que llevaron a Fideth al borde del llanto y su casi muerte , fue el dolor de alguna acción o palabra provisionada por parte de los enanos.

- Sigrid, Tilda. Podrían preparar la cama para que Fideth descanse - pidió Bardo

Los presentes en la casa se desconcertaron, sobre todo Fideth que se mostró sonrojada ante la petición hecha por Bardo. Las niñas, aunque dudosas, no reprocharon y obedecieron. Arreglaron la única cama que había en la casa y después de eso se acercaron a la joven mestiza para que se recostara y descansara.

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