XXVII

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"La única tormenta, ciclón o huracán que puedes detener, es aquel que se forma dentro de tu ser"

Bardo se alisto colocándose su abrigo y saliendo de casa, seguido de Bain y Fideth, siendo esta ultima la que los persiguió en realidad.

Bardo apresuraba el paso ignorando a los que venían tras de él. 

- Bardo, por favor tienes que escucharme - imploraba Fideth

- No hay tiempo Fideth. Esa bestia podría aparecer en cualquier momento -

- Y es de eso de lo que quiero hablarte. Verás tuve un sueño y en él...- decía pero Bardo cubrió su boca interrumpiéndola y escondiéndose detrás de una de las casas

Unos guardias iban pasando entre charlas y risas, los estaban buscando y eso volvería más difícil la misión.
Cuando los uniformados se alejaron Bardo soltó a Fideth y continúo con más cautela.

- ¿Una flecha negra?, ¿Por qué no me dijiste jamás? - preguntaba ahora Bain

- Porque no tenías que saberlo - respondió serio

Los tres seguían a paso sigiloso pero rápido, evitando a toda costa a los guardias.

En un momento, cuando los tres estuvieron a tan solo unos metros de la ballesta, Bardo acercó a Bain.

- Escúchame muy bien. Necesito que distraigas a los guardias, cuándo suba a la cima de la torre pondré la flecha en la ballesta -

- ¡Ahí está! ¡Bardo! - grito el líder de los guardias

- Corran, por allá ¡Ahora! - dijo Bardo

- Atrápenlo -

Obedeciendo, salieron huyendo de ahí. Bain iban retirando los obstáculos para abriles el pasó mientras que Bardo y Fideth colocaban nuevos.
En un punto donde lograron obtener una ventaja se separaron.

- ¡Bain! Bain - el mencionado miro a su padre que lo tomo del hombro y entregándole la flecha - Cuídala muy bien, que nadie la encuentre. Yo me encargo

- No voy a dejarte - aseguraba Bain

- ¡Vete! -

Sin otro remedió Bain accedió y se marchó lo más rápido posible.
Ahora solo eran él y Fideth, y fue está misma quien tomo a Bardo del hombro logrando esconderlo entre las paredes de una pequeña casa.
Los guardias, como se esperaba, no los vieron y continuaron con su búsqueda dispersándose por toda la ciudad.

Fideth asomó la cabeza e hizo una seña para que ambos pudieran salir.

- Fideth, regresa a la casa. Tus amigos están ahí, y es posible que uno de ellos muera si lo abandonas ahora - pidió Bardo

- Y es precisamente por eso que no te quiero abandonar a ti -

Bardo se desconcertó, Fideth soltaba unas pocas lágrimas y se encontraba asustada y eso era lo que lo angustiaba ahora más que nada.

- Tuve un sueño. En él se cumplía la profecía, Smaug atacaba la ciudad y todo estaba en vuelto en llamas. Y tú estabas en la torre con un arco improvisado, Bain estaba junto a ti mientras que Smaug y tú hablaban. Realmente estabas decidido a matarlo y cuando lanzaste la flecha...ella no dio en el blanco - explicaba ella entre lágrimas

Bardo ahora entendía la preocupación de la joven mestiza y el porque del intento de apoyarlo cuando Thorin  se presentó ante la ciudad.

- En el sueño, tu y Bain no, no lo logran - eso último provocó que más y más lágrimas salieran de los ojos de Fideth

Puente Entre los MundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora