"Muéstrate y se fiel a tu ser"
De vuelta en Dale.
Los hombres y mujeres se alistaban para la guerra. Preparaban las armas y entrenaban en los patios más amplios de la ciudad. Iban de un lado a otro desesperados en su mayoría. Nunca esperaron que sus labores fuesen interrumpidas, momentáneamente, por el galope de un caballo que iba a toda prisa y con un singular y conocido mago sobre su lomo, quien a su vez presenciaba lo que ocurría en la ciudad atónito y angustiado. Más bien asustado.
- ¡Oiga, usted! - gritaba Alfrid al ver al mago - ¡Sombrero alto!
Gandalf se giro en dirección del hombre.
- Si, usted. No queremos holgazanes, mendigos , ni vagabundos aquí. Ya hay suficientes problemas sin gente así - se quejaba Alfrid
Gandalf se acerco a él, lo miraba con cierto desagrado pero aun así este hombre no le iba a impedir realizar su tarea.
- Ahora anciano, largo de aquí -
- ¿Quién esta a cargo aquí? - cuestionó molesto el mas alto
- ¿A quien le interesa? - hablo Bardo quien se aproximo a ellos luego de escucharlos y verlos discutir
El mago simplemente dirigió su mirada al barquero, y por la forma en como hablo y como otros le veían es que su duda fue resuelta.
- Necesito hablar contigo, si no es mucho pedir -
Bardo no dijo nada. Tan solo le pidió a Alfrid que se retirara y éste obedeció. Al estar solos, el barquero volvió a mirar al mago indicándole que lo siguiera. Ambos llegaron a una carpa que estaba instalada en uno de los tantos patios. Entraron y ahí se encontraron a Thraundil, quien escuchaba el reporte de sus hombres.
- Vaya, Mithrandir. No esperaba verte por estas zonas. Aunque supongo que después de todo vienes a defender a tus amigos enanos - decía el elfo
- Mi señor Thraundil - dijo e hizo una reverencia - Siento importunarlos, pero debo advertirles de lo que está por venir. Deben dejar a un lado su resentimiento hacia los enanos. La guerra se aproxima, las ciénegas de Dol Guldur fueron vaciadas. Todos están en un peligro mortal
- ¿De que esta hablando? - cuestiono Bardo confuso
- Se nota que no sabes nada de magos. Son como un rayo invernal en un vendaval acercándose de muy lejos, con mucho ruido y alarma - decía Thraundil a la vez que le ofrecía a Bardo una bebida - Pero algunas veces, una tormenta tan solo es eso
- No lo sera esta vez. Tropas de orcos están avanzando, son guerreros que fueron forjados para la guerra. Nuestro enemigo a invocado toda su fuerza - advertía de nuevo el mago
- ¿Por que mostrar su juego ahora? -
- Porque lo obligamos. Lo obligamos cuando la compañía de Thorin salio a reclamar su viejo hogar - dijo y salio de la carpa seguido del elfo y el barquero - Los enanos jamás debían llegar a Erebor. Azog, el profanador fue enviado para matarlos. Su amo desea el control de la montaña, no por el tesoro que guarda, sino por donde esta su posición estratégica. Este es el pasaje para reclamar las tierras de Angmar en el Norte. Si ese letal reino se alzara otra vez, Rivendell, Lorien, La Comarca, incluso Gondor mismo caería -
- Esas tropas de las que hablas, Mithrandir ¿En donde están? - cuestiono serio Thraundil
Gandalf no respondía, solo se limito en mostrarse nervioso.
De nuevo en Erebor.
Fideth y Bilbo se mantenían ocultos en su habitación, alejados de los otros, ideando así su plan por detener la guerra que Thorin insistía en tener contra los habitantes de Esgaroth y los elfos silvanos.
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Puente Entre los Mundos
RandomFideth es una joven como cualquier otra...o algo así, ella es alguien que tiene distintos genes en su cuerpo. Su abuelo era un elfo, su padre un enano y para colmo su madre y abuela eran humanas. Tres razas que se han vivido en guerra desde tiempos...