XXXII

82 5 0
                                    

Las cosas en Esgaroth seguían igual. El ambiente era triste, callado y bastante atareado entre recuperar lo poco que quedaba en las ruinas de la ciudad y cuidar de los heridos.

Bardo mientras tanto, ayudaba a su gente luego de haber hablado con Legolas y Tauriel.

- Solo tomen lo necesario, el camino es bastante largo - ordenó Bardo a los ciudadanos

- ¿A dónde irán? - cuestionó serio Legolas

Bardo permaneció callado, Legolas imaginó entonces cuál sería su respuesta.

- Solo hay una opción - respondió

Alfrid y Legolas miraron en dirección de la montaña. El primero fue porque alcanzó a escuchar la conversación y quería estar al tanto de todo.

- La montaña. Usted es un genio señor - decía Alfrid hacia Bardo - Podremos refugiarnos dentro de la montaña. Tal vez apeste a dragón, las mujeres tendrán que limpiar. Será muy seguro, tibio, seco y con niveles señor. Habitaciones, ropa, también habrá oro -

- Ese oro está maldito entiéndelo - dijo Bardo con molestia - Tomaremos solo lo que nos prometieron. Lo necesario para retomar nuestra vida - dicho lo último le entrego varias ramas y acercarse de nuevo al elfo rubio

- La noticia de la muerte de Smaug se esparcirá en los reinos - advirtió Legolas

- Así es - confirmó Bardo con cierta angustia - Pero como dije, solo reclamaremos lo que nos prometieron -

- No es la única razón por la cual decides ir - Bardo se detuvo, de cierta forma esperaba que lo descubrieran por lo que bajo la mirada - Debes entender que la decisión de regresar es solo de ella

- ¿Y eso a ti que más te da? -

- Fideth me importa, lo único que quiero es verla con bien y como he visto aquí y en la montaña, solo obtendrá desgracia y dolor - dijo Legolas molestó

- ¿Dolor y desgracia? - cuestionó sarcástico - Eso es lo que recibió cuando estaba siendo prisionera del reino de tu padre. Además tú mismo lo dijiste la decisión es de ella, y solo de ella

....

- ¿Legolas? - dijo Bardo trayendo al mencionado a la realidad - ¿Todo bien?

- Si, solo pensaba que, con la muerte de Smaug ahora otros irán a la montaña, por su riqueza y su posición -

- ¿Que es lo que sabes? - cuestionó el barquero al verlo tan serio y tan concentrado en sus palabras y en esa montaña

- Nada en realidad, es lo que temo que vendrá - dijo nuevamente serio y con su vista puesta sobre la montana

El silencio se hizo presente. Bardo se mostraba nervioso por lo que decía Legolas mientras que este último no dejaba de pensar en aquella discusión ficticia contra el barquero. Trataba de comprender ese repentino cambio de actitud, claramente solo había una respuesta.

- Debemos irnos - dijo Tauriel acercándose a los dos

Legolas asintió y se alejo del barquero.

- Oigan. Gracias por haber cuidado de mis hijos - dijo Bardo

Ambos elfos asintieron y se alejaron dejando en sus asuntos a los humanos.

- En el camino viste algo - afirmó Tauriel al notar la seriedad del elfo rubio

- El orco que perseguía, en la ciudad del lago, ahora se quién es. Bolg, la bestia de Azog, el profanador. Una manada de huargos lo esperaban a las afueras de Esgaroth. Se fueron hacia el Norte. Esos orcos eran diferentes, tienen una marca que no había visto en mucho tiempo, la marca de Gun Dabad - explico Legolas

Puente Entre los MundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora