"Somos parte del mundo, aún cuando digan lo contrario"
Los enanos de las colinas de hierro, los elfos Silvanos del bosque negro y los hombres de la ciudad del valle, peleaban con todas sus fuerzas contra las hordas de orcos de Gundabad y Dol Guldur. Estos últimos eran implacables e impredecibles, atacaban por distintos puntos logrando reducir los ejércitos contrarios. Algunos de estos peleaban a las afueras de Erebor mientras que otros lo hacían directamente en Dale.
Una completa masacre.
Pero a lo lejos, alejándose cada vez más de la montaña solitaria y sobre el lomo de un caballo, se encontraba aquella mestiza que tanto había soñado por conocer dicha montaña y el reino que había en su interior.
Pero Fideth, a pesar de que había visto el ejército de enanos acercarse desde las colinas, y haber escuchado las cornetas de Azog, jamás dio la vuelta, aún por más que su corazón se lo implorara. Esta vez, haría caso a su cabeza y se alejaría para siempre de una guerra en la cual ella no tenía ni voz ni votó.
«"Los seres como tú son marginados que no son bienvenidos en ninguna parte", "¡Fenómeno!", "Eres un monstruo", "¿Es esto lo que buscabas?", "¡No volveré a hacer tratos con magos, o ratas traicioneras!»
Recordaba todas esas palabras con enojo y tristeza, provocando que su pecho doliera terriblemente y las lágrimas se hicieran difíciles de evitar.
Pero tuvo que regresar al mundo real cuando notó que ciertos elfos montaban un caballo y se acercaban a ella con una sonrisa fija en sus rostros
- ¡Fideth! - gritaba Legolas
- Legolas, Tauriel ¿Qué hacen aquí? -
- Esa misma pregunta te hacemos ¿No deberías estar con los enanos? - cuestionaba la elfa
Un silenció fue lo único que obtuvieron como respuesta. Fideth bajo la mirada con esa tristeza de antes, ambos elfos lo notaron pero no quisieron cuestionar y hacerla sentir aún más mal.
- Decidí que era mejor dejarlos - hablo por fin - A fin de cuentas, este es un mundo que nunca me a apreciado como yo lo hubiese esperado. Así qué, si me disculpan, debo irme
- ¿Irte?, ¿Y dejar que tus amigos sean masacrados? - volvió a cuestionar Tauriel
- ¿Y qué puedo hacer por ellos, Tauriel? Lo único que he hecho hasta ahora es decepcionarlos, siendo una carga más de la cual no hallaban motivo alguno para deshacerse. Y no pienso intervenir más en esta farsa de que soy una guerrera, porque no soy letal como un elfo, o leal como un enano... y ya ni siquiera soy una humana. Y creanme que intenté evitar ésto, pero no puede porque... porque no es mi guerra - las palabras de Fideth salían sin control al igual que sus lágrimas
A pesar de que ambos le miraban apenados, la verdad es que no sabían cómo reaccionar en esa situación. ¿Un abrazo?, ¿Unas palabras?, ¿O tal vez darle su espacio? No sabían que hacer para ayudar a su amiga mestiza que no paraba de llorar.
Después de pensarlo mucho, Legolas los acercó hacia ella y tomo su mano con delicadeza.- Sé que es difícil está situación. Es una guerra que pudo haberse evitado, o quizás no. Pero, una vez alguien inteligente me dijo: "Está es nuestra pelea. Esto no se queda aquí. Con cada victoria esa maldad va creciendo. Podemos elegir en obedecer y simplemente no hacer nada, más que ocultarnos tras los muros y vivir la vida apartados de la luz mientras que la oscuridad descenderá"
Fideth oía atenta a las palabras del elfo, pero no solo ella, Tauriel también lo hacía y con una sonrisa reflejada en su rostro, mostrándose orgullosa de su amigo y del gran príncipe que era.
- Dime ¿Cuando dejamos que el mal fuera más fuerte que nosotros? - dijo ahora Tauriel
Fideth intentaba asimilar las palabras dichas por lo elfos. Tenían razón, pero no quería darles la razón. Ya había tomado su decisión y era definitiva. Pero no tuvo tiempo para decírselos.
En ese momento, el caballo de Fideth se había alterado cuando, de lo lejos, una flecha fue lanzada en dirección de ella, sobresaltando así a los tres. Los elfos reconocieron la flecha y rápidamente, tomaron sus arcos y flechas para atacar a los orcos que venían a toda prisa. Eran varios, seguramente habrían seguido a Fideth desde Erebor. Eso es lo que pensaban.
Fideth tardo en reaccionar, empuñando así su espada Blanca, dispuesta en pelear y cortar unas cuántas cabezas de ser necesario. Tal y como se lo habían enseñado en esa larga travesía con los enanos.
Los orcos caían gracias a la buena puntería de Legolas y Tauriel, pero aún así, los que quedaban en pie se aproximaban a ellos a tal punto de no dejarles alternativa más que bajar de los respectivos equinos y tener un combate cuerpo a cuerpo.
Los orcos, usaban mazos, espadas de piedra y lanzas también, pero la agilidad y destreza de Fideth y de los elfos era aún mejor. Eran más letales en los cortes que provocaban las heridas, y por último, la muerte de los contrarios.Fue una ardua pelea que parecía no tener fin. Pero cuándo el último de los orcos estuvo por morir, Fideth se detuvo, sosteniendo el filo de su espada contra la garganta de la criatura que quedaba. Envuelta en un mar de dolor y quejas por querer zafarse del agarre de la mestiza.
- Usualmente, no suelo hacer esto. Pero, por única ocasión, dejara que digas unas últimas palabras -
- No tienes idea de lo que te espera, mestiza inmunda y asquerosa. Mi amo te encontrara y acabará contigo, y también con el sucio y cobarde enano de Escudo de Roble - hablo el orco en lengua común
- ¿Qué quieres decir con eso? - se mostró angustiada
- Él, y su asqueroso linaje pagarán las consecuencias - volvía a decir
- ¡Ya fue suficiente! - grito Legolas a la vez que asesinaba al orco cortándole la cabeza
La criatura seguía retorciéndose, pero en cuestión de segundos, dejo de hacerlo. Mientras que Fideth no dejaba de pensar en las palabras que éste había mencionado.
- ¿Qué quiso decir? - le cuestionaba Tauriel a ambos
Fideth no respondía, tan solo tenía la cabeza baja y caminando en círculos, como si estuviera tratando de hallar la respuesta. Hasta que vinieron a su mente, frases que ya había escuchado antes.
«"Avisen al orco palido. Que sepa, que aparecieron sus trofeos", "Tu versión no es la única", "¡Está es una guerra a la cual no perteneces!", "La muerte les llegará a todos"»
Recordaba ella.
- ¿Fideth? -
- Exactamente ¿Por qué están aquí? -
- Nos enteramos de un ejército de orcos se aproxima desde el Norte. Los enanos no podrán ganar si Azog logra traerlos justo en el momento exacto - advirtió Legolas
- Ellos, no venían a asesinarme, querían capturarme y llevarme ante él - susurro
- ¿De quién hablas? - cuestiono Tauriel confundida
Fideth, sin más, subió de nuevo al lomo del corcel y lo encaminó en dirección de la montaña.
- Si en verdad es quien creo que es... entonces, no solo Thorin está en un grave peligro -
El tono preocupante en que lo mencionó, fue suficiente como para que Legolas y Tauriel se angustiaran aún más. Y así, los caballos iniciaron su cabalgar a toda velocidad, esperando que no fuese demasiado tarde para acabar y ganar la guerra.
"Por favor, amigos, esperen por mí"
Se decía a si misma.
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Puente Entre los Mundos
RandomFideth es una joven como cualquier otra...o algo así, ella es alguien que tiene distintos genes en su cuerpo. Su abuelo era un elfo, su padre un enano y para colmo su madre y abuela eran humanas. Tres razas que se han vivido en guerra desde tiempos...