Puente Entre los Mundos

XXXIII

"Solo sueña"

Finalmente, después de horas de caminata bajo aquel sol, los sobrevivientes de Esgaroth llegaban a un viejo y destrozado Dale. Los pueblerinos miraban con nostalgia, tristeza e incrédulos los restos de ésta ciudad. Muchos, entre lágrimas y suspiros, posiblemente recordaban lo que alguna vez fue ese lugar, mientras que otros imaginaban al fin ese dolor de perder tu hogar.

- Vengan, no paren - dijo Bardo

- ¡Señor! - grito Alfrid atrayendo la atención del barquero - ¡Señor!, ¡Aquí arriba!

Bardo rápidamente fue en dirección de Alfrid. Subió por unas escaleras y se encontró junto a él en un pasillo con vista hacia el panorama de la ciudad y la montaña solitaria.

- Mire señor, los braseros están encendidos - apuntó hacia la montaña

- Entonces, la compañía de Thorin Escudo de Roble sobrevivió - aseguró Bardo

- ¿Sobrevivió?, ¿Así que hay un montón de enanos ahí con todo el oro? -

- Tu no te angusties Alfrid, hay suficiente oro en la montaña para todos - dijo serio - ¡Acamparemos aquí hoy!, ¡Refugiense donde puedan!, ¡Enciendan fogatas! - ordenó al resto de los sobrevivientes para luego volver a dirigirse con Alfrid - Alfrid, haz la guardia nocturna

El mencionado se mostró descontento por la orden, así que a regañadientes termino por aceptar y retirarse, dejando a Bardo solo mientras que este veía la montaña.

- Nos veremos pronto - susurro y dirigió con los demás

Al caer la noche, los enanos de Erebor se hallaban, como Thorin había ordenado, justo en la entrada. Estos llevaban y traían consigo varias rocas, y con estas mismas construían lo que parecía ser un muro. Y todo mientras que Thorin miraba resentido las antorchas encendidas en Dale.

- ¡Quiero está fortaleza a salvó al amanecer! - ordenaba Thorin - Está montaña nos costó mucho. No nos la quitarán otra vez

- ¡Las personas de la ciudad del lago no tienen nada! - se quejo Kili quien dejó de realizar su tarea - Nos buscaron por necesidad, han perdido su vida entera

- No vengas a decirme lo que perdieron ellos. Yo conozco muy bien sus dificultades - respondió serio el rey - Los que sobrevivieron al fuego del dragón deben festejar - ahora estaba en la cima de aquellas rocas, mirando de nuevo la ciudad del valle - Tienen mucho porque estar agradecidos

Y así, la mirada de preocupación de unos de los miembros de la compañía se posó en el rey. Balin, Kili y Fili con decepción, temerosos más que nada por la situación de Thorin. En cambio con Bilbo y Fideth, era algo que no se podía describir con palabras, pero se notaba en sus ojos que estaban más que asustados, tenían la leve sensación de que algo terrible iba a ocurrir pronto.

- ¡Más rocas!, ¡Traigan más rocas a la entrada! - ordenó Thorin quien también se unió a la construcción desesperado

"¿Qué te está pasando Thorin?"

Se preguntaban para sus adentros tanto Bilbo como Fideth.

Al cabo de unas horas, el muro estuvo terminado. Los enanos se retiraron a descansar luego de ello, pero Thorin permaneció ahí observando el muro con orgullo alrededor de unos minutos. Sin embargó, al poco tiempo, se retiró igual que los otros. De verdad que merecían un descanso. Y se reflejo más en Fideth que, luego de haber estado levantando y recolectando diferentes tipos de rocas y haberse perdido en varias ocasiones, termino mucho más que adolorida.

- Pueden descansar está noche aquí - decía Balin - Thorin pidió que ambos se sintieran cómodos el resto de su estadía

En ese momento, el enano abrió la inmensa puerta dejando ver lo amplió que era el cuarto. Una cama en el que fácilmente cabrían aproximadamente tres o cinco enanos. Varios estantes, cuadros y plantas como decoración y por supuesto, una ventana que tenía como vista hacia las fraguas de Erebor.