XXVI

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"Toma mi mano, no la sueltes y estarás siempre conmigo. Es lo que suelen decir aquellos fantasmas que deambulan esperando ser escuchados"

A la mañana siguiente. La compañía de Escudo de Roble se alistaba y se preparaba para salir finalmente ha Erebor. Estaba más cerca de lo que alguna vez creyeron. Ahora tenía el tiempo sobre ellos, al fin había llegado el día de Durin, el último día para poder abrir la puerta oculta.

Todos estaban reunidos en el muelle. Tanto los enanos como los habitantes de la ciudad del lago que despedían a los primeros. Con sus nuevas armas - entregadas por el gobernador por cierto - y atuendos subieron a la barcaza.

Como siempre las miradas de los hombres estaban sobre los que eran los héroes y como ya era costumbre Fideth se sentía incómoda por sentir aquellos ojos sobre ella. Tal vez esta vez era por mera alegría y posiblemente agradecimiento, pero aún con ello, ella no dejaba de sentir una que otra mirada furtiva con duda o molestia reflejada.
Su cuerpo temblaba y Fili lo notó.

- Tranquila - sostuvo su mano - Estoy aquí

Fideth le miró nerviosa, su rostro se había sonrojado, o al menos eso creía. Asintió y el enano prosiguió con su caminó. Ella en cambio se detuvo un momento, buscaba con la mirada a una persona en particular, pero no la encontró.

"Seguramente seguirá molesto... Después de todo, un dragón es una criatura que no hay que tomar a la ligera"

Pensaba ella. La mano de alguien en su espalda le hizo regresar en sí.

- Deprisa Fideth, no tenemos tiempo suficiente - dijo serio Thorin

- Si claro - hablo con dificultad

Los enanos subieron uno a uno y Thorin se aseguraba de ello, pero solo detuvo a uno de esos tantos. Precisamente era Kili.

- Tu no irás. Debemos ir rápido nos atrasarías -

Kili se desconcertó, pero creyó que solo había sido una broma por parte de su tío.

- No se de qué hablas, si voy a ir -

- Hoy no - dijo serio Thorin

Con su tono y su mirada, Kili comprendió finalmente que no era un juego. Su tío, su familia estaba dispuesto a dejarlo atrás, dejarlo fuera de la misión.

- Voy a estar ahí cuando se abra esa puerta. Cuando miremos los salones de nuestros padres Thorin - reprochó el enano

- Kili, quédate, descansa - pidió enternecido - Irás cuando sanes

Kili se deprimió. Su mirada ahora era una de desilusión y tristeza, pero muy en el fondo sabía que su tío tenía razón, él no se sentía bien y eso podría retrasarlos y causarles problemas, más de los que ya había provocado.
Con dificultad le asintió y se retiró a sentarse sobre un tronco.

- Me quedaré con el muchacho. Mi deber está con los heridos- dijo Oin que salió de la barcaza y se dirigió a con Kili

- Tío - Fili lo llamo - Crecimos con las leyendas de la montaña, las que tú nos contaste. Es algo que no le debes arrebatar. Lo puedo cargar si hace falta

- Un día también serás rey y lo entenderás - dijo Thorin serio - No arriesgaré toda está misión por el bien de un enano, aunque lleve mi sangre

Fili en ese momento se mostró decepcionado. Sin pensarlo salió de la barcaza para dirigirse con su hermano pero Thorin le detuvo.

- Fili no seas imprudente. Debes ir con la compañía -

- Debo estar con mi hermano - se mostró serio y se zafó del agarre de su tío

Puente Entre los MundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora