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Iorak había enviado un comunicado diciendo que pasaría otro mes al norte con la tribu Per'ya pues las cosas se habían complicado. Pasaba la mayor parte del tiempo aprendiendo las ideas rebeldes de Aynur quien me contaba historias de su madre y como llego a seducir al abuelo de Iorak, de como fue una famosa amante y de los truco que esta practicaba. A pesar de que hablábamos de su madre, entendí que para las personas de este reino era muy común la desnudez, el deseo, el placer y el acto que Iorak practicaba conmigo. 

Cada que pasaban los días comprendía más y más cosas, por lo que me preparaba cada vez más a la llegada de mi esposo, pues ahora veía las cosas de forma diferente. 

Caminaba por los jardines del palacio, cuando Aynur se unió a mi caminata.

—Tengo una sorpresa para usted

—¿De que hablas? —dije mirándola sospechosa.

— Bajaremos al pueblo, quiero enseñarle algo

—¿Ir al pueblo? ¿pero de que hablas Aynur? 

—Necesita ver algo... esto es la prueba final para saber si esta lista para saber como llegar al corazón de un emperador, pero lo tenemos que hacer a escondidas, pues lo que veremos es algo prohibido—dijo la joven con una enorme sonrisa. 

Me quede en silencio y pensativa un largo rato debatiendo a mi misma, a mis principio, pues como saldría una emperatriz a solas, sin compañía de ningún guardia... sin que nadie supiera.

—Esta bien, lo hare. 

Fuimos a su habitación a escondidas, ella recogió mi rubio cabello para esconderlo y que nadie me reconociera, cubrió mi cabeza con un manto gris y me puso una capa gris, como las que ella usa habitualmente, nada ostentoso; cubrió mis manos con unos guantes suyos negros y salimos del palacio. Cuando bajamos al pueblo di un ultimo vistazo al palacio y sentí mi corazón latir fuertemente, pues era la primera vez que rompía las reglas.

—Vamos, tomaremos un Korab— dijo Aynur cubriendo su rostro hasta sus ojos con su manto lila.

—¿Qué es un Korab?

—Esto— dijo mientras un hombre se detenía frente a nosotros, este cargaba un tipo de carroza para solo dos personas, el cual se encontraba cubierto por telas blancas y era movido por dos enormes ruedas de madera a los costados. Aynur le pago con unas monedas plateadas y abrió la puerta, nos adentramos y cuando yo quise levantar la cortina para ver, ella me bajo la mano.

—Puede ser peligroso, la pueden reconocer— asentí algo asustada, por lo que estábamos haciendo— No la llamare su majestad—susurro Aynur— Ahora la llamare Minka, es un nombre común en el imperio, así no la reconocerán.

—De cuerdo

Entre nuestra platica, de pronto el Korab se detuvo, Aynur se asomo en la ventana, moviendo aquella tela blanca.

—Es hora Minka, bajemos

Eso hicimos y fue cuando nos comenzamos a mezclar entre las multitudes, parecía ser una clase de mercado, con gente que paseaba entre las calles. Aynur me sujeto del brazo y caminábamos como si fuéramos una sola.

—Este barrio no es tan seguro, pero si esta junto a mi prometo que no le pasara nada—cuando Aynur dijo esto yo pase saliva asustada, tensando mi mano del miedo, pero en realidad todo parecía estar tranquilo, cada vez que nos adentrábamos a este barrio de casas grises, Aynur nos metió a un callejón que llevaría a un laberinto de callejones, donde vi cosas realmente extrañas para mi. Mientras caminábamos pude percibir como esencias salían de una casa con las ventanas abiertas.

—Es una perfumería, pero de productos exóticos, son muy caras las esencias de ese lugar, después voltee a otro lado y un hombre vendía zafiros, mientras caminaba me ofrecían frutas y animales exótico, en uno vi como tenian a la venta a un grupo de varoncitos.

—¡Venden niños!—exclame aterrorizada

—SHHH— Aynur se asusto por mi grito— No podemos hacer nada, los venden para ser esclavos, camina Minka

—Pero...

Aynur me jalo a la fuerza y vi mas y mas tiendas con productos extraños, cada vez mas se perdía el cielo y la luz natural, pues los techos nos cubrían, ahora nos alumbraba las luces de velas y lamparas de los vendedores, cuando Aynur dijo—Es aquí— ella me llevo por un largo y desolado callejón de escaleras y cuando llegamos a la sima, volteamos a la izquierda y al final de la calle había un muro.

—Ahí no hay nada— murmuré

—Ya vera que si

Caminamos hasta ahí y en verdad que si había, era un tipo de pasadizo que tenia unas escaleras que iban a bajo, las dos descendimos y nos encontramos con un largo pasillo oscuro, iluminado con unas enormes antorchas de fuego, pero no era la oscuridad lo que me tenia intrigada, sino eran los quejidos de personas. Aynur me tomo de la mano y me llevo frente a lo que parecía ser una ventana, ella abrió las puertecitas de madera tallada y aquella imagen que mis ojos vieron, me hicieron soltar un suspiro de sorpresa, a lo que Aynur rápidamente cubrió mi boca.

—Están... están...

—Cogiendo—dijo Aynur sonriendo viendo aquello que mis ojos también veían. Boquiabierta veía como un enorme y musculoso hombre tenia bajo su cuerpo a una joven chica y este se introducía en ella fuertemente, mientras ella lo sujetaba y pedía mas.

—Pero...pero... la esta lastimando— susurre.

—No se esta quejando, gime de placer—rio Aynur, entonces ella me jalo de la mano y comenzó a correr hacia otra ventana, esta se asomo y después me dejo mirar, para susurrarme al oído— Esto es lo que debes hacerle al emperador— mis ojos se toparon con una mujer sobre un hombre, esta nos daba la espalda, mientras el la sujetaba por la espalda y ella se tocaba los pechos, ella parecía estar montando un caballo con aquellos movimientos y aquella posición, mientras esta se quejaba o lo que decía Aynur ''gemía de placer'', ambos parecían disfrutarlo mucho.

Baje mi mirada un tanto apenada y Aynur me levanto el rostro—Ve el amor no debe doler, se debe disfrutar, ambos deben hacerlo—ella me hizo volver a mirar y comprendí lo que ella me decía, entonces fuimos a una ventana mas y a otra, hasta salir las dos corriendo mientras reíamos pues resultaba un poco asombroso y graciosa  aquella situación de nosotras estando ahí.




ROSA INVERNALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora