Después de nuestra plática nuestro viaje continuo. Hasta ahora habíamos visitado los tres reinos del imperio y siete tribus, faltaban seis más para terminar nuestra gira imperial. Nuestra siguiente parada sería la tribu de Bayr.
Si bien como el frío había llegado, la región se encontraba nevada, algo que según me decían solo sucedía durante el largo invierno, pero que cuando llegaba el corto verano la tierra era café claro y que había grandes montañas de arena. Nuestra visita duro una semana en la tribu y a pesar de que fue larga, quería que hubiese durado más pues aquellos paisajes mármoleado de blanco y café eran sacados de otro planeta.
A pesar de que nuestra gira llegaba a su fin, Iorak parecía más estresado que nunca pues no acercabamos a tierras Yaquis; el grupo de personas que formaban la oposición al reinado de Iorak... y mio.
Viajamos un dia completo en trineo a la tribu de Heim pues si bien esta se encontraba muy cerca de la tribu Bayr. Ahí nos recibió el Alavií y Alaviína junto a sus siete hijos.A pesar de que aquella era una tribu muy pequeña de apenas diez mil personas, eran sumamente amables y eran una comunidad muy apegada. Wilhem me explico que ellos vivían de la pesca, sus casas estaban hechas a base de ramas y pastizal mezclado con el lodo, mezcla de la nieve y la arena. Cuando llegamos a Heim la Alaviína me obsequio un bolso hecho del nácar de las ostras, incluso me obsequio una pequeña corona hecha de este material, un regalo adelantado a mi cumpleaños el cual estaba muy cerca.
—Veo que te gusta el lugar— dijo Iorak por detrás de mí, mientras yo observaba el inmenso lago.
—Me da mucha paz este lugar — dije sin voltear a verlo.
— Me dijo Agda que tu sangrado término — mencionó mientras me abrazaba por la espalda, yo levante mi rostro a mi izquierda y me tope con el suyo.
—Es verdad... mi sangrado término
—Quiero que te relajes y no pienses en embarazos, ni bebes, nada de guerras ni en tu hermano, quiero que lo que queda de este viaje sea como nuestra luna de miel —me quede sorprendida por lo que había dicho, que le sonreí
—De acuerdo
— Te espero en la noche en mi habitación — dijo para después darme un beso en la frente e irse. Me voltee para ver su partida y vi su esbelto y fornido cuerpo, mientras sentía que mi corazón palpitaba fuerte.
Llegada la noche Agda me preparo para pasar la noche junto a mi marido, entre mantas me llevaron hasta la casa de Iorak. Cuando entre el me quito la bata de roja que llevaba encima, pasó sus manos por mi cabello rubio y me dio pequeños besos en el cuello, yo me voltee hacia el y le di un apasionado beso. El me tomo entre sus fuertes brazos y me llevo hasta su cama, ahí me tumbo y el se desnudo ...
Desperté por el ruido de golpeteos en el hielo, mire a mi costado y vi que Iorak no estaba, me puse mi bata y salí de la casa para encontrarme con una mujer mayor haciendo un hoyo en el suelo para sacar lodo. Me dirigí a mi casa y ahí Agda junto a las otras sirvientas me bañaron. La alaviína Virna me invitó a tomar el desayuno junto a sus cinco hijas.
Esa misma tarde nos dirigimos a la tribu de Mün, lugar donde celebraría mi cumpleaños. El viaje duró tan solo tres días y esos tres días viajando en el cielo, Iorak y yo compartimos la cama.
Al llegar a la capital de Mün fuimos recibidos por el jefe Wren y su hija la Herzogín Marion, que significaba princesa en el idioma de la tribu y además quien tomó el lugar de su madre como jefa de la tribu cuando esta murió tres años atrás.
Cuando descendimos del trineo blanco Iorak saludo con mucho gusto a Wren quien había sido un gran amigo de su padre el Emperador Akos V.
—Es un placer conocerle su majestad imperial — dijo Wren con gran entusiasmo y nerviosismo de tocar mi mano.
—El placer es mío Jefe Wren — dije mientras le regalaba una sonrisa.
—Por favor dígame Wren
—Si usted así lo desea — dije algo tímida, mientras el se quedaba impresionado por mi, los dos nos observamos en silencio cuando Iorak interrumpió.
—Esta es su hija la nueva Jefa...
— Si, esta es mi hija Marion— dijo el jefe mientras tomaba a su hija por los hombros. Una joven de bellos pómulos que se le teñían de un natural lila y de pequeña estatura, además que era mayor que yo.
—Siento mucho lo de sus esposa— dije seria, entonces el volteo a verme mientras negaba con la cabeza.
—Ella está en un lugar mejor— dijo el hombre de ojos grises y barba cerrada.
La jefa Marion hizo una reverencia para nosotros y fue cuando los cuatro nos subimos al trineo de ellos el cual era jalado por fuertes renos.
Cuando llegamos a su castillo un grupo de guerreros nos esperaba, estos tendrían una comida privada con Iorak pues quería discutir el tema de los Yaquis, ya que Mün había presenciado varios ataques por parte de este grupo.

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ROSA INVERNAL
General FictionCuando Oksana es destinada a casarse con el emperador de un país lejano; característico por su eterno invierno y por ser tierra de salvajes, se vera forzada a forjar su carácter apacible y alzar su voz. Entre la locura de su hermano y el afrontar...