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Aunque era la parte más caliente del imperio, seguía siendo gélida, pero por fina veía verde y no simplemente blanco por todos lados. El me tomo de la mano y me mostró un carruaje sin techo, el cual el dijo que manejaría hasta su palacio privado. Revna me comentó que en este reino nosotros contábamos con una residencia imperial, el palacio de Nunooh. 

Iorak me ayudo a subir al carruaje y nosotros nos adelantamos al llegar a nuestra residencia oficial; en todo el camino, el no paraba de sonreír y de señalarme cosas y contarme sus historias. Jamás lo había visto tan contento por algo, parecía como un niño enseñándome sus juguetes.

—Ahí está el palacio— dijo señalando un pequeño palacio de paredes color crema a lo lejos, tardamos unos minutos más en llegar y cuando lo hicimos un hombre nos esperaba afuera, este era diferente a las personas de la región, su piel era oscura, del color de la noche y su cabello negro lo llevaba al ras, casi pelón, junto a él se encontraban el rey y la reina.

—Saleh— grito Iorak de la emoción, el detuvo con su fuerza a los caballos y bajó veloz para dar un fuerte abrazo al hombre yo acomode mi vestido negro y mi piel gris para bajar, cuando el hombre se acercó para ayudarme a bajar.

—Te presento a la emperatriz Oksana, mi esposa— dijo Iorak.

—Ya veo, que gusto de conocerla por fin— dijo el hombre de corbatín— mi nombre es Saleh Reless — dijo mientras sujetaba mi fría mano y la besaba —  Pero te felicito Scalar, has desposado a la mujer más bella que este reino ha visto jamás— dijo el hombre aun sin soltar mi blanca mano y sin dejar de ver mi rostro, cuando él dijo esto Iorak volteo a verme por unos segundos y después sonrió contento.

—Lo sé—replicó Iorak, entonces él se dirigió al rey Jaimich y la reina Annia quien entre sus manos cargaba una caja gris con un moño plateado. Me acerque a ellos y estos hicieron una reverencia para mi.

—Para usted— dijo la reina mientras me entregaba la caja, yo la tome y la sentí ligeramente pesada, yo le agradecí mientras ella no paraba de sonreír.

Iorak hablo con ellos por largos minutos, cuando estos pasaron a retirarse, mientras yo esperaba con la caja en manos y veía como se subían a su carruaje, entendi  que nos veríamos por la noche, a la recepción con todos los cortesanos. Después de despedir a los invitados diplomáticos,  Iorak abrazo por el hombro al hombre y los dos caminaron juntos hacia dentro del palacio, yo les seguí por detrás, mientras observaba todo el lugar. Mientras ellos conversaban en su idioma yo me retiraba mi gorro y guantes pues el palacio era cálido y no se sentía el frio viento de afuera. Deje el obsequio de la reina en una mesa mientras me detuve en la entrada, el hombre se percató y dijo—Pero si su majestad la estamos dejando atrás, venga le mostraré el palacio—cuando él dijo esto Iorak no estuvo más que de acuerdo.

—Mientras tu le enseñas el lugar iré a saludar a todos y ver que nuestro equipaje y personal llegue a la brevedad— dijo Iorak dirigiéndose al hombre de corbatín.

—Adelante Scalar.

Antes de proceder a ver el palacio, corri por mi regalo, Saleh me tomo del brazo, para unirlo con el suyo y comenzar a enseñarme el palacio, el me mostraba lo importante y cómo evitar perderme, a quien pedirle ayuda y una que otra curiosidad del lugar.

—Veo que a Iorak le emociona mucho estar aquí—le dije mientras veía por la ventana como el hablaba con el personal realmente contento de verlos.

—¿Acaso él no le dijo por qué?

—No— yo me distraía observando por la ventana la figura de mi marido.

—El pasó su niñez entre estas paredes, desde que su madre falleció el vivió aqui, yo fui su maestro por 13 años, hasta que su padre murió y él se convirtió en el emperador

ROSA INVERNALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora