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A pesar de no ser una mujer de fe recurri a todo, para pedir que Iorak estuviera vivo, le rece a sus dioses, le pedí a todo aquel ser superior que Iorak estuviese con vida. Revna me enseño a rezar, ella Aynur y yo pasábamos las noches rezando en mi habitación, mientras que en el día solo tomaba un simple desayuno y me reunía con Plutarch para rezarle a su dios.

—Hemos llegado su majestad— dijo Waldemar.

Tardamos un rato en bajar y adentrarnos a los carruajes que ya nos esperaban para llevarnos al palacio, todo era muy secreto, querían que mantener mi identidad ajena a los demás, pues aún no sabían si había infiltrados en la capital que quisieran matarme... si es que Iorak había muerto. En el carruaje me encontraba nerviosa y en silencio, agachada en las piernas de Revna fue que recorrí el camino.

—Puede bajar su majestad imperial — se escuchó la voz de Waldemar a fuera del carruaje. La puerta de madera pintada en negro se abrió y baje, me cubrieron con unas mantas y me llevaron al interior del palacio.

—Su majestad — era la voz de Hal quien me recibía, este me hizo una reverencia— debemos apurarnos he llamado a una junta extraordinaria con el honorable kontze su majestad

—De acuerdo Hal— dije alejándome de mis acompañantes de viaje.

Caminamos por los pasillos del palacio hasta llegar al salón donde el kontze siempre se reunía, un salón de grandes puertas de madera vieja, que al interior tenía una larga mesa barnizada en negro con una silla para cada miembro, la mesa horizontal tenía una sillas en cada cabecera, una para el emperador y otra para el consejero maestro: Hal.

—Damos iniciada la reunión— dijo Vasil, uno de los miembros del kontze

Los hombres daban su versión de lo sucedido cuando en silencio vi que entro el jowvnik Waldemar, quien se quedó en las penumbras escuchando hablar al kontze. Me encontraba en silencio observandolos discutir, cuando comenzaron a hablar de sus preocupaciones, lo que esta invasión significaba para el imperio.

—La guerra ya no es un asunto del Este su majestad, la guerra es un asunto nacional

—Me temo que sí han llegado a Bayr su próxima movida en el tablero será Marmur— dijo otro miembro

—Es probable que hayan matado al emperador y usted sea la próxima

Los escuchaba hablar, pero no podia dejar de pensar en Iorak, en lugar de estar aqui debía estar rezando. Pensaba.

—Su majestad ¿qué piensa? — preguntó Vasil.

Lo mire desprevenida y entre abriendo mi boca dije suavemente —Pienso en mi marido, honorable Vasil

El hombre no dijo más y fue cuando Hal hablo— Debemos proteger la capital y a usted su majestad, voto por que que guerreros del norte vengan a custodiar el palacio y las entradas de la capital, con la protección de los guerreros de nordborg no es suficiente

—Quisiera pedirles algo— dije cambiando el tema.

—Adelante— dijo Hal

—Si mi esposo resulta estar vivo, necesito verlo

—Pero su majestad eso es muy peligroso— dijo un hombre al final de la mesa

—Lo se, pero tienen que entenderme, no lo he visto en meses y ahora me dicen que es probable que esté muerto... necesito verlo y lo haré— dije poniéndome en pie, la sala se inundó de un silencio y de miradas que hablan, entre los miembros del kontze.

—Si es así, un guerrero la acompañara, ese será Waldemar— dijo Hal mirando al jowvnik quien se acercaba a la mesa.

—Estoy de acuerdo— voltee a ver a Waldemar, su rostro era iluminado por la luz del candelabro de hierro negro— Gracias honorable Hal

—Entonces mandaré a llamar a los guerreros— dijo Hal también poniéndose en pie.

—No se, a mi no me parece una buena decisión que vea al emperador su majestad

—¿Por qué lo dice?— dije viendo a los ojos al hombre de barba larga.

—Si lo hace, ambos estarán en el mismo lugar y puede que los maten a ambos y de verdad que estaríamos en serios problemas, no habría un heredero... es de mi incumbencia el notificarle que el tío abuelo del emperador, el zaspnyk Vasily ha muerto... sin herederos y le recuerdo que el príncipe Ivar sigue desaparecido, por lo que en Norduslak no hay herederos

—Entiendo su temor honorable... pero es más probable que manden un espía a matarme aquí, ya que ellos saben donde me encuentro, pero si me voy a escondidas con el emperador, no podrán hacerme nada, ademas que me puede pasar si estaría con un escuadrón completo de guerreros nordos y además irá acompañada del jowvnik Waldemar

El hombre no dijo más y la reunión se dio por terminada, regrese a mi habitacion y pase a cambiarme para ir al templo de los dioses del palacio y pasar la noche en vela rezando. Plutarch me busco y se unió conmigo, él rezaba a su dios y yo al del templo. A la mañan siguiente Wilhem me llevó entre sus brazos a mi cuarto donde caí en un profundo sueño, por la tarde me sirvieron la comida, pero no tenía apetito. Sali de bañarme cuando apareció Agda en mi habitacion.

—Hal la ha mandado a llamar su majestad

—De acuerdo Agda, dile que en unos instantes le veré— rápido me vestí y fui hasta su oficina; toque la puerta y él abrió.

—Pase su majestad—me adentre y el cerro la puerta por detrás de mí— Está vivo

Cuando el dijo esto sentí un escalofrío recorrer mi espalda, casi creo que grite y corri a abrazarlo.

—¿Me lo juras?

—Si su majestad, no me dijeron en donde se encuentra realmente, pero me confirmaron que el emperador vive— cuando él dijo esto comencé a llorar desconsoladamente, era como si me hubieran quitado una enorme roca de enzima, por fin podia respirar.

—Gracias— dije mirando al cielo, agradeciendo a todo aquel ser que me ayudó a que Iorak estuviese con vida.

—Hal necesito verlo

—Lo sé su majestad, alistaré todo para su viaje en dos días, en lo que me indican donde se encuentra su marido para que pueda verlo, mientras digamos que usted se encuentra aqui... nadie debe enterarse de este viaje su majestad, ni siquiera los de mayor confianza, por eso le pido que ahora mismo elija a un acompañante suyo.

Me quedé pensando a quien llevaría a la guerra conmigo, tendría que elegir bien, quien seria—Me acompañara Wilhem

—De acuerdo su majestad, mas al rato hablaré con él, mientras descanse, le tendré noticias de su viaje pronto

—Gracias Hal— dije dandole un beso en la mejilla para después irme a mis aposentos.

Pase aquellos dos días descansando pues no sabía lo que me esperaba allí afuera, sabía que Iorak se encontraba peleando una guerra y que no se encontraba en las mejores condiciones. Regresaba de hablar con Plutarch cuando apareció Hal, el hizo una reverencia y me acercó discretamente a el.

—Partirá mañana por la noche su majestad, viajara en carruaje hasta la tribu de Heim, después el recorrido lo seguiría en caballo, estos ya están listos para usted, el señor Wilhem y Waldemar quien será su guardia real.

—Gracias Hal ¿y Iorak?

—Por motivos de seguridad no me dijeron su posición real, pero un hombre de confianza será quien los lleve hasta el. Lo que sí me dijeron es que el emperador se encuentra en las primeras filas de la batalla, por lo que su majestad estará yendo a las entrañas de la pelea, debe estar alerta su majestad, entrara en zona de guerra.

A la noche siguiente partí con las palabras de Hal respitiendose en mi cabeza una y otra vez. Wilhem y yo recorrimos la salida de la capital agachados en el carruaje, pues nadie debía enterarse que la emperatriz se iba, mientras que Waldemar era quien manejaba el carruaje fingiendo ser un simple cochero.

ROSA INVERNALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora