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Pasaron los días y poco a poco fueron reconstruyendo el palacio; mandamos a traer mas gentes de Occidente para que vinieran a ayudar, incluso Aynur fue una de los que llegaron a la capital. Todas las noches ondeaba la bandera y el fuego iluminaba el palacio. Kiril mandó a traer un pintor solo para que reconstruyeran la pintura de Iorak.

Era el dia de mi cumpleaños, pero como teníamos muchas labores, por lo que les pedí que no perdiéramos el tiempo en celebrar y es que ha decir verdad, cumplir años me sentaba muy mal, pues me hacía recordad que yo pasaria mas años en esta tierra sin Iorak.  Por la tarde salí a dar un paseo por la capital y asegurarme de que no hubiese Yaquis escondidos entre los edificios vacíos;  a pesar de que encontramos unos cuantos estos murieron sin querer revelar por que no había nadie en la capital o cuáles eran los planes de Aleksy, pero no me importaba mas, con que Marmur fuese mía nuevamente sentía que había ganado una de las batallas más importantes.

Pasaron dos semanas y llegó la primera caravana de refugiados que regresaban a sus hogares en la capital, en esa caravana venía Agda, quien me traía mensajes de Hal y de Wren quienes me preguntaban cuándo regresaría para asi ya poder casarnos. Me daba náuseas el solo pensar en que tenía que enfrentarme a aquella situación, pero tenía que dejar de lado mis gusto personales y debía hacer lo que Iorak siempre hizo, poner primero a la corona y al imperio que lo que él realmente deseaba. Mientras Agda me contaba de la situación en la tribu del jefe Wren, pensaba en que yo había sido el único capricho de Iorak, pues todos querían que se casara con una nativa del imperio, pero el me quiso a mi... una extranjera.

—¿Entonces usted les escribirá o seré yo?

—Disculpa ¿qué dijiste?— dije dejando de mover la cuchara de plata de mi taza

—¿Quién le escribirá a Hal sobre su boda con el jefe Wren?

—Ah no, solo mandare una carta de aviso, pero iremos a la boda

—¿Iremos?

—Si— dije pensativa mirando cómo la gente pasaba por el pasillo ya que la puerta del cuarto estaba abierta— Iremos para mi boda, todo sigue igual, quiero que cuando llegue al dia siguiente sea la ceremonia

—Está bien majestad... solo...¿a quien se refiere con iremos?

—Ah lo siento— dije riendo levemente— Es verdad no especifique, me refiero a Wilhem, Aynur, tu y por supuesto yo

—No vendrá su bratnia duza

Pase saliva y me miré las manos que se veían algo desgastadas por la pelea de hace días — No Agda, el no vendrá

Pasamos los dias proximos alistando todo para nuestra partida. Yo fui quien le dijo a Waldemar que me iría a la ceremonia y él estuvo de acuerdo, pude ver en su mirada como se ponía triste, pero solo se atrevió a felicitarme por anticipado. Hal queria que fueramos de la capital a Mür en el bakismalan, pero las cosas en Marmur aún eran inestables pues no llevábamos tanto tiempo en la capital, por lo que le dije que no, que iríamos a caballo, pues aún había unos tramos del camino que resultaban peligrosos.

Viajamos con poco equipaje, pues después de la boda lo que quedaba de la corte se movería nuevamente al palacio de Karsiya. En un caballo iba Aynur y Agda, en otro montaba Wilhem y en otro yo, nos acompañaron dos guardias más, uno que iba al frente y otro que cuidaba nuestras espaldas. Salimos al anochecer, para llegar por la mañana a una de las partes más conflictivas del camino. Cuando entramos al tramo me puse mi capa celeste  que se perdía ligeramente con el blanco de la nieve que cubría los inmensos bosques, nos tomó un dia y medio cruzar aquel tramo sin parar pues podia ser peligroso, por lo que al salir descansamos un dia entero.

ROSA INVERNALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora