El baile comenzó y Iorak recibió un palo de madera para su danza. Mientras yo lo observaba, el movia sus piernas de una forma impresionante, batia aquel palo por los aires con tal velocidad que si alguien se atravesaba en el camino del palo, podría resultar lastimado. La fuerza en sus piernas y su abdomen eran tales que impresiono a los invitados de la noche, no solo eso, el golpe del palo en el suelo con la ritimica de la musica, eran impresionante, un gran regalo para los oídos y sus movimientos para los ojos, no solo para los mio, logre ver a a varias jovencitas de mi edad y mas grandes perder su vista en el espectacular cuerpo de Iorak.
— Es momento de irnos— dijo caminando hasta mí, después varios tragos, de largos minutos de aplausos y del cálido abrazo del jefe Raner quien lo había retado a hacer el nada sencillo Bastik.
Cuando llegamos a la cabaña imperial, yo me acerque rapido a la fogata de la chimenea pues había comenzado a nevar afuera. Iorak se comenzó a desvestir, mientras el lo hacia yo fige mi mirada en el fuego, pero escuche como se tambaleaba y hacia ruidos, pues Iorak estaba algo ebrio. Me aleje del fuego de la sala común, para pasar a la habitación y quitarme el vestido sola, pues Revna y las esclavas se quedaron en el baile y no quise interrumpir su diversion. Mientras me quitaba la ultima prenda, Iorak entro a la habitación, rápido me cubrí el cuerpo con la tela de la bata de terciopelo rojo y el me miro notando que yo me había puesto nerviosa, el no dijo nada, pero se acerco a mi lentamente.
— Quisiera verte desnuda... ¿me dejarias?
No sabia como reaccionar ante sus deseos... ¿pero yo queria? me quede en silencio y lentamente comencé a bajar la bata dejando al descubierto mi cuerpo, entonces su mirada cambio y rapido se acerco a mi, el puso su mano en mi nuca y comenzó a deshacer mi peinado, para dejar mi largo y rubio cabello suelto, mientras su labios se juntaron a los mios, para darme un apasionado y exitante beso.
— Entonces si quieres— dijo entre besos
Mi cuerpo lo deseaba tanto, habíamos pasado largo tiempo sin tocarnos, ni siquiera había practicado lo que Aynur me enseño cuando fuimos al pueblo...ni si quiera nos habíamos besado, lo que había hecho que el deseo fuera muy grande... pero otro lado de mi tenia miedo... miedo de que el volviera a ser duro y frio con migo.
El me cargo en sus brazos y esta vez yo queria que lo hiciera, me llevo hasta el borde de la cama donde me dejo sobre esta, el miro mi desnudez y vi cómo se ponia duro. acerque sus labios a mi para besarlos, entonces el me llevo hasta la cabecera de la cama, lo senté a el recargándolo sobre la cama y me puse encima de el, como aquella chica que parecia que montaba un caballo, yo le regale otro apasionado beso, cuando entonces el paso sus largos dedos por mi parte intima y casi los introducía, aquel tacto se sintio tan bien que yo solte un gemido.
Solte un gemido... por primera vez su tacto se sentia bien. Pense mientras sonreía, entonces el me toco los pecho y fue cuando perdio su mirada en estos.
— Te he lastimado— yo seguia besando su cuello ignorandolo entonces el volvió a ver su mano y vio que de ahi venia la sangre
— Oksana estas sangrando— yo baje la mirada a sus dedo y después pase los mios por mi parte y efectivamente estaba sangrando... en el peor de los momentos mi sangrado había decidido venir. El dio un fuerte respiro y me acero a el para darme un largo beso.
— No puedo tocarte si estas sangrando— dijo algo triste, yo sabia esto, pero tenia muchas ganar de poder estar con el... con mi marido.
— Lo se— dije mientras me alejaba de el y caminaba por mi bata para cubrirme, el se quedo quieto verme salir a vestirme y pude ver como el tambien se sentia impotente de que no podíamos hacer más. Puesto que no era permitido dormir en la cama con un hombre mientras sangraba, tuve que irme a otra de las tantas habitaciones de la cabaña.
A la mañana siguiente la alaviína Otila me invito a dar un recorrido a las calles del pueblo, para saludar a la gente, quienes dejaban de lado su trabajo o la cotidianidad de su día, para salir a saludarme o verme pasar a lo lejos. Sin duda alguna esta tribu tenia a la gente mas amable de todas.
El viaje continuo y fuimos a la tribu Chaak y a la tribu Jäat quienes muy amablemente nos recibieron, en el corto periodo de una semana.
Miraba por la ventana de la nave y mis ojos se topaban con un fuerte viento notorio por la nieve que flotaba por los aires; había una tormenta de nieve. Al lugar que iríamos seria a la tribu Holo, esta quedaba al norte de la capital, pero cuando decía al norte es que enserio era al norte, era la parte mas fría del imperio y quedaba en la punta norte de esta. Viajamos desde Jäat a Holo en un recorrido por los frios aires que duro tres días.
Iorak era el rey de esa tribu y el príncipe Henrik era el tutelar de la tribu, su esposa era la princesa Freyja y ambos eran los príncipes de la tribu, cuando Iorak no estaba presente ellos tienen el rango mas alto y son los gobernantes, pero si Iorak y su emperatriz están en la tribu, ellos tienen el rango mas alto y son los gobernantes. Cuando Revna me explico esto yo me quede sorprendida, aun mas porque ella me dijo que ahí el emperador tenia un castillo de hielo... literalmente hecho de hielo.
—¡Oksana! ¡Oksana!—gritaban las multitudes mientras hacíamos nuestro recorrido en trineo Iorak y yo, con la mano temblorosa por el frio y cubierta por un guante blanco de lana saludaba a la gente.
—Hemos llegado— dijo Iorak mientras entre aquella estela de nieve levantada por la cabalgata de los fuertes renos, pude ver al imponente castillo de hielo. A la entrada en los últimos escalones de una enorme escalinata de hielo se encontraba el Principe Henrik y la Princesa Freyja. Bajamos del trineo y los principes hicieron una reverencia a nosotros; cuando la princesa Freyja levanto su rostro hacia mi despues de hacerme la reverencia vi cierto parecido con la reina Annia de Skovjor.
—Pasemos a su castillo—dijo el Principe Henrik, Iorak se puso a un costado de el, mientras ambos charlaban, contrario a mi y a la princesa.
Llegamos al vesitbulo y mis ojos no creian lo que veian, Agda no mentia cuando dijo castillo de hielo, literalmente todo era de hielo, las paredes, las escaleras, los muebles, las decoraciones a excepción de las chimeneas que eran de mármol blanco y las puertas de madera blanca.
— Su majestad, por aquí— dijo la princesa intentando scarme de mi trance.
—Si, por supuesto— dije tomando el largo de mi vestido gris y seguirla.
—La llevare a la sala comun de mujeres, ahi podremos platicar mejor

ESTÁS LEYENDO
ROSA INVERNAL
General FictionCuando Oksana es destinada a casarse con el emperador de un país lejano; característico por su eterno invierno y por ser tierra de salvajes, se vera forzada a forjar su carácter apacible y alzar su voz. Entre la locura de su hermano y el afrontar...