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Ella me llevó a una sala donde había varias mujeres reunidas,  ahí tomé asiento en una silla de hielo cubierta por piel de oveja. Las mujeres hablaban entre sí mientras bebían una infusión de semilla de Nelumbo o como en Andúne la conocían, flor de loto. 

—¿Qué es lo que dicen?— le pregunte a Revna, pues Wilhem no podía entrar debido a que era un lugar exclusivo para mujeres.

—Que su color de piel es diferente y que les llama la atención el color de sus ojos— yo baje mi mirada un tanto pensativa y luego las mire, pues casi todos se sorprendían por mis ojos color avellana, ya que los ojos de todas las personas de aquí eran muy claros.

—Quisiera saber si le gustaría acompañarme mañana por la tarde a un evento de caridad—dijo la princesa Freyja mientras me entregaba una taza de porcelana con la infusión caliente

—Estaría encantada de hacerlo

—Los niños se emocionaron mucho al saber que la emperatriz ira

—¿Niños? ¿veremos niños?—pregunte entusiasmada, a lo que ella rió y le dio un sorbo a su bebida caliente. 

—A si es su majestad—ella pausó unos momentos para ver mi rostro fijamente y después añadió—No se por que tanto alardeo por sus aspecto, no tienen mucho de especial y viera que todas estas mujeres están hablando de usted, no quiero ni imaginar las cosas que estarán hablando los hombres— rió sarcásticamente y le dio otro trago a su nelumbo.

Pase otra hora platicando con la princesa sobre la tribu, para después  retirarme a  vestir pues iríamos a ver la cacería del príncipe esposo de la princesa y el rey del norte, al atardecer. Me quedé un tanto sorprendida por el comentario fuera de lugar de la princesa que me quede pensando en él todo el tiempo; mientras me vestía yo temblaba del frio, pues aquel lugar sí que era helado. Sobre mi vestido gris, me pusieron una capa verde esmeralda la cual se amarraba al frente por un broche de oro con el escudo de la casa Skarg.

 Al encontrarme con Iorak para subir a los trineos, lo salude con una sonrisa y me acerque a él discretamente—¿Quisieras decirme algo?—dijo Iorak amablemente.

—Si... la princesa Freyja...— aun no terminaba mi oración pero ya me encontraba haciendo una cara de disgusto.

—Lo sé, lo mismo pense de Henrik— dijo un tanto irritado.

—No solo es su personalidad, hay algo en ella... me recuerda a... la reina Annia—cuando dije esto el hizo una corta sonrisa y añadió

—Son hermanas

—Pero que dices ¿por qué no dijiste nada?

—Probablemente te hubieras negado a venir

—Sabes que jamás haría eso

—No lo se, una vez creí que habías escapado del castillo... ya no se contigo

—Esa vez no escape, solo baje al pueblo... jamas haria eso— Iorak me miró sorprendido por mis palabras y no dijo más. 

—Ya estamos listos su majestad, es hora de irnos— dijo uno de los esclavos de los principes, interrumpiendo nuestra conversación.

Iorak tuvo una tarde de pesca  junto al príncipe Henrik, esto era básicamente tener un zarpon filoso, mientras que los mozos se encargaban de hacer grandes hoyos en el hielo para ver las criaturas marinas y después lanzar el zarpon y cazarlas. Era una de las casas más lentas que había y más para el espectador. Yo me encontraba sentada bajo una carpa junto a la princesa, literalmente me estaba cubriendo con dos mantas de lana y algodón de la cabeza a los pies, mientras que Iorak y el príncipe Henrik estaban en constante movimiento para matar a una bestia marina de un largo cuerno.

La caza término y regresamos al castillo donde pasaríamos la noche, mientras íbamos en los trineos yo no paraba de mirar a Freyja y ver el parecido con su hermana, incluso su carácter era igual al de su neurótica hermana, la estructura de sus labios era similar y su nariz, pero el color de cabello de Freyja era gris oscuro mientras que el de Annia era gris platinado casi volviéndose blanco.

—Esta será su habitación— dijo una esclava que vestía un conjunto a pantalon todo de negro y que parecía protegerla bien del frio. 

Pese a que era una habitación construida totalmente de hielo y que la cama incluso era hielo cubierta por pieles de un pelaje gris, era una habitación acogedora.Mire la habitación sorprendía por lo tanto que llamaba mi atención le que todo fuera de hielo, pero note que la cama era pequeña, casi individual. Mi sangrado había terminado mientras viajabamos aqui, por lo que queria estar con mi marido.

—¿No habrá manera de que el rey pueda dormir en la misma habitación que yo?— le pregunte a la joven de ojos rasgados y pelo blanco.

—La princesa Freyja pidió que esta fuera su habitación

—Lo se y lo agradezco mucho, pero quisiera dormir con mi esposo— le dije a la joven, esta no supo qué hacer,  solo hizo una reverencia y se fue, a los momentos volvió junto a Freyja

—Su majestad me temo que no es posible que duerma con el rey, la cama es para solo una persona—dijo Freyja de forma seria, yo notaba que ella no quería que durmiera junto a Iorak y pensé que probablemente era una clase de plan que  su hermana le había mandado a pedir o tambien me odiaba por que por mi culpa, su sobrina no fue emperatriz.

—Agradezco su amabilidad— dije mientras cerraba la puerta de la habitación. Aturdida me senté frente al tocador y comencé a cepillar mi cabello en silencio, pero con una mente que no paraba de gritar del enojo.

El desayuno lo tomamos junto al escuadrón Kinsi, era un grupo de guerreros de élite que protegían todo el norte del imperio y que su sede principal estaba aquí en la tribu de Holo. El escuadrón Kinsi fue uno de los escuadrones que envió cientos de hombres a Andúne como parte del trato entre Andúne y Norduslak por el enlace matrimonial entre Iorak y yo. Cuando el desayuno termino, me puse en pie despidiendo a los guerreros mientras Iorak ya en pie sostenía una conversación con ellos, yo me dirigí a la puerta y Revna me ponía mi abrigo de piel gris.

—Su majestad me permite una palabra— dijo alguien por detrás de mí en mi idioma, yo volteé sorprendida y vi a un joven guerrero, le dije con la mirada a Revna que nos dejara a solas y entonces el joven prosiguió—Vengo a entregarle esto, es una carta de... no puedo decir su nombre—dijo mirando en todas direcciones de forma discreta— Pero es alguien que le tiene mucho cariño, el cuido de usted cuando se quedó huérfana—dijo entregándome una pequeña carta. Al instante supe que se trataba de Plutarch, por lo que la tome y la escondí en los bolsillos de mi vestido azul opaco.

—Gracias— le dije al joven de ojos grises. El agacho su cabeza en forma de reverencia y rápido se alejó de mí, cuando voltee a la mesa donde hablaban los guerreros vi que Iorak me observaba serio, intentando comprender la situación.

Llegada la tarde iría con la princesa Freyja a visitar a los niños huérfanos. Camino al orfanato Freyja me explicaba todo y platicaba conmigo afablemente. Me explico que la ciudad se encontraba bajo la tierra, pues las temperaturas al intemperie eran muy bajas, me explico que solo salían a las calles por motivos muy importantes, como nuestra visitas.

Al llegar al lugar los niños y niñas nos recibían con mucho gozo, yo me encontraba sorprendida pues nunca había visto tantos infantes, en Andúne muy apenas tenía contacto con adultos; pero me calmaba saber que si era buena con ellos y que estos también les agradaba mi presencia. Mientras estábamos en el lugar vi como Freyja se llevaba bien con los niños y niñas del orfanato por lo que la mire con otros ojos, sentía que la había juzgado mal y que realmente era una mujer buena.

Una pequeña llamada Zoi me obsequio una muñeca hecha de lana- Naj at ú—dijo la pequeña de rizos lila, lo que significaba que era para mi. Tome la muñeca y observe sus detalles, esta incluso tenía una corona con hilos dorados y le sonreí, sabía que se refería a que la muñeca era yo.


ROSA INVERNALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora