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Llegada la noche, le pedí a mis esclavas que me ayudaran a tomar un baño antes de bajar al pequeño baile que se haría en nuestro honor.

Me vistieron con un vestido rosa palo, me puse el broche de rosa que me había obsequiado mi hermano y único objeto que había traído conmigo de casa, solté mi melena rubia y colocaron una corona de oro obsequio de mi marido el dia que me nombró emperatriz y baje a la recepción. Todos me observaban y seguían con sus miradas, las mujeres por mi vestimenta y los hombres por ver a una mujer ajena a las de aquí, me reuní con mi marido y ambos tomamos asiento al final del salón de baile, donde este comenzó. La gente danzaba y danzaba al sonido de los tambores y los instrumentos tribales que persistían en la región y uno que otro del nuevo mundo como el arpa. El cual era muy usado en mi antigua casa en el reino de Andúne.

Pasado el rato Saleh quien también había sido invitado al evento pidió bailar conmigo a lo que accedí y mi marido también, ambos bailábamos contentos a los ojos de todos pues era la primera vez que veían a su emperatriz bailar.

Había ido por una copa con Wilhem acompañándome a todos lados; pase en silencio por un grupo de mujeres y vi como estas se burlaban, más no entendía el porque, entonces discretamente pase de ellas y le pide a Wilhem me dijera que fue lo que dijeron.

—Su alteza imperial, es mejor dejar de lado los comentarios de las personas

—Whilhem te di una tarea y como mi esclavo debes responder a esta —hasta yo misma me había sorprendido de mis palabras tajantes y de haber utilizado el denigrante término de esclavo.

—Hablaban de usted y de cómo no ha hecho bien su labor de traer un heredero al imperio— cuando escuche eso, baje mi mirada triste y me quedé en silencio, para después continuar mi paso por el salón en silencio con Wilhem por detrás; volví a tomar asiento y solo ahogue mis penas en mi copa, mientras Iorak parecía contento al hablar con la princesa Lilianka y otros hombres cortesanos.  Observaba como todos interactuaban y tenian un buen momento, pero a pesar de que quería evitar que los comentarios me afectaran no podía dejar de pensar que ya había pasado medio año y aun no me embarazaba. 

A la mañana siguiente se nos indico que iríamos de cacería, Revna y mis esclavas me pusieron un vestido cafe, el cual cubría mis brazos dejaba al descubierto mi escote, por encima me pusieron un corset de cuero, a mi cadera amarraron un cinturón de cuero café que iba a conjunto con mi corset, para empotrar mi espada, en lugar de llevar mis zapatillas pusieron unas botas de montar que me llegaban casi hasta la rodilla y que se anudaban por enfrente, por debajo de estas mis medias de lana café que me llegaban por encima de las botas. Mis guantes de piel y me colocaron una boina café, mientras que el largo de mi cabello quedaba suelto por una media cola.

En el patio me tope con la figura de todos el rey, la reina, su hija la princesa Lylia, así como su hija la princesa Lilianka quien vestía un vestido amarillo opaco con flores café de terciopelo, esta llevaba su cabello lila recogido. Nos encontrábamos  listos para ir de cacería incluso por fin nos acompañaba el hijo menor del rey y la reina, Grigori, quien pasó a saludarme y hacerme una reverencia.  Mientras yo  observaba a Lilianka, esta platicaba con Iorak entusiasmada, mientras a mi me hervía la sangre, pues a todos parecía agradarle la chica; pero no me sorprendia, por supuesto que su familia la prefiriera a ella en lugar de a mi.

—Su majestad imperial— se escuchó por detrás de mí, voltee y era Wilhem con un arco a mi medida y flechas.

—Gracias Wilhem — el me ayudo a acomodar mi flechas a un costado de mi caballo y el arco en mi espalda —¿Puedes decirme de qué hablan? —dije mientras observaba a Iorak y a Lilianka despistadamente.

—Ella le dice que está contenta de volver a salir a casar con el emperador como en los viejos tiempos— cuando Wilhem me dio la traducción yo tensé mi mandíbula y me dirigí a mi caballo. Wilhem me ayudaba a subir cuando Iorak se dio cuenta que ya estaba arriba.

—Disculpe Oksana, no note que ya se subía a su caballo, le hubiera ayudado— dijo apenado, mientras Lilianka me miraba seria.

—No se preocupe su majestad, para eso dejo a mi disposición a Wilhem — dije sonriendo, pero de forma seca. 

 Todos subieron a sus caballos, además de los nobles, nos seguían a caballo personal diplomático como consejeros, secretarios entre otros, es decir todo el Kontze. Un gran séquito para ir a casar. Pensé mientras tomaba las riendas de mi caballo café. 

Todos cabalgábamos tranquilos siendo guiados por el cazador experimentado que conocía el helado bosque y nos ayudaría a encontrar ciervos. Pasaba el tiempo, hasta que nos topamos con la figura de uno,  como Iorak era el invitado principal y el emperador se le permitió cazar al ciervo más grande, el cual cazo sin problema alguno. Continuamos nuestra travesía y veía como Lilianka juntaba su caballo al de Iorak para estar más cerca de él, dejándome a mí por detrás de ellos. Este movimiento era notado por todos quienes incluso buscaban ver mi cara para ver mi reacción.

Yo molesta intentaba distraerme en la cacería, cuando Lilianak gritó— Ahí está uno, es mío — y vaya que era de ella, le disparó al poco tiempo de encontrarlo y así hizo con otros dos mas que encontró en el camino. Los demás no paraban de alagar la perfecta cacería de la princesa, incluso Iorak le aplaudía a lo que yo comenzaba a ponerme nerviosa. 

Me mentalice de que tenía que casar algo, lo que fuese, pues no quería ser ridiculizada por ser una terrible emperatriz que no hablaba el idioma, no podía establecer contacto con Iorak, que no estaba embarazada y ademas no servia para la caza; no como las mujeres de aquí, que casi nacían cazando animales del bosque.

ROSA INVERNALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora