CAPÍTULO 11

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Tocan a la puerta y ya sé de quién se trata, Rodrigo, puesto que son las 6:25am y no espero a nadie más, camino hacia la puerta, levanto un poco la cortina que cubre una de las ventanas alrededor de la puerta, me cercioro de que es él y le abro, al entrar Rodrigo posa sus manos en mis mejillas y sin pensarlo dos veces me da un beso en los labios, el cual intenta profundizar pero no se lo permito.

-No hagas eso Rodrigo...- Le digo a modo de regaño.

-¿Qué? ¿El mini beso? Pues si no te gustó devuélvemelo.- Me dice con una sonrisa pícara señalando con su dedo índice a sus labios.

-Sabes que no lo haré.

-Bueno si tú no lo haces, yo sí.- Se vuelve a acercar a mí y me besa, intento apartarlo pero quedo atrapada entre la pared y su cuerpo, su lengua trata de escabullirse dentro de mi boca y para lograrlo comienza a acariciar suavemente mis mejillas, mi cuello, parte de mi pecho y mis hombros y de vuelta a mis mejillas en un intento de relajarme mientras mueve magistralmente su boca y lo logra, me dejo llevar por el suave movimiento de sus labios y por sus caricias que activan mi piel.

No pensé estar tan necesitada hasta ese momento, sentir su boca, su cuerpo, su acelerada respiración y sus manos tocar una mínima parte de mi piel, me trae recuerdos inolvidables y muy calientes con él.

Entrelazo mis brazos por su nuca y lo pego más a mí, una de sus manos recorre mi costado, desde mi brazo, mi cintura, mi cadera hasta llegar a mi trasero, acaricia una de mis nalgas por encima de mi short de pijama y le da un leve apretón.

Al sentir eso el deseo se incrementa pero mi parte racional también regresa para decirme que no está bien lo que está sucediendo, retiro mis brazos de su cuerpo y me alejo un poco de repente como si su cuerpo ardiera, Rodrigo me mira orgulloso por lo que acaba de conseguir y sonríe abiertamente.

Me acerco a la puerta y la cierro de nuevo, está muy temprano para que las cámaras de seguridad de la calle comiencen a grabar, es decir, mis vecinos chismosos, Rodrigo aprovecha esa posición y me abraza por la espalda, su respiración choca contra mi cuello y me estremezco más por placer que por incomodidad, sus manos en mi abdomen me estrechan más hacia él y da un par de besos en mi hombro.

-Te extraño Angelina, no te imaginas cuánto.

-Rodrigo... No creo que esa sea una conversación apta en este momento.

-¿Entonces cuándo? Llevo años preguntándome ¿Por qué te alejaste? ¿Qué hice mal? Para que todo entre nosotros acabara. Te desapareciste y cuando te volví a encontrar ya estabas casada, necesito respuestas.

-Buenos días tortolitos.- La voz de mi madre nos sorprende, al voltear vemos su rostro relajado y sonriente, ella siempre ha sido muy liberal y no se entromete en nuestras vidas más allá que para dar un consejo, así decidiéramos prostituirnos doña tormento y yo, mi madre lo aceptaría.

-Suegritaaaa... Qué alegría verte, hermosa como siempre, incluso acabada de despertar.- Rodrigo me suelta y abraza a mi madre, ellos tienen una buena relación, demasiado buena diría yo.

-Es muy temprano, ¿A qué se debe el milagro? Te le escapaste a tu mujer, supongo.

-Yo también me alegro de verte.

-¿Angelina ya te ofreció algo para desayunar?

-¿Qué? Yo no le voy a cocinar, si quieres que él coma hazle algo tú madre, ven Rodrigo, vamos al patio a hablar.

-Sabes que no me agrada mucho estar en la cocina, bueno Rodrigo te quedaste sin comer.

-Descuide, verlas es suficiente alimento para mí, el estómago lo llenaré después.

Caminamos hacia el patio y nos sentamos en una banca aprovechando que el abrasador sol aún no agobia esta parte de la casa con su presencia.

-¿Y bien? ¿Qué quieres saber?

-Ya te dije, quiero saber ¿Por qué te alejaste? Nos iba bien juntos, el amor nos acompañaba y de repente desapareciste.

-Yo te quería pero tú a mí no, para ti solo era una más.

-Algo de lo que dijiste si es cierto y es que yo no te quería Angelina, yo te amaba como nunca he podido amar a otra mujer, de ser el caso hubiese dado mi vida por ti, pero siempre me dió la impresión de que tú me querías solo para satisfacerte, que era sexo y nada más.

-¿Amarme? ¿Cómo se ama a alguien cuando se está con muchas otras? Y... No era sólo sexo lo que quería de ti, pero parecía que era lo único que me podías dar.

-Yo solo estaba contigo, ahí detrás como un perro todo el tiempo y tú no me tomabas en serio.

-¿Qué me dices de Eva?

-Ella llevaba bastante tiempo detrás de mí, me enloquecía pero era muy bonita sin duda, tú estabas toda rara conmigo, poco me hablabas y nuestra amistad estaba quebrada, al igual que tú yo también tengo sentimientos, necesidades y fue Eva quién estuvo ahí para mí. ¿Por ella te alejaste?

-Ella me contó que ustedes estaban juntos, que te dejara en paz, pensé que si habías decidido estar con ella es porque sentías algo y yo no debía entrometerme, si me mantenía a tu lado no iba a aguantar la tentación de buscarte, de querer estar contigo, de tener tu compañía.

-¿Me estás diciendo que todo se acabó por las mentiras de Eva? ¡No me jodas...! Solo estuve con ella una vez, solo esa vez, me hubieses preguntado ¿Qué pasaba?

-No lo sé, no lo pensé, me sentía herida, abrumada y bueno... La mejor opción que ví fue alejarme.

-Esto es una mierda, pudimos ser felices juntos, seríamos una familia, Ander hubiese sido mi hijo.

-Pero no fue así, la vida siguió su curso y debemos continuar con lo que tenemos y con quiénes están a nuestro lado, no le hagas daño a tu mujer, deja de serle infiel, respétala, ámala.

-Yo nunca le he sido infiel, la he respetado todo este tiempo.

-Pero me buscas, incluso acabas de besarme.

-Tú eres la excepción a la regla Angelina, no dejaré de buscarte, contigo sí lo haría, incluso si me pides que la deje para estar contigo lo haré, a ella la quiero pero lo que siento por ti no se compara con nada.

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