CAPÍTULO 12

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A Rodrigo lo conocí cuando tenía 16 años en el instituto al cual ingresé después de culminar la escuela, él es dos años mayor que yo y tiene más experiencia en todos los sentidos, a pesar de que no estudiábamos lo mismo en cuánto nos vimos la química fue inmediata, comenzamos viéndonos durante el receso, luego comenzamos a tomar el mismo transporte ya que vivíamos más o menos cerca y finalmente decidimos salir, divertirnos como cualquier otra persona tratando de fortalecer una amistad.

Un día estando en su casa ocurrió lo que menos esperábamos que sucediera, tuvimos sexo, pero no un acto fugaz, parecía como si hubiésemos estado deseándonos por mucho tiempo, las ganas nos dominaron, los besos fueron desenfrenados, las caricias nos hacían retorcer de placer, nuestros cuerpos parecían haber nacido para estar unidos, en ese punto descubrí algo que intentaba ocultarme a mí misma, lo quería, estaba enamorada de Rodrigo.

Después de ese día los encuentros sexuales fueron frecuentes, en público nos tratábamos como un par de amigos normales y hasta nos peleábamos como hermanos, pero al momento de estar solos nos devorábamos como fieras, ansiábamos que eso sucediera, en ese punto ninguno de los dos tenía pareja y nosotros tampoco lo éramos, teníamos la libertad de estar con cualquier otra persona pero terminábamos en los brazos del otro, nos apoyábamos y acompañábamos siempre.

En ocasiones sentía celos porque al ser tan atractivo y maduro, Rodrigo atraía las miradas y atenciones de muchas mujeres que se le ofrecían en bandeja de plata, él no les era del todo indiferente pero según lo hacía para despistar, eso me hacía dudar en cuanto a confesarle mis sentimientos, temía que no me tomara en serio o que se alejara y se acabara nuestra amistad.

Hasta aquel día en que Eva me confesó que había tenido sexo con él, además de mostrarme la conversación en su celular dónde pactaban el día y la hora del encuentro, no le dije nada y sólo me alejé, me retiré del instituto, esa idea venía rondando mi cabeza hacía mucho pero Rodrigo insistía con que terminara la carrera, pero no estaba dispuesta a seguir estudiando algo que no me gustaba y aparte ver a Rodrigo en brazos de otra, una a la cuál detestaba y él lo sabía, me sentí doblemente traicionada, primero por haber tenido sexo con ella y segundo por haber sido ella habiendo tantas otras.

Sufrí mucho los primeros meses, mi mamá estaba al tanto de todo, ella siempre ha sido mi confidente, así que me apoyaba y consolaba, decidí que no me dejaría vencer por ese obstáculo en mi vida y busqué otro lugar dónde estudiar y olvidarme de todo, un par de años después conocí a Diego, no volví a hablar con Rodrigo ni a verlo hasta que como él lo dijo me encontró y ya yo estaba casada, hasta que Diego murió y Rodrigo ya comprometido con alguien más entró a mi vida nuevamente para apoyarme y ayudarme a superar toda la situación, he tratado de mantenerlo alejado por respeto a su relación pero no me había dado cuenta de que mi piel aún desea su tacto y me desestabiliza al estar tan cerca de mí.

-¿No vas a decir nada Angelina?

-No me esperaba nada de esto... No... esperes que te pida que la dejes para que estés conmigo porque no lo voy a hacer, sabes cómo soy y sé que no eres capaz de dejarla, estás con ella porque la quieres, es importante para ti y respetaré eso.

-Siempre tan correcta pensando en los demás.- Rodrigo sonríe con amargura. - Dime algo con total sinceridad ¿Ya no sientes nada por mí?

-Rodrigo yo...

-Quiero la verdad Angelina, por favor.

-No sé si sienta amor aún pero sí te deseo, recuerdo las salidas clandestinas, cada momento a solas aprovechado al máximo, lo bien que nos iba... En... El acto, pero eso hace parte del pasado y de los recuerdos.

-No tiene que ser así precisamente, solo es cuestión de que te decidas, podemos tener salidas clandestinas nuevamente y entregarnos al pecado o puedes ser mi mujer si así lo prefieres, una familia junto a Ander.

-Entonces ¿Quieres tener dos proteínas en el mismo plato?

-No quiero dejarla y venir arrastrándome hacia ti para luego quedarme solo, ya me pasó una vez y fue justamente contigo.

-Si te digo que sí, la dejas a ella y lo nuestro no funciona, también te quedarás solo.

-Es un riesgo sí, pero así es la vida, pero bueno... Me encantó verte de nuevo y compartir contigo esta amena conversación pero ya me tengo que ir.

-Está bien, te acompaño a la salida, también me gustó verte.

-Pero antes...

-¿Qué?

Rodrigo me tomó por sorpresa al sujetar mis muslos y levantarme sin ningún problema, para evitar caer enrollé mis piernas alrededor de su cadera y mis brazos alrededor de su cuello, dejando mi rostro justo frente al suyo, cayendo en su trampa, sonriendo triunfal sabiendo que me tiene atrapada en sus brazos tal como lo hacía antes.

-Eres preciosa, los años han hecho maravillas contigo, me alegras la vida con solo ver esa sonrisa o esos brillantes ojos.

-Mmm... ¿De cuándo acá tan poeta? Antes no eras así.

-Pues ya ves que hay cosas que han cambiado y otras que no.- Finalizó la frase y atacó mi boca en un beso que dejaría sin aliento a cualquiera, después de un par de minutos me libera y se marcha, dejándome con mi centro tan encendido como mojado, más que nunca.

🔶🔸🔶🔸🔶

-¿Qué fue todo eso Angelina?

-Eso fue el pasado mamá, el pasado recordándome que aún está vivo y muy presente.

-¿Confundida?

-Más que nunca, me debato entre hacer lo correcto o dejarme llevar.

-¿Sabes qué haría yo en tu caso?- Niego con la cabeza. -Haría lo que me diera la gana y me comería a medio mundo, principalmente a los papasitos de Rodrigo y Jason.

Jason... Ese es otro cabo suelto en mi vida, si acepto alguna de las propuesta de parte de Rodrigo probablemente perderé cualquier esperanza que pueda tener con Jason. Seguirle el consejo a mi madre era una opción tentadora pero de pensarlo a hacerlo hay un abismo grande, no me creo capaz pero nunca se sabe.

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