CAPÍTULO 44

47 8 41
                                    

Narra Jason


-Debo admitir que estoy impresionado, pensé que te esconderías bajo las faldas de Angelina y no vendrías.

-No soy ningún cobarde.

-Entonces vuélveme a llamar payaso en mi cara.- Sonreí con malicia, le tenía tantas ganas a ese tipo desde la primera vez que lo ví con Angelina que no me importaba lastimar mis heridas con tal de dejarlo vuelto mierda.

-Si eso quieres, Payaso.

Rodrigo saltó hacia mí tan enojado que parecía no pertenecerse, traté de esquivar el primer golpe pero su puño alcanzó a rozar mi mandíbula y con su otro puño me golpeó en las costillas, por suerte no fue del lado donde tenía la herida.

Aproveché su cercanía y con mi codo golpeé su espalda dos veces, una de ellas muy cerca a su nuca, se separó al instante y golpeé su rostro, mi puño impactó directo a su nariz, un hilo de sangre salió por una de sus fosas manchando sus labios a la vez.

Mi sonrisa se expandió y ví a Rodrigo sonreír también, eso me desconcertó pero lo disimulé, me mantenía observándolo sin borrar mi sonrisa, quería que viera cuánto disfrutaba el momento.

-Me sorprende que seas un buen rival.

-Uno que ya ganó, porque Angelina está conmigo, tú solo eres una escoria.

-Lástima que seas un triple hijueputa, comenzabas a agradarme.- Dijo encogiéndose de hombros, con lástima fingida.

Volvió a atacar pero esta vez no falló, golpeó mi mejilla haciéndome retroceder un poco, el siguiente golpe fue a parar a mi antebrazo aún suturado por los cortes con la ventana rota, comencé a sangrar inmediatamente.

Su otro puño impactó contra la misma mejilla que había golpeado haciéndome caer al suelo, en ese momento Rodrigo se percató de la sangre en mi camisa, se agachó para quedar a mi altura y en dos tirones deshizo los botones de mi camisa, no sabía qué intentaba hacer pero de todos modos traté de resistirme inútilmente.

-Estás herido.- Dijo más para sí mismo que para mí. -Estás mal viejo, ¿Por qué quisiste pelear conmigo si no estás en condiciones?

-Porque sentí que me la debías y por Angelina hago lo que sea.

Rodrigo se levantó del suelo y me tendió su mano, dudé por un momento pero igual la tomé y con su ayuda me levanté del suelo, me miraba extrañado, parecía tener un debate interno.

-No pelearé contigo, no así, si gano no sería un victoria limpia, parecerá que me aproveché de tu condición para ganar y así no acostumbro a hacer las cosas.

-Entonces quieres quitarme a mi mujer pero en una pelea tienes honor, eso no tiene lógica.

-No sabía que Angelina estaba contigo y siendo sincero aunque lo hubiese sabido no cambiaría nada, seguiría intentando tenerla, el problema es que aunque te gane peleando no seré el ganador en esta batalla, ella es quien elige con quien estar y parece que quiere estar contigo.

-¿Eso te dijo?

-No, pero no hay que ser un genio para saberlo, solo me pidió que me alejara de ella, que sería mejor así.

-Entiendo.

-¿Esos golpes también te los hiciste peleando por ella?

-No.- Suelto una risita, no sé porqué pero el tipo no me parece tan desagradable ahora. -Ayer tuve un inconveniente.

-¿Inconveniente? Ibas saliendo del baño y la puerta te atacó ¿O qué?- En ese punto ambos estábamos sonriendo.

-No, si fue peleando pero no por Angelina, alguien me atacó y me tuve que defender.- Rodrigo me miraba con los ojos achinados, tenía uno de sus brazos sobre su abdomen, el codo del otro brazo estaba sobre ese, tomándolo como base de apoyo mientras que su mano sujetaba su barbilla y su dedo índice tocaba sus labios. -¿Qué?

-Estoy esperando que me cuentes como quedó el sujeto, quiero creer que quedó peor que tú, mejor dicho quiero pensar que eres un buen rival para una pelea épica.- En ese punto me carcajee.

-Lo golpeé sin duda, lo que no sé es cómo quedó, te avisaré cuando mejore para que podamos tener el encuentro que tanto deseas.

Uy! Eso sonó sexual, lamento decepcionarte pero no eres mi tipo.- Reímos unos segundos debido a su comentario, me sentí algo tonto por lo que dije.

-Mi nombre es Jason.- Le dije tendiéndole mi mano.

-Yo soy Rodrigo, de haberte conocido en otras circunstancias creo que seríamos amigos, no eres tan desagradable después de todo.

-Lo mismo digo.

-Ya que no vamos a pelear y una conversación entre los dos sería algo extraña, entonces me iré.

-Concuerdo contigo.

-Hazte ver esas heridas y Jason, cuida a Angelina, ella es una gran mujer, es muy especial para mí y por favor no la hagas sufrir porque te prometo que aprovecharé cada oportunidad para tratar de conquistarla, recuerda que amigos no somos.

-Tendré en cuenta tu amenaza y cuando mejore te avisaré aunque siendo sincero espero no volver a verte.

-Lo mismo digo.- Rodrigo se alejó y cuando estuvo a punto de subirse a su moto volví a hablar.

-Espera un momento, ¿Cómo fue que te encontraste con Angelina hoy?

-La encontré por el Carmelo, estaba sola y aterrada, le estuve hablando pero parecía que solo su cuerpo estaba ahí, no me escuchaba, cuando reaccionó me pidió que la llevara a su casa y eso hice, por cierto... ¿Sabes qué le sucedió?

-Parece que alguien la...

-¿La qué? ¿Le hicieron daño?- Dijo exaltándose.

-No, solo le dijeron que me van a matar.

-Si eso la alteró ha de quererte.- Rodrigo sonrió con nostalgia, se subió a la moto, colocó su casco y arrancó dejándome solo.

Subí a mi auto y lo puse en marcha camino a mi apartamento, me sentí culpable por haberme ido dejando a Angelina preocupada, cuando me dejó solo con Rodrigo juré partirle la cara, él accedió y me citó a pelear, le dije que me esperara en aquel lugar mientras hablaba con Angelina, fui dispuesto a volverlo mierda pero me dí cuenta que no es como yo pensaba y que cometí un gran error al irme del lado de Angelina.

Me desvié del camino y fui directo a la casa de Angelina, solo en sus brazos puedo sanar todas mis heridas, al llegar ella me recibió sorprendida pero me dejó pasar, sabía que se estaba preguntando por mis nuevos golpes y mi camisa deshecha pero no la dejé hablar, la abracé fuerte y la besé con pasión, nuestros corazones palpitaban acelerados y nuestro amor relucía en cada movimiento de nuestros labios.

Volviendo a AmarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora