CAPÍTULO 40

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Logré dormir gracias a los analgésicos pero al despertar casi no podía mover el brazo izquierdo, los golpes que recibí tanto en el hombro como en el antebrazo fueron realmente fuertes, además las pequeñas suturas que impedían que las heridas producto de los fragmentos de vidrio en la ventana del piloto, no me permitían flexionar el brazo.

Llamé a Susana y le pedí que viniera a ayudarme y a cuidarme como cuando era niño, ya que me era muy difícil hacer varias cosas por mí mismo, a Angelina aún no le había contado nada, recibí un mensaje de su parte temprano deseándome un buen día y lo mucho que me extrañaba, me sentía algo culpable pero prefería primero averiguar si el ataque y la ponchada de las llantas estaban relacionadas, antes de preocuparla debía asegurarme de que no fueran eventos al azar, de que realmente había alguien que quería hacerme daño.

Ya había molestado mucho a mi amigo policía con el caso de Ander, así que en esta ocasión contacté a un investigador privado para que se encargara de desenmarañar la situación, de igual forma la policía estaba informada y ellos llevaban el curso de su propia investigación.

El timbre del apartamento sonó y me sorprendí ya que no esperaba a nadie, no creí que se tratase de David o mi tía Aurora, puesto que ellos creían que estaba trabajando, Susana se dirigió a la puerta a abrir, cuando ví a la persona ingresar, cerré mis ojos, suspiré profundamente y caminé hacia mi habitación, se avecinaba un gran sermón.

-Se puede saber ¿Por qué no me contaste lo sucedido Jason?- Preguntó Angelina caminando detrás de mí, siguiéndome a la habitación.

-No es nada, estoy bien, no quería preocuparte por nada...- Respondí sentándome en el borde de la cama, ella entró, cerró la puerta y se quedó de pie mirándome con desaprobación.

-¿Nada...? ¿Te parece nada lo que te pasó? Tienes moretones Jason, además tienes puntadas en tu brazo, a mí no me parece nada...

-Mira cómo estás de alterada, no quería preocuparte.

-Soy tu novia Jason ¡Carajo! Estamos juntos en las buenas y en las malas, no tienes que ocultarme estas cosas, no debes apartarme, quiero ser parte de tu vida y eso implica estos momentos también.

-Eso se escuchó hermoso.

-¿Qué?

-Que digas con tanta propiedad que eres mi novia, eso me gusta.

-De todo lo que dije, ¿Fue lo único que escuchaste?

-Escuché todo y yo también te amo mi hermosa.

-Yo no he dicho eso.

-No... Pero sé que lo sientes, dime... ¿Cómo te enteraste?

-Me llamaron de la clínica para saber cómo seguías ya que tú no respondías tu celular, me sentí como una estúpida Jason, no tenía ni idea de lo que había pasado, sabía que algo raro había anoche porque solo me escribiste y te negaste a ir a mi casa, pero no supe descifrar qué era.

»Pudo haber sido la última vez que supiera de ti y aún así te negaste a que nos viéramos Jason, necesito que confíes en mí, que no me ocultes cosas...

-Tienes razón, lo lamento, solo pensé en no preocuparte.- Me levanté, caminé hacia ella y la abracé como pude, Angelina se refugió en mi pecho desnudo, su respiración golpeaba mi piel y erizaba mis vellos, depositó un ligero beso cerca a mi cuello el cual me hizo estremecer, la deseaba, deseaba hacerla mía, poseerla y no me importaba ninguno de mis golpes o heridas.

Con mi mano derecha tomé su mentón y levanté su rostro, sus ojos llorosos me causaron ternura, significaba que era importante para ella, sí me quería, pero eso solo hizo crecer las ganas que tenía de estar con ella, la besé y ella correspondió pero en cuanto el beso se volvió más apasionado y demandante ella lo detuvo y se separó de mí.

-Sé lo que intentas, pero no es el momento Jason, ¿Sabes quién pudo haberte hecho eso?

-No, no lo sé.

-¿Sabías que Daniel, el hermano de Diego escapó?

-¿Qué? ¿Cuándo? ¿Por qué no me habían informado? ¿Crees que pudo haber sido él?

-No sé, me dijo Elena, al parecer ella fue a verlo y le dijeron que ya no estaba, había escapado, no es normal que escape y a ti te suceda eso.

-¿Cómo supo de mí? La única vez que lo ví fue en la sala de interrogatorios y él no podía verme

-Sabe donde vivo, tal vez fue para intentar vengarse y te vió, no sé, son solo suposiciones, tengo miedo Jason, no quiero que te pase nada.

-Nada me va a pasar, tranquila, ¿Cómo estás tú? ¿Y Ander?

-Bien, él quedó con mi mamá.

-Angelina... Extraño estar contigo.

-Mira cómo estás... No es el momento para...

No le dí tiempo de terminar de hablar, la volví a besar con fiereza y con mi mano buena recorría su espalda y tocaba su trasero, Angelina no se opuso, cubrió mi cuello con sus brazos y acariciaba mi cabello, me necesitaba así como yo a ella.

La pegué más a mí, no quería que se perdiera ni un segundo de sentir la creciente erección, de cuán duro me ponía, Angelina volvió a alejarse pero esta vez para comenzar a desvestirse.

-¿Seguro que quieres que lo hagamos?

-Te deseo Angelina, no creo ser capaz de pasar más tiempo sin estar contigo, lo necesito.

Angelina sonrió con lujuria y malicia, se desvistió completamente y me ayudó a desvestir, terminó de sacar el bóxer de mis piernas pero antes de levantarse, me tomó por sorpresa su boca en mi pene.

Lo succionó, lo batió con sus manos y lo lamió muchas veces, me tenía muy excitado, pero yo quería tenerlo dentro de su vagina, no de su boca, la tomé del cabello para que se levantara tratando de no ser tan brusco, aunque creo que sí lo fuí.

La volví a besar y la fuí empujando discretamente hacia el tocador, al estar hecho de roble confiaba en que resistiría, Angelina entendió el mensaje y se sentó en él, quedaba a la altura perfecta para penetrarla.

Introduje mi pene lentamente deleitándome con la expresión de su rostro y la sensación de estar dentro de ella, nos besamos, la sujeté de su cadera y la penetré hasta el cansancio, no sin antes alcanzar la cima, ambos.

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