CAPÍTULO 57

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Fuimos a parar a la habitación de Jason, se le veía contrariado, parecía estar luchando con sus demonios en ese momento, yo trataba de mantenerme serena y un poco alejada de él, aguardando por cualquier indicio que me mostrara lo que pretendía, no quería imaginar cosas erradas, aunque deseaba que lo que estaba imaginando se volviera realidad.

-Angelina...- Al parecer ya había tomado una decisión. -Un día te dije... que era tuyo y te juro... que no he dejado de serlo.

Sus suaves y tibios labios volvieron a besar los míos, pero esta vez por la confidencia de la habitación mostraba su verdadero ser, en ese beso nos gritábamos cuánto nos amábamos, nos necesitábamos y anhelábamos seguirle perteneciendo al otro.

-Sé mía Angelina... te lo pido... sé mía...- Decía Jason entre besos procurando no separarse mucho de mí.

-Ya... lo soy Jason... te pertenezco en cuerpo... y alma.- Logré decir sobre sus labios con la respiración acelerada en exceso.

Me tomó entre sus brazos y me llevó a la cama, tuve temor de que por su estado cayéramos al suelo, por suerte no sucedió, se acostó sobre mí reposando gran parte del peso de su cuerpo sobre sus codos y nos besamos de nuevo, cubrí su nuca con mis manos y recorrí parte de su espalda y su cabello, impidiendo a su paso que se separara de mí.

Soltó con dificultad los primeros tres botones de mi camisa con una mano, la posición en la que estaba y la borrachera le estaban jugando una mala pasada, introdujo esa misma mano traviesa en mi brassier y liberó mis senos, los pezones que antes reposaban tranquilos y calentitos dentro del brassier, se irguieron al entrar en contacto con el frío del ambiente.

Las pupilas de Jason se dilataron e introdujo uno de ellos a su boca, lo succionó con un poco de brusquedad pero mis quejidos eran más por placer que dolor, en ese punto ya no había retorno para mí, si se arrepentía tendría que recurrir al nada ortodoxo método de la violación.

Abrí mis piernas para sentir la creciente erección que se vislumbraba por encima de su pantalón, Jason entendió lo que pretendía lograr con esa acción, así que él mismo comenzó a frotar su pene, apuntando hacia mi punto débil, mi clítoris.

Succionaba, lamía, chupaba mis pezones mientras que su pene jugueteaba a su antojo con mi parte íntima aún por encima de la ropa, hacía mucho no sentía tanto placer, masturbarme pensando en él no se comparaba en lo más mínimo.

Mis piernas se tensaron y los dedos de mis pies se contorcionaron y supe que no aguantaría por mucho más tiempo, Jason lo notó y me besó frenético, con una de sus manos acariciaba mis senos y su cadera continuaba moviéndose de manera ascendente y descendente, el orgasmo predicho se hizo presente, mi cuerpo temblaba un poco, mi respiración estaba errática y mis párpados se mantenían apretados temiendo abrirlos y que todo hubiese sido un sueño.

Jason se sentó a mi costado derecho y pensé que ahí acabaría todo, qué tal vez se había arrepentido de continuar, pero contrario a eso soltó el botón de mi pantalón, bajó la cremallera e introdujo su mano rumbo a mi vagina, al primer roce de sus dedos con mi clítoris me estremecí, este se encontraba demasiado sensible por la actividad anterior.

Dios! Estás tan... mojada...

Posicionó cada mano en mis costados, sujetó el borde del pantalón y lo deslizó con mi ayuda hasta retirarlo de mi cuerpo, seguido de mi ropa interior, yo misma terminé de soltar los botones de mi camisa y retirarla junto con el brassier, quedando totalmente desnuda ante él.

Jason se deshizo de su saco pero del desespero no retiró el resto de las prendas, liberó con afán su pene erecto y palpitante y con ese mismo afán lo introdujo de una sola estocada en mi vagina, no hubo dolor ni ardor, la humedad que emanaba de mí fue suficiente lubricación, Jason gruñó y yo por mi parte de grité de placer.

Levanté mis piernas a tal punto que mis rodillas tocaban mis senos y las sujeté con ambas manos para fijarlas en esa posición, dándole total acceso a Jason para que se adentrara en mí, para sentirlo aún más profundo.

Jason sujetó con fuerza la parte trasera de mis muslos para penetrarme con más audacia y brusquedad, de mi boca no salían gemidos, solo gritos de placer y una que otra inhalación de aire ya que el movimiento más mis gritos me dejaban los pulmones vacíos, me encantaba lo que estaba haciendo.

-Si sigues gritando de esa manera... me voy a venir muy rápido.- Dijo con gran dificultad por el frenético movimiento y la falta de aire.

Sus palabras roncas y entrecortadas solo consiguieron excitarme más, ser la causante nuevamente de sus eyaculaciones me llevaba al límite, liberé mis piernas pero él las apresó con sus manos para que mantuvieran la posición, como pude solté los botones de su camisa y con su ayuda la saqué de su cuerpo, los años que habían pasado solo le sumaron belleza a ese escultural cuerpo.

Deslicé mis uñas sobre su pecho, brazos y espalda mientras continuaba gritando desmedidamente, de repente Jason me besó y sentí las palpitaciones en su pene y acto seguido consiguió venirse dentro de mí, sus gruñidos y mis gritos fueron amortiguados por más besos.

Jason se mantuvo un rato en esa posición tratando de recobrar un poco de energía para moverse, creía que con lo sucedido la borrachera ya se le había pasado, casi todo su peso reposaba sobre mí y me dificultaba respirar pero no me importaba con tal de tenerlo tan cerca.

Al cabo de pocos minutos que se sintieron tan largos pero tan cortos a la vez, Jason sacó su ahora flácido pene de mi interior y se acostó a mi lado, no me atrevía a mirarlo o a hacer algún movimiento por temor a alguna desfavorable reacción, así que miraba al techo rogando porque fuese él quien hablara primero.

En vista de que no lo hacía decidí encararlo pero para mi sorpresa al voltear el rostro vi el de Jason sumido en un profundo sueño, su semblante era tan diferente, se le veía tranquilo y hasta me atrevería a decir que feliz, giré mi cuerpo hacia él y así sin ningún contacto físico pero sintiendo un poco de su calor también me entregué a los brazos de Morfeo.

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