CAPÍTULO 37

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No sabemos cuántas veces lo golpearon pero el Diego que estaba frente a mí no se parecía en absoluto al Diego arrogante de hace un rato, su rostro estaba intacto pero se retorcía en la silla del dolor, supongo que el resto de su cuerpo no estaba en una condición agradable de ver.

Jason, Elena y yo estábamos al otro lado del vidrio, nos avisaron que el supuesto Diego había accedido a hablar, que contaría toda la verdad, no estoy para nada de acuerdo con la violencia pero era eso o matarlo yo misma si volvía a llevarse a mi hijo, porque Ander es lo más importante para mí.

-Estamos esperando, habla...

-Mi verdadero nombre es Daniel Beltrán, yo... Soy venezolano al igual que Diego y soy su hermano gemelo.

-El señor Beltrán tenía nacionalidad colombiana, nació aquí.

-No, somos venezolanos, mis padres tenían muchos problemas por drogas y al nacer nosotros tuvieron que separarse, para cualquiera de los dos iba a ser difícil quedarse con ambos, al ser tan pequeños requeríamos de muchos cuidados y gastos así que cada uno se quedó con uno, nuestros padres nos registraron a ambos en Venezuela pero supongo que mi padre al migrar y ser colombiano hizo pasar a Diego como colombiano y registrarlo acá, yo me quedé con la nacionalidad venezolana pero mi madre migró junto conmigo a Ecuador.

Nunca tuve contacto con Diego, él no sabía de mi existencia pero yo sí sabía de él y tenía contacto con mi padre, mi madre quiso tener un acercamiento con él pero mi padre le dijo que no, que ya Diego tenía una madre y así debían quedarse las cosas, no quería tener que darle explicaciones a Diego o a su esposa.

»Yo nunca he tenido problemas con la ley, pero me había quedado sin trabajo y la situación estaba muy complicada, vine a Colombia con la intención de encontrarme con Diego, que me ayudara pero cuando llegué él ya había muerto...

-¿No tuvo nada que ver con su muerte?

-Por supuesto que no, no soy ningún delincuente... Un día fui al cementerio y allí estaba Carla, me dijo que era la mujer... Bueno la otra mujer de Diego, que tenían un hijo y que al morir Diego no le dejó nada, que dejó un seguro de vida pero a nombre de Angelina, averiguamos donde vivía y Carla fue a convencerla de que le diera una parte de ese dinero pero ya Angelina lo había gastado.

»Yo soy mecánico pero al estar indocumentado me es imposible encontrar un buen trabajo, así que en un momento de desesperación pensé en llevarme a mi sobrino, a Ander, con el fin de forzar a Angelina a entregarnos una parte de el dinero que dejó mi hermano, fue una mala decisión, lo sé, pero no pensaba hacerle daño al niño, no lo lastimaría.

-Esta mujer... Carla, ¿Tuvo algo que ver con el secuestro del niño?

-No, fue idea mía, en medio de mi desesperación y las ganas de ayudarla.

-Bueno... De igual forma el secuestro es un delito, eso lo convierte a usted en un delincuente señor Beltrán, vamos a corroborar lo que nos acaba de contar con las autoridades venezolanas y ecuatorianas.

-¿Qué pasará conmigo?

-Lo más probable es que lo deportemos para que cumpla su condena en su país natal.

-¿De cuánto tiempo estamos hablando?

-¿Tiempo de...?

-De prisión.

-Aquí en Colombia el secuestro simple tiene una pena de entre doce a veinte años de cárcel, no sé en Venezuela.

Me sentí mal por él, se escuchó sincero pero no del todo arrepentido, tal acusación dañaría su vida para siempre, aunque él intentó de manera malintencionada dañar la mía.

Elena lloraba en silencio, supongo que al igual que yo se sentía engañada, traicionada por la persona a la cual amó, le ocultó una parte importante de su pasado, un hijo y quién sabe cuántas cosas más.

Todo eso era realmente fuerte para nosotros, Jason mantuvo su distancia pero estuvo todo el tiempo a mi lado, salimos de allí, Jason dejó a Elena en su casa y llegamos a la mía.

Paz y mi madre al ver a Ander corrieron a recibirlo, un poco más y se lo comen a besos, mi madre siempre ha detestado cocinar pero por el regreso de su nieto se fue a la cocina con él a prepararle un plato de papas a la francesa, con salchicha y un vaso de leche con chocolate, mientras Paz preparaba un juego para cuando Ander terminara de comer.

Jason después de haber dicho que me llevaría a la estación y se iría a cambiar de ropa, continuaba a mi lado y eso me gustaba mucho, que cuidara de mí y se preocupara por mi familia me hacía sentir segura y con cada acción me demostraba su amor.

-¿En qué estás pensando?- Dijo al entrar a mi habitación, no me había percatado de su presencia.

-En todo lo sucedido, aún no me lo creo.- Mentí en un intento de no hacer crecer mas su ego.

-Por un momento pensé que podría ser yo el dueño de tus pensamientos.- Dijo y se acostó a mi lado.

-Ni que fueses tan importante.- Dije sonriéndole. -Voy a darme un baño, ya regreso.- Me levanté de la cama pero la mano de Jason apresó la mía y me hizo caer sentada en la cama de nuevo.

-Angelina... Tenemos una conversación pendiente, me pediste ayer que no habláramos al respecto pero la situación ya está resuelta, por favor hablemos.

-Está bien Jason, tienes razón, es momento de hablar.

-No ha habido un día en que no me arrepienta de lo que hice, no debí besarla pero temía que tratara de lastimarte, eres la mujer más maravillosa y especial que he conocido Angelina, te quiero en mi vida, te necesito en mi vida y necesito tu perdón... Por favor di algo... Háblame.

-Está bien Jason.

-¿Qué es lo que está bien?

-Esto

Aproveché que estaba sentada con Jason a mi lado, me acerqué a él rápidamente y lo besé, un beso apasionado y lleno de necesidad, Jason se puso de costado para quedar frente a mí, mi mano derecha acariciando su rostro y su mano izquierda acariciando mi espalda.




Capítulo dedicado a una mujer hermosa y desesperada jajajaja a LaPicolina

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