𝐏𝐀𝐍𝐒𝐘 𝐏𝐀𝐑𝐊𝐈𝐍𝐒𝐎𝐍

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17/09/2020

Querida mujer que robo mi corazón, Pansy Parkinson:

Ambas sabemos que empezamos con el pie derecho y tu izquierda me hizo tropezar varias veces.

Cuando nos conocimos por primera vez fuiste la razón por la que mi corazón latía un poco más rápido, pero en aquellos momentos no lograba comprenderlo. Fuiste de las razones por las que supe que solo los hombres no eran lo suficiente y eso me hizo exhalar demasiado. Cuando te encontré aquella noche al borde de la torre, una parte de mí hubiera muerto contigo. Quizás no éramos las mejores, porque las obsesiones siempre logran nublar nuestro juicio, pero fuiste una parte demasiado importante como para perderla. Una parte de mi se hubiera hecho trizas como tu corazón cuando supiste que te rendirías tan temprano. Tú bien sabes que la idea de rendirme también me pertenecía como mi mano derecha, sosteniéndose con fuerza de heridas y luchas... pero estuviste para sanar muchas de ellas, como yo para las tuyas.

Recuerdo odiarte tanto, que hoy en día no comprendería por qué.

Quién imaginaría que hasta el último pedazo de mi imaginación, tú eras quien extendería su mano para sacarme del pozo más profundo.

Eras una chica que merecía mucho más de lo que tenía en mano. Solo necesitabas volver a tomar la palma de las personas correctas, y lo hiciste. Estoy muy orgullosa de ti por todo lo que lograste afrontar y que, a pesar de que Zack fue el pilar que te sostuvo junto a todos nosotros, si se diera la posibilidad, ojalá puedas apoyarte de nosotros para seguir adelante. Me duele saber que ya no tendré más de las conversaciones que alguna vez imaginé en el pasado o las que ahora mismo se me vienen a la cabeza.

Estoy acostada sobre la alfombra café de mi cuarto, cada que giro mi cabeza a la izquierda, te veo allí, expulsando el humo grisáceo como la noche donde Draco intentó suicidarse. Te puedo ver sonreír de lado mientras tus ojos verdes brillan más que nunca. Puedo sentir tu respiración acariciar la mía cuando junto mi frente con la tuya, aguantando cada día que no puedo estar allí.

Aún mantengo tus palabras de aliento. Dijiste que estarías a mi lado para aplaudirle cuando llegara a la historia, pero cada vez que miro a ambos lados, no estás allí. ¿Tus promesas eran falsas? Porque creo que esta vez mi cabeza me jugó una bastante grande, pero estoy acostumbrada. Me acostumbré a que la vida me arroje como quiera. Nunca he sido feliz, ni he tenido la calidez que me proporcionaba estar con todos ustedes ustedes en la Sala Común un viernes por la noche. Nunca he experimentado una sonrisa tan cómoda y sincera como la que proyectaba en las reuniones de grupo o fiestas que organizamos. Tampoco me he reído ante un recuerdo como cuando paseábamos por mi cuarto, modelando ropa y tacones grandes para nuestros pequeños pies.

No tengo nada de eso, Pansy. Nada.

Ya no tengo nada de lo que teníamos. Ya no sonrío como lo hacía o me mantengo de alguien cuando caigo. Ya no tengo de qué pilar sostenerme cuando falto a clases porque no puedo dejar de llorar. Aún me recuesto sobre la alfombra para deshacerme del dolor que me recorre cada vez que espero que te pares frente a mí y me extiendas tu mano. Quiero oír tu dulce voz que se encuentra perdida entre mis pensamientos y me recuerdes lo que soy.

Necesito tu hombro para sostenerme.

Necesito tu mano para guiarme.

Necesito tus brazos para desplomarse en ellos.

Necesito tu sonrisa para saber que no todo se ha perdido.

Necesito tu voz para bailar tus melodías.

Necesito que estés aquí.

Te necesito.

-Kiara, desde otro tiempo en el mundo.

"The Little Dorks" 𝓐𝓷𝓲𝓵𝓵𝓸𝓼 𝔂 𝓟𝓸𝓬𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora