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Capítulo uno: Un año

Quince de SeptiembrePueblo de Luces, Inglaterra

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Quince de Septiembre
Pueblo de Luces, Inglaterra.
23:50 hs

Algo cansada, tomé mi celular y lo desbloquee.

La oscuridad de mi habitación era contemplada por la luz de la luna. Las estrellas de mi balcón adornaban la perfecta armonía. El anillo en mi dedo pareció resplandecer con la poca iluminación que destilaba la pantalla de mi móvil.

Recargué la página...

"Slytherin" Anillos y Pociones

○79.9 K ☆5.61 K □1.32 K

Sonreí nostálgica.

Recuerdo que comencé a escribir esa historia hace casi un año, por lo que no faltaba demasiado para el diecinueve de octubre. Estaba demasiado orgullosa de mi avance y lo que pude conseguir y aprender cuando decidí comenzarla.

Pero no sané como creí haberlo hecho.

Dejé el móvil a un costado y me puse de pie. Sin hacer demasiado ruido, abrí la puerta de mi habitación y caminé hacia la cocina. Abrí el cajón bajo la mesada de mármol y saqué una vela dorada que había quedado de algún festejo familiar. Tomé un plato pequeño y la caja de cerillas. Volví a mi habitación y me senté sobre la alfombra. La luz de la luna seguía alumbrando las cuatro paredes. Jugué con la esclava negra sobre mi muñeca izquierda, dejando que una lágrima cayera por mi mejilla.

Suspiré en silencio y encendí la pantalla del móvil.

[23:54]

Lo aparté, dejando que me iluminara con la hora. Dejé el plato frente a mi y encendí la pequeña vela. La cera cayó sobre la superficie para que pudiera mantenerla erguida.

Observé la llama que bailaba sobre el hilo.

—Hoy se cumple un año desde que soñé con una enorme fantasía —Mis manos oscilaban con nerviosismo—. Cuando comencé a escribir nuestra historia, Draco, sentí que estabas allí. Sentí que había vuelto a vivir todas esas aventuras. Te sentí a ti, extendiendo tu mano para cuando la necesitara. Y al final, vuelvo a extrañarte. Durante mucho tiempo no lo hice. Durante un largo tiempo me dediqué a utilizar las "teclas de mi corazón" para escribir los latidos dónde te ves reflejado. En ese largo tiempo, no te extrañé, porque te recibía en los momentos en que necesitaba de ti. Te habías vuelto mi piedra de luz y mi árbol de la vida. Eras el rayo de sol que me levantaba cada mañana para poder respirar. Saciaste todo ese dolor en mi corazón, para escribir y retratar los momentos que tuvimos juntos. Pero, ¿ahora qué? Me duele asimilar que nuestra historia terminó. Me quema destruirme cuando no te siento cerca. —Mi voz se rompió—. Necesito de tus manos para sostenerme y de tu sonrisa para... ,suspiré dejando caer una lágrima—. Anhelo que mi almohada deje de ser tu pecho y mi imaginación la única manera de verte sonreír. —Froté mis ojos, algo cansada mientras derramaba lágrimas—. Necesito que me dispares al alma, para no sentir todo lo que siento. Quiero que me mates, pero, ¿me iría contigo si lo hicieras? Porque, si así fuera, daría todo por ello. —Bajé la cabeza, saboreando las gotas saladas—. Las lágrimas me caen hasta el cuello, ¿tú las ves? —pregunté—. Me encantaría que lo hicieras, que observaras cómo me rompo en mil pedazos por ti. Tu imagen organizada de lo que armé en un maldito sueño, siempre hace trizas mi garganta. Me dueles como si hubieras llenado mi corazón de espinas, pasaras horas acariciando mi cabello y te fueras, dejándome rota. —Mis órganos se estrujaron y mis manos temblaban a cada sollozo que daba en el silencio—. Repaso las horas, los días, las semanas y los meses que te he oído decir que todo estaría bien... y no lo está. -
—Suspiré—. Hoy levanté la vista, sonriéndole a tus ojos grises. Y luego recordé que nunca estuviste frente a mí. La realidad nunca lo ha querido así, porque nunca te he visto... porque ni siquiera eres real. Quiero sentirme como una idiota enamorada con solo sentir tu perfume o desafierte para que quiebres mis labios y rompas mi corazón como recuerdo que solías hacer. Ojalá pudieras tomar mi corazón y hacerlo pedazos. Quiero que tu partida deje de doler. Quiero dejar de destilar lágrimas como si fueras mi única forma de subsistir. —entrelacé mis manos temblorosas—. Eres una herida de mierda que nunca va a sanar. Quiero verte a los ojos y quebrantar tus labios hasta hacerlos sangrar, porque eres el más grande hijo de puta que pudo haber existido. —La rabia comenzó a carcomer mis palabras—. Te metiste en mi cabeza, repartiste rosas y les dejaste, a cada una de ellas, espinas. Busco dejar de acurrucarme en la almohada e imaginar que rodeas mi cintura con tus brazos. A la vez, quiero sentir tus dedos trazar corazones rotos sobre mis mejillas. Las nubes oscuras que cargabas en tus ojos siempre han sido el afrodisíaco más letal que he podido probar. Eres como la fantasía de las heridas sobre mi piel. Anhelo descansar mi mano sobre tu pecho y sentir los latidos acelerados de tu corazón. Odio amarte y amo odiarte en cada una de tus facetas —sollocé por lo bajo, observando a la vela consumirse—. Rompeme, quiebrame y hazme pedazos porque nadie lo haría como tú. Y ese sería el privilegio más deseado de mis pesadillas. Quiero romperte como tu lo hiciste conmigo, pero no podría hacerlo. Me encantaría verte sufrir, convirtiéndote en combustible para teñir tu piel blanca. Quiero todo de ti... —El fuego lanzaba pequeñas chispas al cielo—. Feliz aniversario para mí, Draco, porque desde que desperté, todo ha sido una mierda.

[00:00]

"Slytherin" Anillos y Pociones

○80.0 K ☆5.62 K □1.32 K

Soplé el fuego, sintiendo mi pecho doler como aquella noche. Sentí que me partía en pedazos, ahogando cada sollozo que pudiera despertar a alguien en la casa.

Sentía tanto dolor que no podía explicarlo.

Cuando comencé a escribir, sentí que me había quitado un gran peso de encima. Sentía que cuando escribía todo lo que recordaba de nosotros, era como mi pequeño momento de estar allí con él y con los demás. Solía pasar cada día metida en mi computadora, riéndome de los chistes que Blaise solía contar o las tonterías de Ariana.

Solía sentir que una parte de mí no había muerto todavía.

Pero, hace algunos días, el libro fue terminado. Le publiqué al mundo mi más grande logro. Y hoy, dieciséis de Septiembre, se cumple un año de la muerte de algún pedazo de mí, que se llamó Chiara.

Gracias, pequeña Snape.

Me has hecho más feliz de lo que
creí ser jamás.

Secando mis lágrimas, la llama que se había extinguido, volvió a resurgir. Fruncí ligeramente el ceño e intenté apagarla de nuevo. El hilo de humo se mezcló con el aire y la vela volvió a encenderse. Volví a soplarla y enfrié el cordón con mis dedos para que dejara de tener ese color rojizo y caliente. La llama resurgió nuevamente.

—¿Quién carajos compró esta vela?

El fuego volvía a encenderse por más que lo intentara. Me dio algo de miedo que se encendiera por sí sola, pero junté fuerzas y tomé el plato para apagarla con el agua del grifo.

Atravesé el comedor para llegar al cuarto de baño y encender la luz. Dejé el pequeño plato bajo el grifo cerrado. Levanté la vista hacia el espejo, algo agotada, y solté lo que tenía en las manos hasta que mi espalda con la cerámica de la pared. Cubrí mi boca, sintiendo el corazón bombear sobre mis oídos y mi cuerpo desvanecerse.

Cerré los ojos, intentando calmar mi respiración.

—Esto no es real, no otra vez —suspiré temblorosamente—. Es mi cabeza dándome otra mala jugada. Esto no está pasando.

Las lágrimas volvieron a aparecer mientras apretaba mis ojos y abrazaba mis rodillas contra el suelo.

—No es real —negué antes de suplicar:— Para, por favor. Sólo, detente. —No quería levantar la vista ni volver a ver el espejo. Tenía los nudillos blancos, rogando por dejar de tensar los músculos.

Con los ojos vidriosos, tomé algunas respiraciones e intenté ponerme de pie. Las manos me temblaban con nerviosismo. Apreté mis ojos antes de levantar la cabeza y observar el reflejo.

Su figura ya no estaba allí.

La melodía del piano se siente suave al compás de las hojas.

Los árboles bailan detrás de mi ventana, moviendo sus ramas mientras mi corazón siente cada una de las partituras.

La brisa golpeaba mi rostro, haciendo que mi pecho se sintiera libre de sensaciones.

Mis ojos revolotean como las mariposas que se quedaron sobre el barandal de mi balcón.

Tus dedos levantaron mi rostro, permitiéndome ver las hermosas nubes con las que me observas.

Tu sonrisa acompañó la mía cuando me ayudaste a levantarme y uniste nuestro alrededor.

Me diste una vuelta antes de acercar tu mano a mi cintura, extinguiendo el espacio entre nuestros cuerpos.

Puedo sentir las melodías perdidas en la luz del cielo cuando tu risa llegó a mis oídos.

Entre las notas, dejo caer mi cabeza sobre tu hombro, siento tu perfume generar mil cosas diferentes.

Te oyes como la fantasía más preciada de cualquier músico.

Tu piel pálida unida a la mía, contrastada por los anillos que llevas sobre tus dedos.

Sentir la calidez de tu tacto me hizo suspirar cuando cerré los ojos, pero me obligaste a verte.

Me sonreíste con esos armoniosos labios y me diste otro giro.

Para cuando di la vuelta, con una mirada frágil, me di cuenta de que ya no estabas allí.

The Little Dorks

"The Little Dorks" 𝓐𝓷𝓲𝓵𝓵𝓸𝓼 𝔂 𝓟𝓸𝓬𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora