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Capítulo veintiuno: "Lo siento".

Capítulo veintiuno: "Lo siento"

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Chiara Dorks Snape

Siempre que intentabamos alejarnos, algo nos unía de nuevo, como si existieran lazos imposibles de romper. Habían hilos rodeando nuestros corazones, manteniéndonos cerca a pesar de que la marea nos ahogara.

Existía una ola gigante, una que ocupaba todo mi cerebro. Una que me devolvía los recuerdos, los arrollaba y rompía. Algunas memorias habían recobrado sentido en estas veinticuatro horas que volvieron a la normalidad. A una, pero no a la mía. Hubo preguntas que entraron por mi pecho y se resolvieron en mi mente. Necesitaba darle significado a todo lo que había estado sucediendo. A mi realidad.

Había comenzado a tener tantos problemas conmigo misma desde que tengo memoria, pero la recaída fue fuerte cuando tuve entre quince y dieciséis años. Había dado comienzo a mi propio derrumbe, a mis problemas de ira, a la tristeza y al dolor. Sobre todo, con la comida. Aquel problema no se había ido, ni siquiera en cada una de mis otras versiones. Antes lo causaba el dolor, lo "sanaba" por los demás, ahora, el estrés y la desesperación de no poder afrontar lo que se nos venía por delante. Quizás era similar a lo que me sucedía en ese entonces, pero de una manera muy. Sin darle importancia a que repetía la misma historia, volvía a caer en ese agujero aunque mintiese al respecto, aunque simulara haber sanado y encontrarme perfectamente.

Mis verdaderas caídas al vacío comenzaron en aquella época, sin importar qué las causara.

Draco y yo solíamos escaparle a nuestras peleas, a nuestro dolor y lo mucho que nos heríamos, porque almacenabamos un trauma tan enorme, que solo nosotros podíamos entenderlo. Tapamos todo lo demás con amor mal transmitido, con mucho miedo e ira.

«Abrí la puerta, sintiendo la ira recorrerme las venas. Draco salió detrás de mí, cerrándola.

—¡Ey! —exclamó al ver mi expresión—. ¿Por qué hiciste eso?

Tiró de mi mano y las mantuvo juntas, a pesar de que me diera la vuelta y estuviera mirándolo a los ojos. Al moverme de los suyos, me encontré con los de Parkinson. Solté su mano bruscamente.

—¿Por que estás inculpando a Harry? —susurré, dejando que se cayeran algunos libros de mis manos.

Endureció el rostro.

—Entonces sabes algo.

—No, Draco —espeté—, no sé nada —se lo arrebaté de la mano en cuanto me lo extendió.

—Sí, si lo sabes.

—¿Qué estás insinuando?

—Que te la pasas mintiendo y sólo sabes esconderte —espetó con frialdad—, como si tuvieras alguna razón para hacerlo.

"The Little Dorks" 𝓐𝓷𝓲𝓵𝓵𝓸𝓼 𝔂 𝓟𝓸𝓬𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora