𝐓𝐡𝐞 𝐋𝐢𝐭𝐭𝐥𝐞 𝐃𝐨𝐨𝐫𝐬

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Narrador omnisciente

Hace más de veinte años, Fidel, el hermano mayor de su última generación Dorks, comenzó a escribir varios borradores de un libro sobre cuadernos viejos

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Hace más de veinte años, Fidel, el hermano mayor de su última generación Dorks, comenzó a escribir varios borradores de un libro sobre cuadernos viejos. Con el paso del tiempo, fue aprendiendo y corrigiendo de sí mismo dentro de la literatura. A base de magia, creó sus propias copias de cuero. Pero, por desgracia del pueblo, nunca fue publicado. Nunca recibió el mérito que merecía.

Thomas, a fin de cuentas y gracias a sus padres, abandonó completamente su vocación para la literatura. Su hermana, Elisa, fue la única en insistirle y repartir algunas de las copias de su libro favorito. Pero esa chispa de esperanza desapareció con las palabras de su familia.

Para el mundo fue un agradecimiento directo, porque, si aquella novela hubiese sido publicada, el porvenir de las futuras generaciones Dorks, no hubiese sido tan mágico.

"The Little Doors"

Una novela escrita por Thomas Fidel Dorks

La pequeña Eli sólo tenía siete años cuando comenzó a refugiarse en algunas cuevas. O, mejor dicho, en diferentes pueblos junto a sus padres. A ella le gustaba imaginar más que vivía en la intemperie, escapando de lobos feroces y criaturas imponentes. Era mejor así que dejar que su mente admitiera que tenían otras razones para huir.

—¡Laisa, ten cuidado! ¡El monstruo va a capturarte!

La otra niña de partículas plateadas sostuvo su boca con impresión y simuló luchar contra la anomalía que las acompañaba.

—¡Eso es!

Su madre entró a la habitación con el ceño fruncido y molesto, casi temiendo que, el mismo monstruo que había creado Eli, la cazara también.

—Elizabeth, te dije que no utilizaras tu magia. —Contuvo a la niña como si pudiera hacer que sus ojos no volvieran a tornarse color plata.

Laisa había desaparecido.

—Lo siento.

—Nadie puede ver lo que haces, ya te lo había dicho.

—Sí..., no volverá a suceder.

A sus diez, con la madrugada cayendo por las ventanas, Laisa le hizo señas a Eli para que la siguiera hacia el exterior. La castaña no estaba tan segura de que era lo correcto. Es decir, sabía que no lo era, pero quizás Laisa tenía razones para pedirle que saliera. Para insistir en dar la cara al exterior, como si el mundo fuera a sanar por ello. Casi a regañadientes, obligada, salió y persiguió a la figura de pequeños destellitos que su magia había creado. Corría a través del bosque, observando hacia atrás miles de veces por si decidía arrepentirse. Por si estaban siguiéndola y Laisa había decidido traicionarla.

"The Little Dorks" 𝓐𝓷𝓲𝓵𝓵𝓸𝓼 𝔂 𝓟𝓸𝓬𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora