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Capítulo diez: Un mensaje perdido

Capítulo diez: Un mensaje perdido

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—¿Qué es lo que...? —murmuró Granger.

—¡Rehentt! —Me acerqué a él, sacudiendo su hombro.

Había dejado una mano sobre la hoja. Ahora, sus ojos eran más que dorados, y sus pupilas giraban en todas direcciones, como si pudiera ver algo.

—¿Rehentt, me oyes?

—Es... —balbuceó—. Al... Alguien está extendiéndome la daga de Chiara. No... No sé quién sea.

—¿Ves algo más? —preguntó Hermione.

—¡El libro! —jadeó—. Es el libro, el que me robaron en Hogwarts. La Confección de las Almas Doradas.

—¿Dónde está? ¿Cómo llegamos allí? —Puse las palabras unas sobre las otras, rápidamente.

—Hay muchas cosas. Muchas. Y... Hay páginas con cosas escritas, tiradas en el suelo. también hay fuego, chispas. Y...

—¿Qué?

—La sangre —susurró el pelirrojo—. Es un frasco con partículas doradas. Está sobre... Sobre... —pareció desvanecerse, obligándonos a sujetarlo—. Piedra y llaves que vuelan. Ara...

Hermione lo tomó del rostro, que palideció y lo obligó a perder el conocimiento.

—¡Rehentt! ¡¿Rehentt, me oyes?!

Un Mes Después

K... Ch... Chiara Sn... Snape.

La luz entraba por el ventanal a mi derecha. Era una mañana demasiado soleada como para pasar desapercibida. Había estado escribiendo en mi laptop desde temprano, sin despegar la mirada de la pantalla para poder continuar sumergida en la inspiración.

Un mes. Mi sonrisa creció cuando Thomas se deshizo de otro de sus Mortífagos. Treinta días donde todo mundo juraba que el alma de Elisa había resucitado en la mía. La mirada de Draco se unió a mí cuando desaparecí por las sombras. Un mes de locuras. Pansy levantó su copa, seguida de las nuestras. Veintinueve noches de lágrimas vacías. Mis dedos se deslizaron por la columna de mármol, observando los labios de Maddison unidos a los de otro Mortífago. Un mes de sonrisas en sangre. Tomé asiento sobre las piernas de Thomas, luciendo el pequeño vestido rojizo, antes de sonreírle a Malfoy cuando presionó su mandíbula. Un mes de cosas inexplicables. Mis dedos recorrieron el filo de la daga antes de enterrarla en su pecho, justo cuando sus ojos se desvanecieron de la vida. Un mes. Mis oídos oyeron el grito desgarrado de un hombre al que torturaban. Sólo fue un mes. Rehentt sonrió al dejar dos libros frente a mí. Sólo fueron treinta días... Draco corrió el cabello de la castaña, como si su mundo dependiera de ello. |

"The Little Dorks" 𝓐𝓷𝓲𝓵𝓵𝓸𝓼 𝔂 𝓟𝓸𝓬𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora