Capítulo dieciséis: À prendre ou à laisser.
Draco Malfoy
Apenas había algo de luz dentro del Gran Salón. Eran esas mismas velas infinitas y amarillentas, exactamente las mismas que las de hace varios años. Y los mismos Mortífagos que repiqueteaban sus zapatos contra la piedra, metidos en la impaciencia.
Parpadeé, agotado tras mi máscara.
Diez minutos antes.
La tomé del cuello y la arrastré hasta chocar su espalda contra la pared de la casa. Su apariencia de cabello negro, lacio, perfecto..., desapareció. Ahora era una expresión repleta de odio, con el rostro contorsionándose a su originalidad.
—¡Suéltame! ¡SUÉLTAME! —Vociferó, intentando zafarse de mi agarre.
—Asesinó a integrantes de la tropa a sangre fría —mascullé.
—¡No! —lanzó un grito agudo, desgarrándome los tímpanos.
Del monstruo salieron innumerables tentáculos que no dudaron en agujerearme la piel. Caí al suelo, siseando de dolor luego de que Thomas le lanzara un hechizo hasta matarla.
—¿Estás bien?
—Sí —mentí, intentando ponerme de pie junto a los cadáveres de jóvenes reclutados—. El bosque está repleto de estas mierdas.
—Lo sé —me ayudó a ponerme de pie—, las detesto.
Actualidad.
Todavía estaba herido, pero Voldemort decidió hacerme aparecer, directamente, en la mansión. Tuve que sostenerme de las paredes para llegar frente a él, donde me encontraba ahora mismo. Riddle tamborileaba sus dedos huesudos contra el asiento de terciopelo viejo.
—Me han llegado algunas cosas, Soul...
Me preparé para la muerte súbita. Esperé a que el cuerpo me quemara aún más, obligándome a gritar. Nada de eso sucedió. Al contrario, Arabella apareció detrás de su asiento, con el ceño apenadas fruncido y sereno. Como si Granger jamás la hubiera atravesado con una espada.
Parpadee con demasiada lentitud, verificando que Lestrange estuviera realmente allí y no fuera culpa de estar desangrándome.
—Diga, Señor. —Mi tono de voz se oscureció.
Voldemort levantó un milímetro su cabeza para dar la orden.
—Fuera, todos.
Los Mortífagos formaron filas y marcharon hasta la salida, incluso Arabella lo hizo, sin ninguna protesta o una mirada fastidiosa. Simplemente siguieron su mandato, como marionetas.
—No quiero dudar de tu lealtad hacia mí, Draco. —Sus pupilas rojas me observaron fijamente—. Realmente no es lo que deseo, pero ha pasado el tiempo suficiente como para impacientarme demasiado. —Suspiró—. Quiero saber dónde está la niña. Necesito que la traigan de vuelta —levantó su tono de voz—. No quiero verme obligado a darle el lugar a otra persona, Malfoy.
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"The Little Dorks" 𝓐𝓷𝓲𝓵𝓵𝓸𝓼 𝔂 𝓟𝓸𝓬𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼
Fanfiction💛 Segunda parte de la bilogía |Draco Malfoy| 𝓐𝓷𝓲𝓵𝓵𝓸𝓼 𝔂 𝓟𝓸𝓬𝓲𝓸𝓷𝓮𝓼 Si Chiara y yo habíamos vivido la faceta agónica de su significado, la que volvió a brotar luego de años, tenía un enigma diferente. La era de la oscuridad decidió aso...