Pokemon Esmeralda Delta: La historia de Brendan Birch.

Capítulo 11. Problemas en ciudad Portual

Ubicación: Ciudad Portual.

- Listo, muchacho. Por fin llegamos. Ciudad Portual. Ah hace tanto que no veníamos ¿no Peeko? Debiste verme en mis años mozos, Brendan. Me la pasaba presumiendo el músculo en la playa todo el día y las señoritas corrían tras de mí... pero de eso hace mucho.

- Sí le creo señor Briney. Gracias en verdad por traerme hasta acá.

- Ni lo menciones chico. Tu rescataste a Peeko, era lo menos que podía hacer. Pero ya que estamos aquí aprovecharé y me quedaré unos días en la ciudad. Hay muchos viejos amigos que siguen trabajando en los muelles.

Nuestro héroe se despidió y caminó por la playa luchando por no distraerse o dejarse llevar por la belleza de aquel lugar, de verdad quería acostarse a tomar un baño de sol. El sonido de la playa era relajante, la risa de los niños, el mecer de la marea y... ¿el llanto de una chica? Buscó de donde provenía y encontró a una chica de cabello celeste luciendo un bikini del mismo color, abrazando sus rodillas y enterrando la cara en ellas.

-Ay no... no, no, no, no... -decía la chica entregada plenamente al llanto-. Mi mamá y mi tío se van a enojar muchísimo.

- Oye ¿Te encuentras bien?¿Te puedo ayudar en algo?

- Sí... -sollozó la chica-. Perdí algo muy importante para mí. Por favor ayúdame a buscarlo, si lo pierdo estaré arruinada.

- Tranquila te ayudaré, pero dime primero que perdiste.

- Amm... es... un prendedor para el cabello, largo y con tres rombos...*snif*... tiene una pequeña piedra incrustada con los colores del arcoíris. Iba a meterme a nadar y cuando me di cuenta ya no lo traía. ¡Ay no! ¿¡Y se lo llevó el mar!? -dijo la chica volviendo a llorar-.

- Calma. Lo buscaremos juntos ¿sí? Como lo describes no creo que sea difícil encontrarlo. ¡Salgan chicos!

Sacó a sus otros 3 pokemon y juntos buscaron en la playa ese adorno. La chica buscaba con desesperación removiendo la arena como si fuera un Sandslash, de verdad debía ser importante.

De casualidad volteó y un destello lo deslumbró. Pensó que era su Beldum, pero no era un brillo tan fuerte, era algo que brillaba en la arena mojada por la marea, era el adorno que buscaba. Estaba poco enterrado y el agua subió, logrando desprenderlo y arrastrarlo pero antes de que se la tragara el mar Brendan se lanzó y pudo atraparlo.

- ¡Lo tengo! -gritó victorioso-.

La chica se abalanzó sobre él cuando vio que había encontrado su tiara.

- ¡Ahh! ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias! -dijo plantándole un beso en la mejilla que enrojeció al chico-. No sabes cuánto te lo agradezco. Es una vieja reliquia familiar y si la perdía me hubieran matado.

- Uff pues que bueno que la encontramos.

La chica le dio un abrazo ahora. Brendan se sonrojó aún más al sentir la piel desnuda de la chica. Se separaron y ella se abanicó los ojos tratando de calmarse. Brendan le extendió un pañuelo para que terminara de secarse las lágrimas.

- Tranquila, ya lo encontramos. Toma.

- Ay pero que lindo eres, gracias. Te mojaste solo para rescatar algo de una desconocida.

- Descuida, no fue nada. Cualquiera haría lo mismo.

- No, no cualquiera. Llevaba un buen rato pidiendo ayuda y nadie se acercaba. Ya me había dado por vencida cuando apareciste. Eres mi héroe. ¿Cómo te llamas?

- Brendan. Me llamo Brendan.

- Brendan... qué lindo nombre... no será fácil olvidarlo.

- ¿Y tú eres?