Capítulo 17. El monstruo de Malvalanova.

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Desde que Wally había llegado a casa, después del funeral de su madre, no había salido de su cuarto. Ya llevaba dos días encerrado. No dejaba entrar a nadie, ni siquiera a Gallade. Estaba arrinconado en posición fetal. Al otro lado de la puerta Brendan, Wanda y Gallade intentaban hacerlo salir. 

—¡Wally!... Wally por favor. No puedes quedarte encerrado para siempre. Al menos come algo, amigo. ¡Wally! No me iré hasta que abras.

Y en ese instante la puerta se abrió. Su pelo alborotado le cubría la sombría expresión en su rostro.

—¿Ya te puedes ir? No quiero verte... 

—¿Wally?

—¡Yo no quería ir a la carpa, yo quería quedarme con mi mamá! Pero gracias a ti no pude estar cuando ella... cuando ella...

No pudo completar la frase y se echó a llorar. Brendan intentó tocarlo pero Wally lo apartó.

—¡Vete! ¡No quiero verte nunca más! ¡Tú y yo ya no somos amigos!-dijo el peliverde-.

—Wally no seas así -interrumpió Wanda-. Brendan solo quiere...

—¡Tú tampoco me hables!¡Dijiste que la cuidarías y mira lo que pasó!

Wanda no pudo contestar porque Wally azotó la puerta. Brendan se acercó para tocar otra vez pero no lo intentó, sabía que sería inútil. Bajó las escaleras cabizbajo. Wanda lo alcanzó cuando terminaba de preparar su mochila para irse y ella se ofreció a llevarlo de vuelta a Ciudad Malvalona. 

Condujo hasta la ciudad y Brendan agradeció el aventón, pero antes de que bajara Wanda le dijo

— Lo siento... no pensé que pasaría esto. Al menos no cuando tú estuvieras.

—Descuida. Se que lo hiciste con buena intención. Hasta otra, Wanda.

Acto seguido, se bajó del auto y caminó perdiéndose entre la multitud. Wanda se quedó un momento a solas y empezó a llorar recordando su última conversación con su tía. Sacó el collar que le había dado, ese con una piedra con los colores del arcoiris y le dijo

—Perdóname, tía... te fallé.

***Flashback***

Poco después de que los chicos se hubieran ido a la carpa de batalla, mientras Wanda le daba  de comer a su tía notó que algo la molestaba. Cuando acabó su sopa, Wendy empezó a llorar de repente.

—Wanda... perdóname... -dijo la enferma-.

—¿Por qué lloras, tía? No me molesta cuidarte, de verdad. Al contrario me gusta hacerlo. 

—No es por eso. Es porque...*cof cof cof* hoy moriré.

La joven quedó helada antes esas palabras.

—No digas eso, tía ¿Te sientes muy mal? ¿Quieres que le llame al doctor?

—No, no te molestes. Ya no hay nada que hacer. Siento que mi momento ha llegado y lamento que seas tu quien tenga que estar conmigo. 

—Tía... ¿quieres que vaya por Wally? 

—No *cof cof cof* No quiero que Wally vea como me muero y se sienta impotente. Lo que menos necesita es cargar el peso en su corazón de que pudo hacer algo más. Ya hizo suficiente... *cof cof cof*. Por favor Wanda, él estará muy enojado, no dejes que el odio invada su corazón. Es un joven muy inocente, no conoce mucho de la vida *cof cof* y eso es lo que me preocupa. Quiero que el se olvide de mi y salga de viaje, que conozca el mundo y que haga muchos amigos. Solo eso deseo Wanda...

La joven peliverde no supo bien que decirle.

—Yo cuidaré bien a Wally, tía. Te lo prometo. Es como el hermano que siempre quise. Lo ayudaré cuando esté listo para empezar su viaje.

Pokemon Esmeralda Delta: La historia de Brendan Birch.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora