La extranjera y el borracho.

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90 mil vistas, loco!!! 90 mil vistas, me cago en mi puta madre! Recuerdo que, allá cuando tenía 7 mil vistas decía "chingada madre, esto solo es una perdida de tiempo, ¿por qué otros fics tienen 50 mil o 100 mil vistas y yo que hago cosas un poco más elaboradas no subo mis visitas" oh, esos días parecen tan lejanos. Parece que subo 10 mil vistas cada dos semanas, no saben lo feliz que eso me hace, me inspira a seguir trabajando y a no verlo como algo pesado o que solo lo hago por hacer, ya cuando sean 100 k vistas ufas las estufas, subiré la continuación del capítulo de Eula que es el más deseado (que yo sepa...claro), así que, hasta entonces la veremos de nuevo, jeje, boy :3
Lo único que no entiendo...¿Por qué tan pocos votos en comparación de las vistas?

Ok, antes de empezar, debo decir que hay imágenes muy bonitas del VentixLumine, les recomiendo las busquen

El día era realmente tranquilo: sol, viento, pocas cosas que hacer, de ahí que mi pequeña amiga y yo decidiéramos irnos a dar un pequeño paseo a levantaviento, para pasar a la costa del Halcón después de descansar un rato en el árbol, eso era lo más indicado para relajarnos.

Sin embargo, conforme nos fuimos acercando, nos percatamos de la presencia de cierto bardo que siempre huele a alcohol. Él parecía practicar con su lira, lo que es relativamente normal, aunque se notaba muy pensativo, llevándose un dedo a los labios, ¿estará componiendo una nueva canción?

Al darse cuenta de nuestra presencia, nos sonrió alegremente, mi pequeña amiga lo saludó con su manita y él se impulsó usando una corriente de viento para venir con nosotras.

-Vaya, qué casualidad encontrarnos. –Sonrió.

-Qué haces, bardo de pacotilla. –Preguntó Paimon.

-Escribía una nueva canción, tanto la letra como en la musicalización.

-Me gustaría saber cómo es la nueva pieza en la que trabajas.

-Oh, solo lo podrás saber cuando la tenga lista. Calculo que será...tal vez en dos días. Pensaba acabarla mañana, es solo que no tengo una idea concreta de qué hacer. –Suspiró Venti, abatido.

-No hay nada mejor que despejarse después del trabajo. Puedes dejar tus canciones para después y venir a descansar un rato con nosotras.

-Sí, Paimon tiene mucha energía todavía, y despejarse del trabajo siempre será una buena opción.

-Está bien. Realmente creo que es la mejor idea.

-Aunque no lo sé, de prueba podrías tocarme una, aunque sea algo corto.

-¿Tocarte una? ¿Estás segura? –Cuestionó él, sorprendido.

-Sin problema. –Sonreí. Inmediatamente después...Venti me tocó una nacha.

-¡Oye, no me refería a eso, tarado!

-Ehe ~

-¡¿"Ehe" 'te nandayo?! –Exclamó Paimon, enojada.

Tras ese pequeño incidente, él guardó su lira, acomodándose su boina para acostarse bajo el gran árbol como teníamos planeado, mirando el cielo y tratando de recolectar algunos frutos para comerlos como un pequeño entremés.

De eso no pasó mucho tiempo, en realidad, puesto que nos aburrimos pronto...especialmente Venti, que es medio desesperado para todo y solo piensa en divertirse y en beber.

Por esa misma razón, nos movimos al bosque para jugar a las escondidas. Si bien es algo más pensado para niños, realmente él tiene un espíritu infantil, incluso lo ha admitido sin problemas. Yo, con que Paimon pueda estar feliz, no le veo problemas.

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