Cita a marchas forzadas, acto dos.

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(Dios mío, me encanta esa imagen de los dos UWU se ven tan tiernos, pero a la vez llenos de lujuria y deseo...pero pobre Hu Tao, se quedará en silla de ruedas :V)

Era uno de esos días donde estaba todo tan tranquilo para mí, escribía con una nueva pluma que me habían obsequiado de Fontaine. Necesitaba tinta, naturalmente, pero no era estar mojándola a cada momento, pues este tenía un cartucho que mantenía la tinta atorada.

Estaba recargando la pluma para ese momento en especial, pues comenzaba mi jornada del día y tenía mucho papeleo por hacer, además de que planeaba redactar una carta en especial, era papel perfumado el que tenía.

Sonreí para mí mismo apenas tenía todo listo, y cuando me disponía a cerrar el frasco de tinta, algo interrumpiría mis planes.

Hu Tao entraba empujando mi puerta y yo, por el susto, dejé caer la tinta sobre mis papeles importantes...no importa cuánto avance la tecnología, siempre y cuando algo pueda salir mal por culpa de ella, saldrá mal.

-¡Zhongli, buenos días, cariño! -Fue hasta mí y me dio un beso en la mejilla. -Vamos, ¿qué es este desastre? No te la pasas regañándome porque soy muy desordenada, si tú estás igual que yo.

Simplemente torcí los ojos, quitándome los guantes para estirarle las mejillas. Algunas cosas nunca cambian, y parece que sus ansias de sacarme de quicio seguirán igual incluso si nos llegáramos a casar.

-Sigh, ahora de castigo me ayudarás a recoger todo este desastre. -Suspiré, cansado.

-¿Eh? Oye, yo te doy órdenes a ti, no al revés. Y a mí nadie me castiga, a-además tengo que ir a limpiar a mis leones.

-Tú causaste esto, al menos ayúdame. Y creí que ya habían crecido y por eso ya no los limpiabas.

-Di-digamos que tuvieron leoncitos, jeje. -Su sonrisa se me hizo de lo más tierna...pero ella no se escapará de ayudarme.

Por suerte no era tanta tinta, y mientras ambos limpiábamos, nos llegamos a mirar a los ojos, sonriéndonos, yo la tomé de la mejilla y le di un beso en los labios, solamente para notarme un poco más sonriente de lo normal.

-¿Zhongli? ¿Sucede algo?

-Nada, nada. -Seguí en mi juego.

Ella simplemente me hizo una cara de inconformidad y, cuando se vio reflejada en un vidrio, se percató que le había ensuciado la mejilla con un poco de tinta.

-¡Zhongli! -Exclamó, corriendo hacía a mí con uno de los paños que usábamos para limpiar, pero no es como que pueda alcanzarme el rostro si yo me alzó de puntillas.

Realmente desde que somos novios, suelo reírme más y sonreír mucho, aunque no he dejado de hacer corajes, incluso a ella le gusta este nuevo yo que salió a flote gracias a ella. Supongo que, después de todo, su forma de ser se me contagió un poco. Eso sí, esta faceta solo ha salido con ella, de ahí en fuera sigo siendo la persona seria que todo el mundo conoce.

Los rumores de que salíamos corrieron como la pólvora, muchos veían lo nuestro algo retorcido ya que yo tendría la edad para ser su padre, a otros les daba ternura ya que éramos polos completamente opuestos, de ahí que les pareciéramos una pareja muy linda.

Lo que a nosotros respectaba, nos daba completamente igual qué dijeran, nosotros somos felices y eso importa mucho más que cualquier otro comentario que se pueda hacer, incluso de nuestros cercanos.

Iríamos a comer un helado, que era de nuestras actividades favoritas, Qiqi pasó a un lado de nosotros, y Hu Tao se echó a correr tras ella, pero yo, reaccionando más rápido la tomé de la cadera y me la eché al hombro como si fuera un costal.

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