Expedición peligrosa, acto 2.

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Llevaba ya un tiempo siendo novia de Albedo, no me quejaba, a pesar de que no solíamos vernos muy seguido por el hecho de que cada uno tiene sus ocupaciones, él se la vive en Espinadragón en busca de respuestas y yo recorro el mundo en busca de respuestas, puedo decir que, eso no quita que él use su ingenio para sacarme una buena sonrisa de vez en cuando, incluso cuando me encuentro lejos.

Sacarosa una vez me vio en la plaza comercial y, caminando deprisa hacía mí, simplemente sonrió.

-¡Viajera! Albedo te manda esta carta, me dijo que te la diera en cuanto te viera ya que no estaba seguro de su te encontrabas en la ciudad.

-¿Hace cuánto te lo dijo? -Pregunté, sonriéndole.

-¿Unos tres días? No recuerdo bien...a ver, ¿cuánto llevo sin dormir?

Solo hice un gesto de reproche ya que, tanto a Albedo como a mí, no nos gusta que Sacarosa se desvele, pero bueno, ya tenía la carta así que, después de agradecerle, me senté en la fuente, emocionada ya que no tenía una idea de qué sería lo que me escribiría mi querido alquimista.

"Solo te escribo para decirte que te amo" Era todo lo que decía, en su caligrafía limpia y grande, pero lo importante, y que me causó más ternura, fue que eran unas pocas palabras, muy torpes, sin duda, pero que de trasfondo tenían una sola intención: decirme lo que piensa.

Albedo es de esas clases de personas que dicen lo que piensan y hacen lo que dicen, y las veces que estamos juntos, él hace cosas que demuestran que me ama.

Los recuerdos que tengo más presentes son, por ejemplo, el que hacemos muñecos de nieve, cuando puede y piensa en mí, me suele dibujar, y recuerdo que una vez Paimon me tomó una foto con el daguerrotipo y, curiosamente, en vez de quedarse con ese retrato, Albedo lo pasó a lápiz y lo dejó en su escritorio, y él hizo un autorretrato que me obsequió, y lo mejor de todo es que era uno pequeño, de ahí que, para mí, tuviera mucha más importancia.

Sin duda han sido unos meses muy lindos, solo que algunas cosas nunca cambian, para bien o mal...y por eso mismo es que he sido su conejilla de indias en cada oportunidad...sino ha sido para un repelente de monstruos, la poción para evitar el congelamiento que me dio la vez que se me declaró, un detector de megafloras, en fin.

Por suerte todas esas cosas han salido bastante bien...bueno, lo del repelente no funcionó muy bien ya que, ahuyentaban hilichurns pero atraían a toda clase de depredadores, por lo que fue mejor cambiar la formula, y cuando haya alguna prueba, no dudo que yo seré quien tenga que pasar por el proceso de experimentación.

Como estaba desocupada, simplemente tomé rumbo al laboratorio de Albedo, no negaré que me da mucha curiosidad pensar en qué tanto hará allá arriba, solo me queda dejar volando mi imaginación en ese aspecto.

Lo que era Paimon, prefirió quedarse en la tetera por evidentes razones, pues ella detesta el frío en todo el sentido de la palabra, por lo mismo es que tuve que ir sola, lo que no era malo en sí, pero también requería mucho esfuerzo llegar hasta el maldito laboratorio.

Al llegar, noté algunas cosas cambiadas, por ejemplo, el laboratorio tenía más calefacción, una cama plegable y una hamaca, en la que seguramente se podría descansar, así que apenas lo tuve a la vista, note a Albedo tan apresurado como de costumbre, pero al notar una presencia, solo se quedó quieto para luego mirar hacia atrás, sonriendo.

-La contraseña.

-Klee quemó la alfombra hace dos inviernos...

-Y tambien el cabello de Razor. Qué bueno que regresaste, Lumine. -Él simplemente me abrazó con fuerza, lo que yo hice de igual manera mientras nos meneábamos de un lado para otro, jaló mi mano hasta que nos caímos a la cama, donde simplemente juntamos nuestros dedos para mirar al techo. -En realidad te extrañaba desde hace mucho...si pudiera crear un teletransporte que pudiera llevarnos uno al lado del otro sin importar nada. (-flashbacks del doujin de Keqing y Ganyu- ¿cómo eso pudo caber ahí...?)

Drabbles sobre Genshin ImpactDonde viven las historias. Descúbrelo ahora