La nieve se puede derretir, acto dos (especial 100 k de vistas, Parte 2)

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Había pasado tiempo desde aquella vez en que me topé con Aether. Las cosas avanzaron muy rápidamente, lo que sería para sorprenderse. De igual modo...me alegraba que el tiempo hubiera pasado.

Así como el vino, nuestros sentimientos maduraron y se hicieron mejores conforme pasamos el tiempo juntos, lo que es sinónimo de, por supuesto, bellos recuerdos que se crearon entre nosotros.

Solíamos pasear en el campo, de veces por la ciudad, algunos nos miraban de forma un poco escéptica, y cuando pasó lo de mi tío, realmente quien me consoló por ello fue Aether.

Me sentía triste de que mi familia solo hablara de dientes para afuera y que deseaba restituir el antiguo régimen que, ciertamente, más que odiarlo me parecía una cosa de flojera. Hablar con tanta etiqueta, formalidad, y asistir a eventos, se me hace engorroso, por eso prefiero las cosas como están.

Siento que en realidad es culpa de mi familia el que la gente me trate tan mal, pero no hablo de hace 10 generaciones, ni mucho menos, me refiero a lo de ahora. En cuanto se supo que mi tío planeaba un golpe con ayuda de los Fatui, no es sorpresa que el recelo para conmigo aumentara.

Sin embargo, con Aether ahí, las cosas fueron más calmadas. Llegué a escuchar que lo manipulaba o que simplemente quería enredarlo para usarlo en mis planes, lo que realmente me hace hervir la sangre porque sí lo amo de verdad. Por sentido común, no digo nada al respecto y de cualquier manera, a él también le molesta.

Ya se acercaba una de las fechas más importantes de la ciudad, y esa se trataba de la celebración del día de la victoria, que es cuando la aristocracia fue derrocada y los caballeros se hicieron con el poder. Como soy parte de los caballeros, claro que debo participar, y casi siempre ese tipo de fiestas se celebra con un baile.

En una ocasión me tocó bailar con Diluc, y realmente fue fabuloso, jamás se ha vuelto a escuchar tal estruendo de aplausos, aunque eso ya tiene muchos años. Lo que nadie sabe es que...fue bastante complicado ya que no nos llevamos muy bien, o más que eso, nos mantenemos indiferentes el uno del otro.

Pero ahora, y siendo caballero honorario, Aether podía alistarse, por lo que sin duda alguna ese sería el mejor baile de celebración que tendré. Otros patanes me torcían un brazo a propósito o me pisaban a posta, y realmente él ya me ha demostrado que sabe bailar tango en pareja.

Aun así, hay mucho que ensayar...él ofreció su tetera para ello, lo que al comienzo me dio mucha risa, ¿nos íbamos a encoger y nos meteríamos en una tetera que parece de juguete? Para mi enorme sorpresa...pues sí, así fue.

El lugar era majestuoso, uno de los más bonitos que yo hubiera visto. Se encontraba sobre una montaña, en lo que parecía ser Liyue. Tenía de todo: molinos, tierras de cultivo, un parque, vides, una muy lujosa finca.

-Todo esto cabe aquí...¿cómo es posible?

-La respuesta es...magia. Sé que suena absurdo, pero no hay otra forma mejor para describirlo. En fin, hay que ponernos en acción, hay mucho por hacer.

-Oye, no aprendes a bailar de un día para otro. Toma semanas el que una coreografía salga bien.

-Bueno, ¿cómo te lo digo? Una semana aquí son doce minutos en el exterior. (Je, ¿recuerdan que dije esto en el capítulo de Keqing? Le hice este cambio ya que se me hizo muy exagerado, pero se mantiene lo que dije, ¿se esperaban que el capítulo donde se tomara esta premisa fuera justamente este? No les miento si les digo que lo llevo planeando meses).

-No dejas de sorprenderme, Aether. –Sonreí.

Con esas, ya teníamos bastante tiempo para poder hacer de las nuestras en aquella tetera. Si nos quedábamos aquí un mes, sería como si faltáramos no más de 48 minutos en el exterior, prácticamente nadie notaría nuestra ausencia.

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