One-Shots o "drabbles" como me gusta llamarles sobre Genshin Impact. Las parejas son al azar, conforme se me vayan ocurriendo, cualquier sugerencia es más que bienvenida, sea de Lumine, Aether o personajes secundarios como Sacarosa, Jean, Amber, Dil...
Sentándome a la mesa, mi enamorada parecía querer mimarme, pues vaya que este trato no creo que se lo tenga a cualquiera, trataré de sacarle información a retazos, ehe.
La mesa estaba servida con tostadas y miel, un buen té, así como un platillo que en mi larga vida he visto, aunque la verdad es que se ve muy rico. Aparte de ello, había unos huevos fritos bien tostaditos de las orillas, y la yema se veía bien cocida, la verdad es que ya me dio hambre.
-No me gusta presumir, pero soy buena en la cocina, cariño. Lo hice con mucha dedicación, y también con una pizca de amor, dicen que ese es el ingrediente secreto, ¿Qué no?
-Supongo... -Solo me pregunto si será amor por mí o por la cocina...estoy intrigado. -¿Qué es el que parece el plato fuerte? Realmente tiene un aspecto muy... "curioso" -Lisa rió ante mi pregunta.
-Es el postre, Venti. Es Balah el-Sham, o dedos de Zainab, lo aprendí a preparar en Sumeru, la verdad es que se ve y sabe delicioso. Es lo que más me pregunto si te gustará. (Dato de cultura: los postres fueron llevados a Europa por los otomanos, que a su vez se los copiaron a los árabes, y no olvidemos que Sumeru está basado en la cultura árabe)
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-Suena...delicioso. -Probé los huevos fritos y la verdad es que me sabían bien, creo que no pude ocultar una expresión de sorpresa y cuestionamiento, pero los seguí probando y, cuando menos me lo esperé, ya me lo había acabado. -Por Barbatos, estaba tan bueno, no pude medirme, apenas si le tomé gusto. -Lloré.
-Jo, ¿así que te gustó? -Ella bebió de su té de forma coqueta. -Y eso que el postre es lo que mejor me queda, aunque no es precisamente mi especialidad. Esa es la pasta.
Ambos desayunamos mientras leíamos el periódico, todo lo que Lisa preparó estaba exquisito, fuimos directamente a la sección de poemas y, como eran varios, tuve la buena idea de que nos lo recitáramos, y eso fue lo que hicimos, ella fue primero, y su hermosa voz tan melodiosa y delicada hizo que el poema, que a mi gusto estaba más o menos, sonara como el más bello que alguna vez hubiera escuchado.
Al terminar, le aplaudí con mucho ahínco, pues me pareció un espectáculo en toda la expresión de la palabra. Ella solo me agradeció con una pequeña reverencia que hizo con su cabeza, pero después tomó mis manos para impedir que siguiera aplaudiendo.
-Faltas tú, cariño. Quiero escuchar tu linda voz recitándome poemas. -Lisa leyó los que faltaban, señalando el que más le gustó. -Éste...éste es el que me convence más.
