En tiempos de guerra... (especial 60 capítulos)

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Pues bien, en aquellos momentos me la pasaba por Inazuma, todo estaría realmente tranquilo de no ser porque andaba más caliente que colcha de tigre. Paimon estaba dormida en la hacienda de Ayaka, pues ahí nos solemos quedar a dormir con eso de que ahora somos perseguidos por el ejército y prácticamente estamos prófugos, y más de uno me preguntará, "oye, Aether, ¿por qué no le haces una propuesta indecente a Ayaka si parece que le gustas" Oh, ho, noooo. No lo hago en primera, porque quizá eso pueda afectar nuestra amistad y segunda, si su hermano o Thoma se llegaran a dar cuenta...quizá me corten la cabeza y no la que tengo entre las orejas.

Por eso mismo es que, encapuchado, fui directamente al primer hotel de paso que encontré, iba de incognito así que nadie me reconocería, y bueno, era mejor para todos que así fuera, creo yo.

Claro que al ser un hotel de paso, donde suele ir gente adinerada, es más que claro que la confidencialidad es algo que se toma en cuenta, por esa misma razón a nadie de los empleados le importo que no se mostrara mi rostro.

-Mira amigo, por aquí viene gente de todas las clases sociales: jornaleros, artesanos, militares, políticos de alto rango, hasta los más cercanos a la Shogun han pisado este lugar, a nadie le sorprende ver a un cliente que quiere guardar su identidad, y mientras me paguen, ese detalle me da igual.

-Lo que quiero es que sea un encuentro a ciegas, usted ya ha de saber.

-Ahhh, cita a ciegas. -Rió el encargado con cierta diversión malévola. -Sé exactamente a lo que se refiere. Puede encontrarse con una chica...o chico, si es que también tira por ese lado.

-Solo mujeres. -Exclamé, aclarándome la garganta.

-Ok, puede encontrarse con cualquier clase de chica, así que si entra y no hay algún cuerpo de su agrado, el hotel se guarda las reservas de no regresarle su dinero, pues aquí todo es al azar.

-De acuerdo...me atendré a lo que me toque.

-Esa es la actitud, mi amigo. -El encargado me dio unas palmadas en el hombro que casi me lo rompen. -Su llave.

La habitación que me tocaba era la 57, me sentía nervioso por lo que me fuera a encontrar, había toda clase de personas en aquel hotel, mujeres sentadas en las piernas de los hombres, parejas de toda índole sexual besándose en los rincones, gente fumando y bebiendo...este tipo de lugares me dan cosa; las pendejadas que uno hace cuando la sangre se le va a la otra cabeza.

Llegué a la habitación, suspire pesado, ya había pagado, así que no quería perder un buen dinero, y bueno, la otra persona también había pagado ya, así que estaba amarrado a esa situación. En fin, abrí la puerta y noté que el cuarto estaba obscuro, era lindo, la cama se veía limpia, cómoda, las sábanas eran, seguramente, de algún material suave y sedoso.

Había toda clase de juguetes perversos en una de las mesas de noche, tanto así que incluso me asusté al pensar en qué uso se les daría. En fin, me senté en uno de los sillones a esperar a que la mujer que sería mi pareja de esa noche entrara por la puerta.

Y a los pocos segundos, así fue, una figura alta y encapuchada entró por la puerta, yo me puse más nervioso de lo que ya estaba, solo que cuando aquella mujer habló, su voz se me hizo muy familiar.

-Escucha, ni se te ocurra traer sentimientos a esto, solo será una noche y ya. Sé que me entiendes, tener ganas y no tener con quien desquitar tus deseos, aunque bueno, no debo darte explicaciones. Solo espero que cumplas mis expectativas, pues soy una mujer exigente y que no es fácil de saciar. -Rió ella, y al quitarse la capucha, me di cuenta de algo que me heló la sangre pero luego me la hizo hervir.

Era nada más y nada menos que Signora, por lo que al percatarme de eso, saqué un cuchillo que tenía en mi pantalón, apurándome para acercarme a ella y tratar de matarla.

Drabbles sobre Genshin ImpactDonde viven las historias. Descúbrelo ahora